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A lo Maratea, pero gratis: un argentino junta plata para mejorar una cancha de fútbol en Zambia que se llamará Diego Maradona

Al barrio Maramba de Zambia no entró el auto de Google para ponerlo en imágenes en su mapa. Tal vez, y por cómo lo describe el argentino Martin Shatal que vive ahí desde comienzos de 2023, esa porción del continente africano colonizada y oprimida por el Reino Unido tiene el mismo olvido que Villa Fiorito hace 60 años. Ahí, los chicos juegan al fútbol todo el día. Aquí o allá, la pelota es el vehículo para ser protagonista de una película que pocos quieren ver.

Shatal llegó de casualidad a la ciudad de Livingstone, se incorporó como parte del cuerpo técnico del Waves, un club de fútbol de la tercera división de Zambia. Cómo acá, la institución es una asociación civil, tiene un presidente, y no es un activo de una empresa, como muchos otros. La cancha, es un potrero sin pasto, desnivelada, con pozos y lo más lejano a un escenario en el que se pueda proponer una idea asociada a la pelota pegada al piso.

Ahí no solo juega el primer equipo, sino que el resto del tiempo la usan todos los pibes del barrio. «Campo de la Juventud», es el nombre -en inglés- que tiene la canchita. Lo primero que pensó Shatal fue cambiarle el nombre. Propuso «Malvinas Islands Ground», algo así como «campo Islas Malvinas», una sutileza, por el idioma, de plantar bandera en tierras que el imperio británico también usurpó.

La cancha que será reacondicionada y llevará el nombre de Maradona y chicos y futbolistas con la bandera de Zambia y fotos de Diego. Foto gentileza Martín Shatal

La cancha que será reacondicionada y llevará el nombre de Maradona y chicos y futbolistas con la bandera de Zambia y fotos de Diego. Foto gentileza Martín Shatal
«Cuando llegué, lo deportivo era una parte de lo que venía a ser. Mi principal objetivo era poder fomentar, al menos de mi lado, el anticolonialismo porque ya sabía de antemano que Zambia es un país que fue colonia británica. Los hicieron pelota, son conscientes que los hicieron pelota, pero a la vez lamentablemente tienen una especie de, no está bien dicho, una especie de síndrome de Estocolmo porque aman a los ingleses a pesar de que Inglaterra los hizo pelota», explica como preámbulo para explicar porque no prosperó lo de «Malvinas Islands Ground».

La educación es privada a partir de los 8 años. Además de trabajar con el primer equipo, Martín está gran parte del día con los chicos que van a patear y fantasean con llegar a ser futbolistas. El club es un espacio de contención muy importante y en esas charlas diarias, surgieron las historias de Maradona. «Yo les conté la historia del Diego, que salió de Villa Fiorito, de cómo iba a los entrenamientos y claramente los chicos se sienten identificados», cuenta Shatal a Clarín.

Tras la primera propuesta de nombre vetada, el pulgar en alto llegó con la de «Diego Armando Maradona Ground». Pero a Shatal le pareció que el bautismo tenía que estar acompañado de algo más, que no debía agotarse en los simbólico. La cancha, esta dicho, es un desastre y pese a ello, el entrenador de los Waves prioriza el buen juego pese a la categoría en la que se desempeña y la cancha que le toca ser local.

Así está hoy la cancha del Wawes: cuando cambien los arcos, nivelen el terreno y tenga pasto se llamará Diego Armando Maradona. Foto: @Mertecoll

Así está hoy la cancha del Wawes: cuando cambien los arcos, nivelen el terreno y tenga pasto se llamará Diego Armando Maradona. Foto: @Mertecoll
«Es verdad que a veces nos beneficia porque estamos acostumbrados a jugar en estas condiciones, pero también queremos jugar al fútbol. Ese es nuestro objetivo a corto plazo o mediano plazo. Me puse con él y dijimos que deberíamos buscar la manera de mejorarlo», recordó y el siguiente movimiento fue presupuestar con constructoras para tener un número y ver dónde estaban parados.

Las reformas parecían interminables: para tener césped, había que traer tierra negra, cambiar los postes y poner buenos arcos y otros aspectos de una lista más larga. Todo sumaba al cambio en pesos, casi un millón. Casi en paralelo, Santiago Maratea proponía una colecta para llegar a 20 millones de dólares. Su alcance no es el mismo del influencer, pero se propuso algo parecido aunque sin fideicomiso ni el cinco por ciento de ganancia personal. Junto al cartel de Diego Armando Maradona Ground, habrá otro con los nombres de todas las personas que donaron.

«La cancha no es únicamente para el club. El club juega y es verdad que se entrena todos los días y semana de por medio el local. Pero es muy importante recalcar que más que el club juegan todos los días nenes ahí muchos mantienen que su única salida del barrio. La única forma de sociabilizar, o no única pero la mejor y quizás la más entretenida, es jugando al fútbol. ¿Y qué mejor manera de hacerlo teniendo un buen campo de juego? Yo creo que es una inversión que les puede venir muy bien a los chicos. Es el deporte más sano en el mundo», analiza Shatal. 

En esa cancha, dio sus primeros pasos David –Deivid, en inglés- Molina y terminó jugando y terminó jugando en la Primera de otro club de la misma categoría que el Waves.

Negociaciones en vivo

Para que todo sea transparente y claro, a Shatal se le ocurrió algo: las negociaciones con la constructora las hizo en vivo desde su cuenta de Twitch para que la viera quien quisiera e incluso interactuara con mensajes.

«La negociación con la empresa constructora fue en vivo. Estoy implementando una idea novedosa, es dificil innovar cuando parece que todo esta inventado. Esa negociación se convirtió en contenido de mis plataformas: todo lo que tenga que ver con poner plata, negociar costos se hace en vivo. Pasamos de 3000 dólares a 2100 negociados en vivo con una media de 500 espectadores durante una hora y media que duró la reunión», festeja.

«Vamos a hacer la cancha y vamos a tener la mejor cancha de la ciudad. Es increíble y emocionante porque también vamos a comprar el micro, que es uno de los principales gastos que tiene el club», enumera y todo eso pronto será tangible: la constructora tardará aproximadamente 12 días en concretar el trabajo y lo del vehículo es una operación inmediata.

Lo que resta es evaluar la manera de girar el dinero de la cuenta que se recaudó, radicada en la Argentina, a Zambia y evitar la menor cantidad de cargos que se sumarán a cuestiones impositivas. Pero todo sucederá antes que Shatal deje Zambia. «Me voy a Ghana por otro proyecto y luego a trabajar a España. El año próximo regreso a Argentina y mi idea es volver a Zambia una vez por año», dice, como quien ordena las cosas antes de partir.

«Lo que me planteé cuando pisé Zambia fue intentar dejar un legado argentino. Hoy el presidente del club me dijo: nosotros nos vamos a morir, pero la cancha va a seguir estando y va a seguir cambiado la vida de la gente. El fútbol es gigante», cierra, con la satisfacción de haber dejado una huella en el corazón de África.