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A la suba del dólar blue, el Gobierno le responde con el 2% de aumento del oficial

La tensión cambiaria de la semana dejó un dólar blue con una suba de 3,2% que resultó superior al 2,7% que recibe un depositante de plazo fijo en un mes.

Los motivos para un dólar blue de $1.420, después de haber tocado $ 1.430 el 2 de julio, se pueden buscar en la lectura de los operadores del mercado sobre el canje de deuda entre el Banco Central y el Tesoro que anunció el Gobierno para «limpiar» el balance del Central, o en la escasa cantidad de divisas que compró el organismo a lo largo de junio.

Para los operadores, un Banco Central que termina junio vendiendo divisas, y que este mes deberá desembolsar US$ 3.400 millones para cumplir con el pago de deuda del Tesoro (incluidos los cupones del AL30 y GD30), quedará en posición más débil y sin disipar el riesgo cambiario.

Ese razonamiento incluye la demora en la liquidación de la exportación de la cosecha gruesa en el entendimiento que productores y exportadores están esperando una mejora en sus ingresos sea por el lado cambiario o el impositivo.

Para una parte de los economistas, el tipo de cambio oficial mayorista está atrasado en torno del 25% y apuestan a que si o si el Gobierno terminará devaluando en algún momento del segundo semestre.

Las respuestas que emite el Gobierno son categóricas: el tipo de cambio oficial se seguirá ajustando a razón del 2% por mes y la continuidad del dólar «blend» es un dato.

En el Gobierno aseguran que tanto el presidente Javier Milei como el ministro Luis Caputo y el titular del Banco Central, Santiago Bausili, están férreamente convencidos de que salir del «crawling peg» del 2% mensual solo haría aumentar el tipo de cambio nominal, pero no el real, ya que el salto inflacionario sería inmediato.

Una pregunta pertinente, entonces, es de dónde piensan conseguir dólares para tranquilizar los ánimos en materia cambiaria y la repuesta oficial va más por el lado de los pesos.

Para el Gobierno, el aumento de la demanda de pesos ya comenzó al igual que, aunque tenue, de la tasa de plazo fijo.

En el Banco Central creen en la potencia del superávit fiscal y en el corte a la emisión de pesos que implicará el canje de la deuda del Banco Central por la letra del Tesoro.

«Los pesos serán escasos» dicen en el Banco Central para justificar el mantenimiento a raja tabla del dólar oficial subiendo al 2% mensual y descartando un shock como mecanismo de levantamiento del cepo cambiario.

Siguiendo esa lógica, de ahora en más, habría que seguir de cerca la evolución de la brecha cambiaria, o sea la distancia entre el dólar mayorista y el libre del contado con liquidación.

Al viernes esa distancia era de 52% con un mayorista en $ 917 y un CCL en $ 1.395. Ese nivel de brecha dificulta eliminar la expectativa de que el levantamiento del cepo vendría acompañado de un salto cambiario.

Una figura interesante la planteó el analista financiero Leandro Zicarelli en el programa radial del periodista Jairo Straccia al decir que, para salir del cepo, hay que pasar por la brecha que es «el patovica de un boliche«. Si es chica el salto sería chico y si es grande, el salto cambiario podría ser grande.

Parte de la expectativa del mercado es que el Gobierno logre los US$ 8.000 millones de fondos adicionales del Fondo Monetario Internacional que mencionó el ministro Luis Caputo. Pero nada indica que eso pueda ser de corto plazo.

En el Gobierno aseguran que no están apurados en la negociación por un nuevo acuerdo y en el mercado están convencidos de que el FMI no extenderá el préstamo a menos que sea para pagarle al organismo.

Respecto de las sugerencias de modificaciones de la política cambiaria incluidas en el reporte del staff del Fondo, en Economía entienden que se trata de una recomendación técnica que la burocracia del organismo debe realizar por una cuestión formal para mantener informado a su directorio.

Bajo ese paraguas, tanto en el Palacio de Hacienda como en el Banco Central le asignan larga vida al esquema cambiario actual a la espera de que la ausencia de emisión monetaria por motivos fiscales y la suba de la tasa de interés serán lo suficientemente potentes como para calmar las aguas en las próximas semanas.

La historia económica reciente demuestra que la Argentina puede vivir con cepo cambiario y amplia brecha entre los dólares durante mucho tiempo.

Pero eso también forma parte de las causas de un estancamiento económico que ya lleva más de 10 años.