En las casi dos horas de transmisión por YouTube del acto por el 47° aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo a Cristina Kirchner y Axel Kicillof los mostraron sentados en primera fila unas cincuenta veces. En apenas una pareció que se hablaran. En ninguna otra cruzaron miradas, pese a los intentos de Estela de Carlotto que dos veces le tomó la mano a ambos.
La expresidenta que busca quedarse con la jefatura del Partido Justicialista y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires que busca sucederla como candidato de un peronismo cada vez más allá del kirchnerismo estuvieron juntos en el Teatro Argentino de La Plata en la tarde noche de este miércoles. Pero para nada unidos.
No hubo gestos cómplices entre ellos. Y hasta se vieron disociaciones e incomodidades. Había hasta barreras literales entre ellos. Entre Kirchner, a la izquierda; y Kicillof, a la derecha, estuvo sentada Carlotto, que interactuó con ambos con amabilidad. Pero nunca juntos.
Incluso cuando la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo fue a hablar al escenario, su asiento lo ocupó el senador Eduardo «Wado» De Pedro, de La Cámpora, nieto recuperado y volcado en la interna con todas las fichas en la expresidenta.
Las dos horas del acto aniversario del organismo de Derechos Humanos tuvo shows, monólogos y discursos que Kirchner y Kicillof siguieron desde la primera fila. Las cámaras del canal kirchnerista C5N habían mostrado el beso formal que la expresidenta le dio al gobernador al llegar. Él se paró para saludarla. Ya sentados y transmitidos por YouTube, a Cristina se la veía sacarse selfies mientras Kicillof, con lentes, estaba sentado con la vista al frente.
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La ex presidenta llegó y le dio un formal beso al gobernador bonaerense. Participan en un aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo.
Si las gafas de ver de Kicillof le sirvieron para evitar los momentos de vacío de diálogos en esa primera fila, la expresidenta hizo uso de un abanico rosa, a tono con su traje, que manipuló en cada instante en que evitó mirar al dirigente sentado a la derecha de Carlotto.
El acto, con producción de la gobernación, dio las primeras imágenes de Kirchner y Kicillof desde que la interna peronista se precipitó. Y fue una muestra cabal de que ocupar el mismo espacio no es sinónimo de estar juntos. Ni mucho menos unidos.
Cristina Kirchner y Axel Kicillof, cuadro a cuadro de una distancia de primera fila en La Plata
Cuando los locutores destacaron desde el escenario la presencia de Taty Almeyda, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, sentada a la izquierda de Cristina Kirchner, Kicillof giró con envión su cuerpo para aplaudirla, casi con el cuerpo salido de su asiento. Cristina miró siempre al frente.
Luego presentaron a Buscarita Roa, vicepresidenta de Abuelas, en el asiento a la derecha del gobernador que, tomó su mano y la levantó. Cristina aplaudió, pero con su mirada hacia las galerías del teatro.
Similar escena cuando aplauden a Carlotto Otra vez, Kicillof gira hacia el lado de Kirchner, que aplaude con mirada siempre al escenario. Y entonces el gobernador mira hacia otro lado.
Ya en la octava toma del streaming, CFK despliega su abanico rosa y se la nota sonriente, como la presidenta de Abuelas. Kicillof parece concentrado en el escenario y asiente algo con la cabeza.
Hubo un instante en que ambos miraron a Estela y sonrieron. Ella tomó a cada uno de una mano. Pero no se miraron. Fue lo más cercano a una interacción hasta promediar el festival aniversario.
Se suceden instantes de las cámaras con el foco en la primera fila. Carlotto que toca su cabello. Kicillof que se rasca la cabeza. Cristina que mira siempre al frente.
Tras una canción en el escenario, Kicillof cabecear hacia el lado de Kirchner en un paneo rápido que muestra la transmisión. Agua. No hay contacto.
Luego se lo ve charlar con Carlotto, hacer gestos y levantar su brazo derecho. Estela lo mira atenta. Cristina no participa.
