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Cerca de 9.000 cordobeses tienen como mínimo dos puestos de trabajo

Cerca de 9.000 cordobeses está pluriempleado, es decir, que tiene, mínimo, dos trabajos. El dato es aproximado, pues no existen cifras oficiales de esta variable a nivel provincial, ni siquiera a nivel autonómico. Sí hay datos nacionales. Los últimos se refieren al último cuatrimestre del año pasado y vienen reflejados en información laboral que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). A finales del año pasado, había en España un total de 20.463.900 personas ocupadas y, de ese total, 520.900 tenían un empleo secundario. Esto supone que, a nivel nacional, el 2,5% de los trabajadores recurre a más de un empleo. Si ese porcentaje se aplica a los afiliados a la Seguridad Social que había en Córdoba en la misma fecha (casi 360.000), se obtiene que en la provincia había 8.909 personas con empleo o empleos secundarios.

Si se calcula la cifra del mismo periodo del año anterior, se obtiene que en ese momento había en Córdoba 8.561 pluriempleados, lo que representa un aumento de más de un 4% en un año.

Los sindicatos reconocen que es complicado conseguir una cifra oficial, tanto por el hecho de que no existan datos provincializados como por otra clave muy importante: el pluriempleo también se da, quizá aún más, en trabajadores sin contrato.

La secretaria de Empleo de CCOO en Córdoba, Ana Belén Acaiña, hace referencia a esa ausencia de cifras oficiales, aunque sí apunta a que existe constancia de que ese pluriempleo es una realidad que cada día va a más. Aquí es importante señalar el encarecimiento de la vida con una subida de precios que, en el caso de Córdoba, lleva encadenando despegues históricos mes sí y mes también. Acaiña entiende que esa dificultad que se acrecienta cada día para poder llegar a fin de mes es una de las grandes causas de que el pluriempleo sea cada vez más recurrido. Ocurre, advierte la sindicalista, incluso en una época en la que se ha subido el salario mínimo interprofesional. «Ni con esas subidas que reclamamos los sindicatos la gente llega a fin de mes», lamenta.

Acaiña apunta también a otros fenómenos que contribuyen a este escenario complicado, como son los contratos precarios o, directamente, los incumplimientos por parte de las empresas. A ello hay que añadir una realidad que todo el mundo conoce y que, de la misma forma, es muy complicado representar con números: la economía sumergida. Muchos de esos contratos secundarios se dan de esta forma.

En cuanto a los sectores donde se produciría más este fenómeno del pluriempleo, Acaiña entiende que debe darse, por lógica, en los sectores más precarizados, como son los cuidados, las trabajadoras del hogar o, en el caso de Córdoba, las platerías.

Por su parte, el secretario de Salud Laboral de UGT Córdoba, Jaime Sarmiento, apunta a otro sector donde se conoce que el pluriempleo es una realidad, el sanitario. «En servicios públicos puede ocurrir muchas veces que en sectores especializados, como los especialistas de determinadas ramas de la Medicina, pueda darse el caso, pero no existen datos certeros, ya que no son personas que tengan una dedicación exclusiva. En estos casos hablamos de profesionales que trabajan en la sanidad pública y que luego, aparte, tienen consultas privadas. Hablamos de médicos, asistentes técnicos sanitarios y fisioterapeutas, sobre todo», detalla.

Más allá de la comparativa con el año anterior, que representa ese fuerte periodo de inflación, Sarmiento sí cree que se ha reducido el pluriempleo si se echa la vista más atrás. «Lo que sí es común a todos los sectores es que antes, con una mayor precariedad, había mayor número de pluriempleados. En el 2014 se calcula que había entre 10.000 y 11.000 trabajadores cordobeses por la precariedad existente, con contratos a tiempo parcial. Esas cifras se han venido recortando, aunque tampoco existen datos exactos», informa el sindicalista.

Sarmiento añade, además, más sectores en los que sobreentiende pudiera haber más pluriempleo. Habla de la hostelería o los trabajadores del campo (que son de campaña, fijos discontinuos), que suelen ir alternando diversas actividades en los periodos que van de una campaña a otra.

Se refiere también a la ya citada economía sumergida. «Lo que sí puede estar ocurriendo, aunque en menor medida, son los chapuceros. Son trabajadores que están en oficios estables que, después de realizar su jornada laboral, realizan economía sumergida con competencia desleal. Hablamos de sectores profesionalizados, tanto del mundo industrial (mantenimiento, instalaciones eléctricas o frío industrial) como de otros ámbitos, como es el caso de la joyería».

«Sé que no podré jubilarme a los 65»

A. M. S. es trabajadora del hogar. Limpia tres viviendas a la semana, además de la suya, y en ninguna está contratada, todo lo cobra en B. «Esto ha sido así siempre, y si no quieres hacerlo, se buscan a otra», comenta esta mujer pluriempleada que prefiere mantenerse en el anonimato. Lo malo será, reconoce, «cuando tenga que jubilarme». El sector de las trabajadoras del hogar es uno de los más precarizados y también de los que más contribuyen al fenómeno de la economía sumergida. Hace más de 20 años trabajaba en una platería de Cañero y sí estaba asegurada, pero menos horas de las que realmente echaba. Aparte, ya estaba limpiando casas.

«Empecé a trabajar muy joven, de niña prácticamente. Luego me casé y tuve dos hijos y es normal que quieras darles lo mejor», explica A. M. S., que ahora también es abuela de cuatro nietos. «Tengo 63 años, pero yo ya sé que no voy a dejar de trabajar a los 65. Si dejo de trabajar, me quedo sin comer», reconoce, sin atisbo de pena en su voz, más allá de la resignación de quien siente que no le queda otra.

A una realidad que ella ha vivido de siempre se suma ahora una subida de los precios nunca vista. Para llenar el carrito de la compra hace falta ahora más dinero que nunca y, además, en productos esenciales. «Con los tres pisos que limpio me da lo justo para pagar facturas y hacer la compra, creo que incluso limpiando un cuarto también iría cortita», bromea A. M. S., que también recuerda que muchos contratadores se aprovechan de situaciones como esta, pues «cuando les dices que te den de alta, o te responden que te echan o que te reducen el suelo para pagar el seguro».