La influencer compartió el inusual objeto que ilumina el cuarto de su bebé y llamó la atención de sus seguidores.

Calu Rivero comparte en sus redes sociales el día a día de su nuevo rol como mamá del pequeño Tao, fruto de su relación con Aíto de la Rúa. Desde las sesiones de fotos que tienen en familia hasta cómo fue su trabajo de parto en casa, la influencer siempre sorprende a sus miles de seguidores. En esta ocasión, llamó la atención el excéntrico velador que eligió para la habitación de su bebé.

Se trata de una lámpara de luz LED con forma de “hongos” blancos que salen de un tronco. Sin dudas la temática elegida por la influencer para ambientar la habitación del pequeño está vinculada con la energía del universo y la naturaleza, algo que se relaciona mucho con el estilo de vida que ella misma decidió llevar desde hace unos años.

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Además, en sus historias de Instagram Calu capturó el momento en el que el velador se enciende e ilumina la habitación, acompañado por la frase “Turn off the lights (apaguen las luces)”.

La historia de amor entre Calu Rivero y Aíto de la Rúa

La actriz y el hijo del expresidente de la Nación vivieron un romance en el 2008. “Nos mimamos, nos seducimos, nos besamos. Lo nuestro es así, no necesita explicación. Somos y punto”, había declarado ella en aquel entonces que tenía 21 años. Luego, vivió un intenso pero breve romance con el documentalista ruso Andrey Manirko de quien se separó cinco meses después de haber hecho pública la relación.

Fue entonces que, tras la separación y 13 años distanciados, ella y el empresario volvieron a reencontrarse, pero mantuvieron el vínculo bajo total hermetismo. “Yo no ando contando los besos, las cosas. Es como, ¿de dónde salieron estos? Parece que si no hablás en las redes, no existe. De hecho, cuando estuve sin redes era ‘¿dónde estás? ¿qué te pasó?’. No me había pasado nada, estaba viviéndola bárbaro, solo que no lo contaba”, expresó tiempo atrás al aire de LAM (América).

Calu explicó que cuando se separaron había sido definitivo, pero que su relación nunca fue mala. “Quedamos siempre muy bien. Es un hermoso hombre y lo sentí siempre familia, pero ni en pedo me imaginaba esto. ¡Ni idea! Trece años después, quién me iba a decir que iba a ser el padre de mi hijo o mi hija”, reflexionó.