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Carola Reyna habló de su trabajo en “Una terapia integral”: “Hoy todo el mundo está necesitando creer en algo”

En diálogo con TN Show, la actriz habló de Nieves, un personaje con el que tenía poco en común, pero que ahora ama y hace brillar en cada presentación teatral.

Sabrina Sistro

19 de julio 2024, 05:48hs

Carola Reyna, íntima: de su trabajo en

Carola Reyna, íntima: de su trabajo en «Una terapia integral» a su vínculo con la Psicología (Foto: Instagram / tedechina – fixemoda)

Un panadero experimentado lleva más de diez años impartiendo cursos para enseñar a hacer pan. Hay pocos cupos para anotarse y los alumnos que se inscriben saben que sus clases son únicas. El método parte de una simple y curiosa premisa: “Para hacer un buen pan, no hace falta la mejor harina o la levadura más fresca, para hacer un buen pan solo es necesario estar bien con uno mismo”.

Carola Reyna se pone en el papel de Nieves, una cirujana incrédula, que llega al curso porque se lo regalaron. Y aunque al comienzo demuestra cierta resistencia frente una técnica poco convencional, con el correr de la obra, va sanando y se va soltando.

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Juan Leyrado, Carola Reyna, Paola Krum y Carlos Belloso protagonizan

Juan Leyrado, Carola Reyna, Paola Krum y Carlos Belloso protagonizan «Una terapia integral». (Foto: Prensa)

En diálogo con TN Show, la actriz habló de Una terapia Integral, la obra que comparte junto a Juan Leyrado, Paola Krum y Carlos Belloso, contó las sensaciones encontradas que le generó su personaje y reflexionó sobre su vínculo con la terapia.

“Una terapia integral”, la obra que invita a la reflexión

A tres semanas del debut de Una terapia integral en el Teatro Metropolitan, Carola Reyna se muestra feliz. “Siento que, al igual que el pan, la obra se va horneando y cada vez se pone mejor”, aseguró.

De acuerdo a la trama, este panadero experimentado conoce a las personas a partir de cómo hacen el pan y durante sus clases los alumnos se van encontrando con ellos mismos. El sistema de aprendizaje es muy heterodoxo porque quienes asisten no solo amasan o controlan la temperatura del horno, sino que se confiesan, lloran, ríen, gritan y se liberan.

Al respecto, la artista sostuvo: “Es imperativa, porque hoy está todo el mundo necesitando rápidamente creer en algo. Y la obra es un poco el reflejo de esta necesidad inmediata de encontrar un sentido a todo de un modo veloz”. “Es interesante porque al final se pone en juego creer o no creer. Y en realidad depende de uno, porque nadie sale de esa clase sabiendo si ese panadero es un maestro genial o no. En definitiva, si uno quiere creer y le hace bien, está bien”, agregó.