El rubro de los alimentos está a punto de convertirse en el más explosivo a la hora de hablar de la inflación en la Argentina. Los sondeos de distintas consultoras, que monitorean la inflación semana tras semana, coinciden en que el encarecimiento de la comida llegó al 10% durante abril, y que mayo arrancó con alzas todavía más impactantes.
En algunas empresas fabricantes líderes tienen números todavía peores. En el Gobierno hay desconcierto y preocupación. La suba de los alimentos tiene un indudable efecto político y social. No hay bolsillos que puedan aguantar frente a esa ola de incrementos, y la pérdida de poder adquisitivo luce inevitable. No hay ninguna paritaria que logre alcanzar ese ritmo inflacionario.
Si las proyecciones privadas dan en lo cierto, la suba de los alimentos habría superado el 40% en los primeros cuatro meses del año. Se trataría del peor rubro de todos. El INDEC oficializará los datos el próximo viernes 12.
Ahora bien, ¿qué es lo que está sucediendo? ¿Cómo se explica que ese sector que está bajo vigilancia del Gobierno y cuyas materias primas se encuentran estabilizadas luego del golpe inflacionario primero por la pandemia, y después por la guerra entre Ucrania y Rusia, en la Argentina tenga una dinámica tan complicada?
Inflación de los alimentos: la postura de comercios y del Gobierno
Así como el proceso inflacionario no puede adjudicarse a una única variable -se trata en todo caso de una suma de condicionantes, donde cada uno puede tener mayor o menor peso específico en un determinado momento-, los argumentos sobre lo que sucede con los alimentos también son cruzados.
«Hay una combinación de factores para explicar el agravamiento de la dinámica, que ya venía muy pesada», dice a iProfesional el ejecutivo de una de las alimenticias más grandes del país.
El precio de los alimentos alarma al Gobierno, que sigue apostando por Precios Justos para contener la inflación.
Por un lado, la situación de los propios fabricantes de productos de almacén (fideos, harina, aceite, arroz, enlatados), que están bajo la lupa del Gobierno y que, a su vez, advierten fuertes alzas en sus costos, por parte de los proveedores de insumos.
Alimentos: un 40% más caro en sólo cuatro meses
Algunos ejemplos que sirven para ilustrar la situación: en lo que va del año, las bobinas con films para envasar ajustaron sus precios en un 85%. Los envases de cartón, un 50%. El arroz en cáscara (materia prima de las distintas variedades del producto), un 65%.
A eso hay que sumarle otros insumos, como huevos (+180%) y el azúcar, un 100%.
Los supermercadistas van en esa misma línea defensiva: sus voceros aseguran que tienen prohibido aceptar listas de precios con aumentos que excedan lo autorizado por la secretaría de Comercio.
Distinto es el caso de los comercios de barrio, los pequeños almacenes y los autoservicios «chinos»: los grandes perdedores en la carrera inflacionaria. Se quedan fuera de todos los acuerdos oficiales y venden hasta 50% más caro que las grandes cadenas. La pérdida de clientes es notable y muchos bajan las persianas.
La sequía y las tasas de interés impactan en los precios y las reservas
La sequía fue un grave problema para la economía, acaso el peor de todos. Secó de dólares al Banco Central -un impacto de al menos u$s20.000 millones- y gatilló aumentos de precios en los alimentos frescos.
La sequía impactó en las reservas del BCRA, pero también en los costos de producción de los alimentos.
Las frutas y las verduras, que en otras épocas solían mostrar volatilidad y tener ajustes por la estacionalidad, ahora ya no. El nuevo escenario puso en evidencia incrementos interanuales por encima del promedio, superando el 100%.
Sebastián Menescaldi, economista jefe de la consultora Eco Go, le pone énfasis a lo que sucede en los rubros de los frescos a la hora de explicar la explosiva suba de los alimentos. Eco Go midió que en los primeros cuatro meses, el aumento acumulado en frutas fue de 41,3%, y del 38,9% en las verduras. También por encima del promedio.
Algo similar sucedió con los valores de las carnes, tanto vacuna como aviar. También golpeadas por el impacto de la sequía histórica.
No suele estar sobre la mesa, pero la suba de tasas de interés tiene un impacto enorme en los balances de las compañías y en los precios. El costo financiero pesa cada vez más en las cuentas empresarias: la tasa de interés de referencia en el 141% efectiva anual da cuenta de ese valor.
La falta de dólares también tiene impacto. Como así también la última corrida lo tuvo. Sin divisas suficientes en el Banco Central, los empresarios tienen una enorme incertidumbre sobre el porvenir.
Ambas cuestiones: la suba en el costo financiero y la incertidumbre por los dólares terminan agrandando los márgenes empresarios y encarecen los productos.
Presionado por la inflación, Massa aceptará algunos aumentos en productos del programa Precios Justos.
Precios Justos: Massa pone en marcha la renegociación del programa
En este contexto, y tal lo anticipó iProfesional, Massa aceptará modificaciones en el programa «Precios Justos», algo inevitable en medio de la aceleración inflacionaria y después del sobresalto cambiario de fines de abril.
Con el objetivo de evitar un empeoramiento del escenario actual, y que la presión inflacionaria desemboque en un desabastecimiento masivo de productos, el Gobierno admitirá mayores subas en los precios de los productos que integran el programa oficial.
La aceleración del crawling peg (minidevaluaciones diarias) también hace su aporte a la presión inflacionaria. Las próximas semanas serán cruciales para determinar cómo sigue la economía.