Dos veces Estela de Carlotto tomó de las manos a Axel Kicillof y Cristina Kirchner. No alcanzó para que se miraran. Foto Martín Bonetto.Pasan un video. El gobernador canta con su puño alzado. A Cristina se la ve emocionada. Parece secarse una lágrima. Una segunda, con un pañuelo. Una tercera y mueve el abanico. Los gestos de uno y otra, pese a estar a una persona de distancia, parecen de dos actos distintos.
Otra vez, Estela toma la mano de ambos. Cristina la mira y sigue emocionada. Kicillof sonríe hacia adelante. Los locutores hablaban «de los que ya no están». Las mujeres aplauden y el exministro de Economía acomoda su camisa dentro del pantalón.
Se suceden paneos de miradas al frente y llegan show musicales que llevan la atención a la escena y se bajan las lucen. Hasta cuando se menciona al científico Víctor Penchazadeh para homenajearlo -que está varias filas más atrás- Kicillof y Cristina gira a aplaudirlo sin cruzarse en las miradas.
Ni al girar para aplaudir, Cristina Kirchner y Axel Kicillof optaron por mirarse. Foto Martín BonettoCuando los locutores hablan de la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, hay una escena de complicidad entre Carlotto y la expresidenta. Acercan sus cabezas, casi abrazadas. Kicillof no participa.
Luego la dirigente de Derechos Humanos balancea con una charla con Kicillof y la que entonces no participa es Kirchner.
27. «Gracias Axel», dicen desde el escenario. Aplauden todos, pero Cristina ante la mención del gobernador aplaude pero no gira; manipula su accesorio rosa para refrescarse.
Kicillof señala con un dedo a jefes municipales de «todas las intendencias» presentes que ayudaron al acto gestado por la Gobernación y que se mencionan desde el escenario. Kirchner queda detrás de su abanico.
Otro tema musical, La Delio Valdez suena y los sentados en primera fila siguen el ritmo del raspador con el cuerpo, sentados, mirando derecho. Un baile en paralelo, apenas. Luego aplausos, y la mirada clavada hacia adelante.
Si Cristina le habla a alguien en la fila de atrás, sus ojos al girar evitan posarse en Kicillof. Si le hace gestos a un artista en escena, busca comentar hacia su izquierda con el camporista De Pedro. El gobernador se quita los lentes y se frota los ojos.
Cuando Carlotto sube al escenario a hablar en su lugar se siente el camporista. Ya en la vez cuarenta que lo ponchan, Kicillof hace una arenga, mientras Cristina y Wado aplauden y ella, luego, se acomoda el saco.
El discurso de la anfitriona de Abuelas de Plaza de Mayo busca romper la distancia física mínima que se ve enorme en los gestos. Agradece la presencia de la expresidenta, que se toca el pecho en señal de retribución. Kicillof la aplaude pero no la mira. Al turno del gobernador, ella retribuye exactamente igual.
Sigue Carlotto su discurso y Cristina le habla al oído a Wado mientras aplauden. Entonces la presidenta de Abuelas va al hueso. Habla de acompañar «a los gobernantes», a «los nuestros» remarca.
Cristina Kirchner le habla Axel Kicillof y luego, lo incomoda en el escenario
Allí se da la única interacción. Kirchner volteó hacia Kicillof y algo le dijo, con esa sonrisa de la ironía. Él responde breve. Se miran un segundo, con Wado de por medio y vuelven a mirar al frente.
Cuando culmina Carlotto, los dirigentes -«dos invitados especiales», los anuncian- suben al escenario. Se ubican otra vez, uno en un extremo del otro. Para la foto. Kirchner habla primero y al terminar le dal micrófono a la presidenta de Abuelas que lo cede a Kicillof.
El gobernador intenta dos voces comenzar a hablar pero es interrumpido por los cantos de «Cristina presidenta» y la incomodidad le llega al rictus facial. La expresidenta le da la espalda.
Cristina Kirchner le da la espalda a Axel Kicillof cuando habla en el acto de La Plata. Foto Martín BonettoFinalmente se manda: «Bueno, compañeros y compañeras», arrancó como quien corta el clima. Que por abanicos y sudores se notó caluroso pero que para la interna peronista se vio claramente frío.
Colaboró Ignacio Sala
DS