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A 25 años de la Masacre de Ramallo, la Policía Federal investigará la sospechosa muerte de uno de los ladrones

¿Una muerte violenta puede investigarse con efectividad luego de 25 años de ocurrida? Cualquiera contestaría, «difícil». Sin embargo, ha habido casos exitosos y a eso es a lo que apunta la Justicia Federal de San Nicolás en el marco de un caso conmocionante: la Masacre de Ramallo, ocurrida la madrugada del 17 de septiembre de 1999.

Se le dice «masacre» porque fue una masacre. Tres ladrones que habían querido robar un banco en esa ciudad -y se atrincheraron con rehenes durante 20 horas- intentaron escapar en el auto del gerente de la sucursal, usando al propio gerente Carlos Chávez (54), a su esposa Flora Lacave y al contador del banco, Carlos Santillán, como escudos.

Increíblemente, en plena noche, y ante todos los canales de televisión -que habían entrevistado a los ladrones por teléfono durante todo el jueves 16-, la Policía abrió fuego. El auto del gerente terminó con 48 balazos: el contador, el gerente y uno de los ladrones murieron en el acto. Flora Lacave sobrevivió con heridas, al igual que uno de los asaltantes.

El único que salió del auto ileso fue Martín René Saldaña (23), pero no duraría mucho vivo. Lo llevaron a la comisaria 2da. de Ramallo -que estaba destinada a menores-, lo metieron en un calabozo a las 12.50 y a las 14.30, cuando una médica fue a sacarle sangre (querían determinar si tenía HIV), lo encontró muerto, colgando de la claraboya del techo de la celda.

La muerte de Saldaña llevó el escandalo más allá de lo tolerable, incluso su cuerpo fue exhumado en octubre de 1999. Su madre, Erminia Gómez, que se convirtió en querellante en la causa, siempre sostuvo que lo mataron los policías. De hecho, el expediente se caratula aun hoy «Saldaña, Martín René s/ homicidio agravado-instigación al suicidio«.

Las pericias determinaron que el auto recibió 48 impactos. Murieron el gerente del banco, el contador y uno de los ladrones. Las pericias determinaron que el auto recibió 48 impactos. Murieron el gerente del banco, el contador y uno de los ladrones. El final de Saldaña en medio de una comisaría abarrotada de policías de diferentes divisiones se convirtió en uno de los puntos más oscuros de «La Masacre de Ramallo», sobre todo porque luego se comprobó que hubo complicidad policial.

Siempre quedó la sensación de que no se llegó al fondo.

Poco mas de un mes después de la muerte de Saldaña, su cuerpo fue exhumado.Poco mas de un mes después de la muerte de Saldaña, su cuerpo fue exhumado.La cuestión del robo frustrado y el tiroteo posterior ya fue resuelta en dos juicios orales (2002 y 2004). Pero la muerte de Saldaña sobrevivió a un archivo y, por una decisión de la Cámara Federal de de Rosario, aun hoy -a 25 años de esa extraña muerte- se están cumpliendo distintas medidas a pedido de la fiscalía federal de San Nicolás, a cargo de Matías De Lello, y de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin).

Desde el 30 de agosto pasado, la Unidad Criminalística de Alta Complejidad (UCAC) de la Policía Federal empezó a concentrar el análisis de la prueba y las pericias reunidas hasta ahora. Sus especialistas serán los encargados de decidir si, por ejemplo, es necesario hacer una reconstrucción.

Erminia Gómez, la mamá de Saldaña, siempre sostuvo que a su hijo lo habían matado.Erminia Gómez, la mamá de Saldaña, siempre sostuvo que a su hijo lo habían matado.De hecho, hay muchos detalles no coincidentes entre los peritos de Gendarmería, la Asesoría Pericial de la Plata y los del Departamento Judicial de San Nicolas. Dos de ellos:

1-Aunque, según testigos, Saldaña no tenía golpes al entrar en la seccional, se determinó que había sufrido un impacto fuerte en la cabeza una hora antes de la data de muerte. La discusión es si pudo haberse golpeado con las paredes en un movimiento instintivo de supervivencia. En principio, las distancias no apoyarían esta hipótesis.

2)-Si bien el cordel del colchón que se usó como soga no ofrece dudas, los peritos no coinciden entre sí en aceptar que Saldaña apiló colchones para poder llegar a la claraboya. Un detalle es que cuando llegó la médica, los colchones estaban ordenados y en otro extremo del calabozo.

La Masacre de Ramallo

La historia de «La Masacre de Ramallo» comenzó el jueves 16 de septiembre de 1999. A las ocho de la mañana, Fernando Vilches, del clearing bancario de OCA, golpeó la puerta de la sucursal del Banco Nación en el centro de Villa Ramallo. Como era de esperar, le abrieron. Fue entonces cuando apareció la banda.

Martín René Saldaña, Javier Hernández y Carlos Sebastián Martínez bajaron de un Renault 19 blanco. Iban armados y decían que tenían explosivos. Empujaron a Vilches y entraron con él.

Diego Serra, un empleado administrativo del Canal 4 de cable local que pasaba por la puerta justo en ese momento quedó en el medio del “operativo copamiento” y también terminó atrapado.

