Un matrimonio de la zona de Nordelta, en Tigre, fue detenido luego que la Policía descubriera que tenía una gran cantidad de productos marca Stanley truchos. Más de 1.000 productos fueron decomisados por Policía Federal.
Los vendían muy baratos por las redes sociales. Eso levantó sospechas. Lo propio ocurrió con un local comercial en Comodoro Rivadavia que fue clausurado por la misma situación: la venta del producto falsificado.
La falsificación de los termos decomisados fue catalogada como «triple A», la máxima en su categoría.Tienen una gran similitud con la original, pero carece de la calidad del original.
La investigación comenzó semanas atrás luego que se detectara en las redes que se vendían productos Stanley muy baratos. Fueron denunciados por Parallel S.A, la compañía representante de la marca Stanley en Argentina.
Fue un trabajo hormiga por parte de la Policía: fueron comprando distintos productos para realizarle pruebas de autenticidad. Así fueron descubiertos.
«Ofrecían distintos productos Stanley, fundamentalmente termos y vasos térmicos, en Instagram. El producto estaba en la zona de Nordelta, pero las entregas las realizaban en un depósito que está ubicado en Villa Adelina, en la zona norte del Conurbano», explicó una de las fuentes investigativas.
Con las pruebas definidas se procedió a allanar cuatro domicilios, depósitos y locales comerciales. Fue en el barrio Barrancas del Lago, en Nordelta, Tigre; Villa Adelina, partido de San Isidro; y también en Villa Urquiza, en la Ciudad. Un matrimonio resultó detenido.
En Nordelta encontraron un arsenal de termos truchos. Foto: Policía Federal.“En Nordelta, se halló mucho material apócrifo. Además de los termos y vasos térmicos, encontramos bombillas y una gran variedad de productos Stanley falsificados. Hubo además secuestro de celulares y de documentación que permitió avanzar hacia los denominados mayoristas”, contó una de las fuentes.
La inspección de los celulares derivó en una serie de allanamientos más a distintos locales del Conurbano. Y se secuestraron 1200 productos y artículos Stanley que resultaron falsos.
Desde Policía Federal se informó que la venta de termos truchos creció exponencialmente durante el último año, y ya llevan decomisados más de 10.000 en todo el país. «Es importante llegar a los mayoristas que venden esta clase de productos, pero más importante es detectar por donde y como entran al país. Para evitar daños mayores», confirmaron.
La causa fue tomada por el Juzgado Federal N° 2 de San Isidro, a cargo del juez Lino Mirabelli. Y en las tareas de investigación participaron agentes de la División Antifraude de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la PFA.
En Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut, clausuraron un local comercial tras detectar una gran cantidad de Stanley truchos, que no cuentan con el certificado de autenticidad ni tampoco con ningún tipo de aprobación sanitaria. De hecho, el local tenía la marca «Stanley» en su marquesina, pero los vendía falsificados.
El peligro sanitario que conlleva comprar termos truchos
Especialistas de Policía Federal adelantaron que la gran mayoría de los termos encontrados fueron fabricados en China y no cumplen con las normas de seguridad alimentaria. De hecho, se pueden contraer graves enfermedades si su consumo es habitual.
Según explicaron, «los consumidores que adquieren productos falsificados están expuestos a potenciales riesgos de salud y de seguridad porque son fabricados con aceros no aptos para contacto con alimentos y presentan además, impurezas en su composición».
Los termos decomisados están fabricados con poca resistencia a la corrosión que produce el agua caliente. Y con el uso habitual en el largo plazo transmiten impurezas al líquido que contiene el termo y se originan graves afecciones a la salud. La comercialización de dichos productos está totalmente prohibida en el país. «A la larga deriva en un consumo tóxico periódico que trae consecuencias graves», explican.
Para cerciorarse de no ser estafado en una compra, los Stanley originales tienen una etiqueta particular que contiene la autorización de Anmat. Es decir, están construidos con el tipo de acero apto para «estar en contacto con alimentos».
De acuerdo con un informe técnico elaborado por la jefa de la Unidad de Toxicología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, Elda Cargnel, el acero ideal es el denominado austenítico, de tipo 304.
El informe médico explica que en los chicos el uso continuo de los termos “truchos” puede producir déficit de atención, retardos en el lenguaje, alteraciones del crecimiento y en el coeficiente intelectual, además de problemas digestivos. En los adultos; hipertensión, falta de fuerza muscular, parálisis, cólico saturnino, impotencia sexual y disfunción renal.