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Lyme: la “enfermedad de los famosos” y una epidemia motorizada por el cambio climático

Cada 1 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Enfermedad de Lyme, que aqueja a uno de cada siete habitantes del planeta y se está expandiendo a consecuencia del cambio climático.

La Enfermedad de Lyme o Borreliosis es una patología de origen bacteriano transmitida por la picadura de una garrapata infectada. Por lo general, esta enfermedad puede ser contraída en zonas boscosas con abundante vegetación o también en aquellas cubiertas con hierbas que sirven de hábitat a las garrapatas, como los jardines y parques.

Es la enfermedad transmitida por garrapatas más común tanto en Estados Unidos como en Europa.

Los orígenes A principios de los años ’70, decenas de habitantes de Old Lyme, en el estado de Connecticut (EEUU), presentaron síntomas de una artritis repentina y severa, con articulaciones muy inflamadas, parálisis, erupciones y una inmensa sensación de fatiga. Recién en 1977 se describieron los primeros casos, dejando de lado las sospechas de artritis. La dolencia era consecuencia de la picadura de la garrapata de patas negras (Ixodes scapularis). Y como los primeros casos surgieron en Lyme, la enfermedad recibió ese nombre.

Garrapata Lyme

La enfermedad de Lyme es causada por la bacteria “Borrelia burgdorferi”(B burgdorferi). Las garrapatas de patas negras (también llamadas garrapatas del venado) pueden portar estas bacterias, aunque no todas las especies de garrapatas suelen portar la bacteria.

En 1981, el científico estadounidense Willy Burgdorfer, destacado entomólogo médico, descubrió que la enfermedad de Lyme era causada por una bacteria transmitida por las garrapatas de patas negras. Esta bacteria fue llamada “Borrelia burgdorferi” en su honor. Como la bacteria se aloja en ciervos, ciertas especies de ratones y de aves, entre otros, al ser picados por las garrapatas éstas se infectan y luego pican a los humanos, y también a otros mamíferos muy cercanos a nosotros, como los perros.

Epidemia de un mundo más cálido Hasta finales del siglo XX, sólo afectaba a un área específica situada al norte de los Estados Unidos, pero la globalización y los inviernos atenuados como consecuencia del Cambio Climático han facilitado que las garrapatas portadoras de la enfermedad aparezcan en regiones donde nunca habían sido un problema.

Y es que en un planeta cada vez más cálido, las garrapatas que transmiten la bacteria que causa la enfermedad de Lyme se sienten cómodas en ambientes con temperaturas superiores a los 7,2ºC y con humedades mayores al 82%.

A medida que el calentamiento global afecta el clima del planeta, haciendo los inviernos más cortos y suaves, mientras que los veranos y primaveras son más largos y cálidos, las garrapatas pueden encontrar una mayor cantidad de lugares donde prosperar.

Pero así como el cambio climático hace que el mundo sea más hospitalario con las garrapatas, también puede ser su verdugo.

Y es que el clima extremo modifica los patrones de precipitación, provocando sequías que son agresivas con las garrapatas, causando que estas se sequen y mueran; o reduciendo las cubiertas de nieve bajo las cuales hibernan y las protege durante la temporada invernal.

Sin embargo, es difícil saber si el cambio climático es finalmente un benefactor o un detractor de las garrapatas. Pero un clima más cálido favorece que las garrapatas emergen antes y permanecen más tiempo, lo que contribuye a su propagación. Este clima más cálido, sumado a una mayor propensión de vivir en zonas periurbanas, han hecho que aumente la cantidad de tiempo que las personas pasan al aire libre. Esto ha llevado a un mayor contacto entre las poblaciones y los hábitats de las garrapatas, aumentando el riesgo de contraer la enfermedad.

El caso es que la enfermedad de Lyme es una de las enfermedades transmitidas por vectores que más rápido crece en Occidente.

Un estudio de 2022, publicado en BMJ Global Health, estima que el 14,5% de la población mundial (1.050 millones de personas) ha sido infectada por la Enfermedad de Lyme en algún momento, lo que es casi seis veces la población mundial afectada por malaria, o 1,5 veces la cantidad de personas que sufren diabetes a nivel global.

Pero no todo el mundo la sufre de la misma manera: la mayor incidencia de infección se encontró en Europa central, con un 21% de la población afectada; Asia oriental ocupó el segundo lugar con un 16%, seguida de Europa occidental con un 13,5%. Los sitios de menor riesgo fueron Oceanía con un 5,5%, el sur de Asia con un 3% y el Caribe con un 2%. Las Américas presentaron un 9,4%, aunque son pocos los casos registrados en Sudamérica.

¿Cómo detectarla? Un pequeño bulto rojo, una erupción cutánea expandida y que se aclara por zonas, es la forma en que se puede identificar la picadura de una garrapata infectada con el Mal de Lyme

Al inicio de la enfermedad aparece un pequeño bulto rojo, seguido por una erupción cutánea o área roja expandida en la piel, que aparece entre los 3 y 30 días y se aclara en el centro de la lesión.

Esta enfermedad se manifiesta en tres etapas:

Etapa 1, llamada enfermedad de Lyme temprana y localizada. La bacteria aún no se ha propagado por todo el cuerpo. Se manifiesta fiebre, vómitos, decaimiento, rigidez en el cuello. Suele confundírsela con una gripe. Estos síntomas deben ser corroborados mediante un diagnóstico realizado por un especialista.

Etapa 2, llamada enfermedad de Lyme de diseminación temprana. Dura entre 30 y 60 días y puede afectar tres áreas: articular; neurológica y cardíaca. La cardíaca ocurre en menos del 10% de los casos.

Etapa 3, llamada enfermedad de Lyme de diseminación tardía. Es la etapa crónica, donde se afecta el sistema músculoesquelético (sistema locomotor) y el neurológico. Puede ocasionalmente causar insuficiencia cardíaca.

La enfermedad de Lyme puede causar complicaciones severas en articulaciones, corazón y sistema nervioso si no se la diagnostica y trata a tiempo. Y aún así, algunos pacientes desarrollan un síndrome crónico que les debilita y les impide llevar una vida normal.

Por el momento no hay vacuna disponible para humanos, y el tratamiento es a base de antibióticos.

¿Cómo disminuir el riesgo de contraer Lyme? Evitar el contacto con zonas boscosas, con arbustos o pastos altos. Si no es posible, utilizar vestimenta adecuada: zapatos cerrados, medias, camisas manga larga, guantes y sombreros. Usar repelente de insectos Transitar por los senderos demarcados en zonas con vegetación. Mantener limpios los jardines y espacios verdes. Mantener el aseo de las mascotas, para evitar que contraigan garrapatas. Fuente: Meteored