Doble crimen swinger en Villa Elisa: de la relación con una actriz porno a la matanza por un cuadro de Picasso

Nicolás de Sousa y Antonia Zárate fueron asesinados el 22 de agosto de 2004 en un caso que involucró el homicidio de un financista, el suicidio de un reconocido empresario y la figura de Jorge “Acero” Cali. La confesión de un médico mexicano había reavivado la investigación.

Nicolás de Sousa y Antonia Zárate, las víctimas del doble crimen de Villa Elisa.

El domingo 22 de agosto de 2004, uno de los hijos de Aldo Sousa, un reconocido galerista de arte, se sorprendió porque su hermano no llegaba al típico almuerzo familiar de los domingos. Lo llamó en repetidas oportunidades, pero como nunca contestó lo fue a buscar a su casa de la localidad platense de Villa Elisa.

En la finca que estaba en construcción se encontró con los restos de un infierno: su hermano, Nicolás de Sousa, estaba muerto, atado y con el cráneo destrozado a centímetros de la puerta; y su cuñada, la promotora paraguaya Antonia Zárate, estaba envuelta en cinta de embalar hasta la cabeza.

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Las pericias determinaron que el joven de 28 años había sido asesinado a golpes con un bate de béisbol y que la joven de 29 había muerto asfixiada con la cinta de embalar. En la escena faltaban US$1000, un televisor de 29´, teléfonos celulares, el CPU de una computadora y algo de ropa que se habían llevado los agresores. Todo era más barato que los cuadros que estaban colgados en las paredes.

El grado de perversión del doble crimen llamó la atención en los investigadores, que también se vieron sorprendidos por la similitud de la escena del crimen con una de las pinturas colgadas: “Liberación de la forma metafísica”, de Vito Campanelli. Sin embargo, la obra estaba impoluta sobre una de las paredes del living.

A ese cuadro de situación, se le sumó el dato de que la pareja era swinger y frecuentaba boliches de la Ciudad de Buenos Aires para intercambiar parejas. Con esa información, empezaron a pensar que el crimen había ocurrido en el marco de un encuentro de esa índole.

Sin embargo, desde esos primeros meses de la investigación en 2004 hasta 2009 no hubo novedades. No se avanzó en ninguna arista de la causa, hasta que apareció Alfonso, un médico mexicano quien pidió hablar con el fiscal Fernando Cartasegna para contar los detalles de un relato que le había contado su expareja. El fiscal se lo concedió y habló por videoconferencia con él, algo poco común para aquella época.

Miguel Graffigna murió asesinado en el año 2013.

Miguel Graffigna murió asesinado en el año 2013.

El médico mexicano dijo que una mujer argentina le contó que había tenido que ver con un doble crimen. “Me dijo que con otra pareja fueron a un boliche swinger, fueron a la casa de Villa Elisa y ella se fue a la habitación con Antonia, mientras que los hombres se fueron al living. Dijo que en un momento empezó a escuchar peleas y que vio que su pareja de ese momento mataba con un bate de béisbol a Nicolás de Sousa”.

El relato continuó con el agresor torturando a Antonia Zárate para sacarle información sobre un cuadro de Picasso que supuestamente estaba en la casa. Sin embargo, ese cuadro siempre estuvo en un museo de Nueva York. Luego, siempre desde el relato del mexicano, la asesinó.

Cartasegna, quien después recibió un diagnóstico psiquiátrico, tomó como válida la declaración de Alfonso y le consultó por nombres. El médico dijo que su expareja se llamaba Romina Idón Silva, más conocida por su nombre artístico -era bailarina del caño y actriz pornográfica- como “la reina del nilo”, y que el asesino era Miguel Graffigna.

Graffigna, financista él, había tenido una hija con Idón Silva, pero luego se habían separado. Él se quedó con la tenencia de la pequeña porque ella se había ido al exterior a trabajar como bailarina.

