La crisis económica signada por la persistente inflación y desocupación laboral en todo el país sigue avanzando como una gangrena social que se refleja en incremento de los bolsones de pobreza.

Caleta Olivia está exenta de ese triste panorama, mientras algunos dirigentes políticos ya comenzaron a realizar promesas de campañas electorales visitando barrios donde residen familias de bajos recursos.

Así por ejemplo, hace pocos días arribó a esta ciudad el intendente de Río Gallegos y precandidato a gobernador por el FdT, Pablo Grasso, a quien le sugirieron que se mostrara en el barrio Esperanza.

Lo hizo acompañado por sus punteros políticos, uno de los cuales lució un disfraz de pingüino, como si la situación social que afrontan muchas familias de ese sector urbano estuviera para chistes, aunque es menester reconocer que Grasso recorrió un sector urbano al que no llegan los funcionarios locales.

Ciertamente, el incremento del  índice de indigencia que se percibe en el Esperanza viene siendo monitoreado desde hace varios años por gremios y agrupaciones sociales, como el Polo Obrero que ya armó diez merenderos y roperos comunitarios para atender las imperiosas necesidades de muchas familias de ese y otros sectores urbanos  periféricos.

Este martes instaló una olla popular, preparando cientos de porciones de guiso carrero con alimentos que recibió de donaciones y no precisamente de organismos públicos que deberían ocuparse de atender este tipo de cuestiones humanitarias.

No fue grato para este medio periodístico tomar escenas fotográficas de vecinos, vecinas y niños que acudieron con ollas y otros recipientes  buscar la comida.

Gran parte de ellos disimuladamente procuraban ocultar sus rostros ya que parecían sentir vergüenza de no tener una mejor calidad de vida, pero consideramos que era necesario mostrar esta realidad que es muy distinta a la  que promocionan las autoridades nacionales, provinciales y municipales de turno.