La masacre generó una gran conmoción en Villa Ramallo.La masacre generó una gran conmoción en Villa Ramallo.Dentro del banco estaban el gerente, su esposa, el empleado bancario Ricardo Pasquali y el contador de la sucursal. Todos terminarían protagonizando una larga y tensa toma de rehenes cuando un vecino avisó a la Policía que algo extraño estaba pasando en el interior.

Más de 200 policías rodearon la sucursal, tanto bonaerenses como de la Policía Federal, ya que el carácter nacional del banco hizo que el caso quedara a cargo del juez federal de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo.

A las 4 de la mañana del viernes 17 de septiembre, los ladrones decidieron intentar escapar en el Volkswagen Polo propiedad del gerente del banco. Dentro del auto se ubicaron Santillán (contador), en el asiento trasero, entre los ladrones Saldaña y Hernández.

Luego de mantener rehenes durante 20 horas en la sucursal del Banco Nacion, los ladrones intentaron escapar de madrugada.Luego de mantener rehenes durante 20 horas en la sucursal del Banco Nacion, los ladrones intentaron escapar de madrugada.Al volante iba el gerente, que tenía un pan de trotyl colgando del cuello. Martínez, el tercer ladrón, iba en el asiento del acompañante con Lacave, sentada en sus faldas a modo de escudo.

Los rehenes fueron obligados a abrir las ventanas del vehículo para que los policías y grupos especiales pudieran verlos y no dispararan. Pero nada sirvió, lo impensado ocurrió. Cuando el auto empezó a moverse, la Policía abrió fuego.

Las pericias balísticas demostraron que los policías dispararon 107 veces y que 48 plomos impactaron directamente en el Polo verde. Ni uno dio en las gomas. “Me dieron”, dijo Chávez, que perdió el control del auto y luego de recorrer unos metros se estrelló contra un árbol.

En su demanda contra el Estado -que ganaron en la Corte Suprema de Justicia a principios de este 2024-, los abogados de la familia del gerente aseguraron que “Flora Lacave, en su desesperación, se inclinó de manera brusca sobre el pecho de su esposo para evitar una tragedia mayor, ya que temía que algún proyectil impactara contra el explosivo que los delincuentes le habían colocado en el cuello; a raíz de esa maniobra, sufrió la fractura de sus dos peronés”.

Para Flora, la recuperación física fue lenta y la psicológica, casi insuperable. El perito psicólogo determinó que presentaba una incapacidad psíquica del 85 por ciento, aunque era reversible. Al momento del robo, ella y su esposo (que tenía 54 años y era empleado del banco desde 1963) vivían en una casa lindera al banco. Llevaban 31 años de casados. Tras la masacre, ella y sus hijos volvieron a Lincoln, donde tenían una propiedad alquilada y ella vive actualmente.

La viuda del gerente Carlos Chavez, Flora Lacave, sufrió múltiples heridas. Este año la Corte Suprema de la Nación falló a favor de una indemnización millonaria.La viuda del gerente Carlos Chavez, Flora Lacave, sufrió múltiples heridas. Este año la Corte Suprema de la Nación falló a favor de una indemnización millonaria.

Los juicios por el caso

En septiembre del año 2002, el Tribunal en lo Criminal Federal N° 1 de Rosario condenó a Carlos Martínez, único sobreviviente de los tres asaltantes que entraron al banco, a 20 años de prisión. Murió en 2011, ya libre, en un accidente en moto. Aldo Cabral, del Comando de Patrullas, que les dio apoyo desde afuera, recibió 17 años. En poder de Cabral encontraron un cuaderno con el plano del banco.

Al ex soldado voluntario Jorge Aguilar -que aportó el pan de trotyl que le colgaron del cuello al gerente- lo condenaron a 15 años. A 14 años de prisión fue condenada Mónica Saldaña, hermana del asaltante que se ahorcó. El vendedor de celulares Norberto “Ojón” Céspedes, en cuya casa practicaron el golpe; Oscar Mendoza, ex pareja de Mónica; y la remisera Silvia Vega recibieron penas de 13 años.

En un segundo juicio que terminó con sentencia el 15 de diciembre de 2004 -también a cargo del Tribunal Oral Federal N° 1 de Rosario- se analizó la conducta de los policías durante la balacera. Los jueces condenaron a siete de los ocho acusados. Al suboficial del Comando Radioeléctrico de San Nicolás Oscar Parodi le dieron 20 años por matar al gerente Chávez, y al sargento del GEO Zárate-Campana Ramon Ignacio Leiva, 18 años por matar al contador Santillán.

Por el caso hubo dos juicios. En 2004, el Tribunal Oral Federal 1 de Rosario condenó a 7 policías bonaerenses.Por el caso hubo dos juicios. En 2004, el Tribunal Oral Federal 1 de Rosario condenó a 7 policías bonaerenses.La Masacre de Villa Ramallo fue sin dudas eso, una “masacre” y -como suele pasar en la historia criminal argentina- el rol de la Policía fue oscuro… por decir algo suave.

¿Pudo ser sólo torpeza?

Esa pregunta lleva 25 años dando vueltas sin encontrar una única respuesta.

Ahora uno de los puntos más polémicos del caso comenzará a ser investigado de nuevo para tratar de responder si Martin Saldaña se colgó o lo colgaron. Erminia Gómez murió en octubre de 2021 y ya no podrá ver finalizar su lucha de años. Su lugar lo tomaron Mónica (hermana de Martín, condenada en el caso) y su hijo Axel, que era un recién nacido al momento de la masacre.

EMJ


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