Según informaron los periodista Rolando Barbano y Ricardo Canaletti, el fiscal pidió la detención del financista e hizo volver al país a Romina Idón Silva, engañada bajo la excusa de que iba a recuperar la tenencia de su hija. Ella estuvo presa durante 20 días, él pasó más tiempo en la cárcel y el fiscal le tomó declaración testimonial a ambos.

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“La Reina del Nilo” repitió el mismo relato que había contado el médico mexicano: dijo que vio como su expareja había matado a Nicolás de Sousa y a Antonia Zárate, y la dejaron en libertad. Por su parte, Graffigna desmintió todo: “Si esto se tiene que ver con robo de arte se tienen que fijar en la madre de Romina no en mí. Yo puedo traer muchos testigos de que ese día fui a ver una carrera de Turismo Carretera en Olavarría, acompañado de familiares y testigos”, declaró.

Según Graffigna, la madre de Romina, Edith Silva, había sido detenida por un robo junto a su pareja de un cuadro de Benito Quinquela Martín que se llevaron tras provocar un incendio intencional. Sacaron “Proas al Sol” de la municipalidad de Bahía Blanca. Según la causa penal, estuvo implicada en el caso junto a su pareja y a un empleado municipal.

El financista planteaba que Idón Silva declaraba en su contra para sacarle a la nena, y fue cuestión de días para que todos los testigos confirmaran que él había estado presente en Olavarría para ver el Turismo Carretera. Finalmente, fue liberado de culpa y cargo. La investigación se cerró en 2011 y el doble crimen swinger quedó impune.

El crimen de un financista, el suicidio de un reconocido empresario y la relación con Jorge “Acero” Cali

Tres años después de que se cerrara la investigación, el 8 de julio de 2013, la policía de la Ciudad encontró a Miguel Graffigna con un disparo en la cabeza adentro de un auto de lujo estacionado en la localidad porteña de Villa Ortúzar.

Cuando investigaron el interior del auto determinaron que el asesino estuvo sentado en el asiento del acompañante y desde ahí le disparó. El homicida se llevó el arma, no así el casquillo ni los elementos que había en el baúl -había recibos, cheques y elementos de trabajo de Graffigna-, y dejó estacionado el auto sabiendo que lo iban a encontrar.

La investigación avanzó sobre la hipótesis de que se trataba de un conflicto entre dos personas que se conocen. Había un problema de plata: Graffigna era representante de una persona a la cual un tercero le debía plata. Cuando le revisaron la computadora, confirmaron la hipótesis.

El financista le reclamaba al reconocido empresario Alfredo Pesquera que le devolviera la plata que le debía a Jorge “Acero” Cali. “Devolvé la plata porque si no esto va a terminar mal”, rezaba uno de los mensajes que envió el financista, quien manejaba los negocios del empresario. Incluso le propuso que para arreglar la situación pusiera dinero para la organización de un evento de Cali en el Luna Park y que con la plata que recaudaban iba a pagar la deuda.

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Pesquera, conocido por su relación con la muerte de Rodrigo Bueno -se discutía si su auto fue el que provocó el accidente donde murió el cantante cordobés-, finalmente fue señalado por la fiscal como el culpable del crimen. Por ello, se pidió la detención el 20 de diciembre de 2013.

El 21 diciembre de 2013, un día después del pedido de detención, Pesquera apareció muerto adentro de una camioneta con un balazo en la cabeza de la misma pistola con la que había usado para matar a Graffigna. Se había suicidado.

Previamente, le había enviado un mensaje a Fernando Burlando, su abogado en la causa de Rodrigo: “Se enquilombó todo, no estoy para otro round como el de Rodrigo. Cuidamelo a mi nene”, le escribió y horas después apareció muerte. La causa se cerró como suicido.

Tras el suicidio de Pesquera, el doble crimen swinger de Villa Elisa solo tenía una arista posible: Jorge “Acero” Cali. El boxeador podía dar detalles de los negocios de Graffigna y eso podría llevar a avances en la investigación. Sin embargo, Cali murió el 3 de octubre de 2021 en un hotel de La Pampa.