Boca-Racing y Vélez-San Lorenzo brillaron por los yerros arbitrales. ¿Por qué no se aplica la tecnología cuando se equivoca el juez principal? Uno por uno, las jugadas que se debió revisar.
La Liga de los Campeones del Mundo es el eslogan que pergeñó la AFA para el torneo argentino. Desde el espíritu estrictamente marketinero, un nombre vendedor. Sin embargo, podría estar acompañado por un rótulo que nadie querrá publicitar en Viamonte 1366. También es el campeonato de los arbitrajes polémicos que alimentan las suspicacias. Los hinchas no creen en los hombres del silbato y poco ayuda el VAR, que llegó como una herramienta superadora que terminó siendo funcional al criterio antojadizo de los jueces que observan los monitores en la oficina central de Ezeiza.
Esta fecha tuvo algunas jugadas que dejaron abierto el debate: ¿por qué no se aplica la tecnología cuando se equivoca el juez principal? Como primera medida, hay que decir que todas se revisan. En la cabina VOR (Video Office Room) de la Dirección de Formación Arbitral hay tres jueces: VAR, AVAR y Quality Manager con un productor televisivo que corta las imágenes que llegan del camión de exteriores.
En Vélez-San Lorenzo y Boca-Racing hubo situaciones que debieron tener otro desenlace. Tanto Hernán Mastrángelo como Andrés Merlos en el campo de juego como Nicolás Lamolina y Leandro Rey Hilfer en el apoyo virtual se equivocaron. Y quedaron dudas en Independiente-Belgrano sobre el desempeño de Darío Herrera y Jorge Baliño, aunque las manos de los penales que derivaron en los goles de Martín Cauteruccio están en un marco sancionable, muy a pesar de las discusiones.
Federico Beligoy no ayudó a clarificar. Hombre de Claudio Tapia, el jefe de los árbitros es muy cuestionado por los dirigentes en off y por los hinchas a través de las redes sociales. Consultado este lunes por la jugada de Valentín Barco, que debió ser expulsado por un planchazo sobre Facundo Mura, comentó: “De cara a un River – Boca no me voy a poner a opinar a jugadas de ninguno de los dos por respeto a ellos, a sus aficionado y a la mayor contienda futbolística que va a haber dentro de una semana, que es el Superclásico. Opinar de una jugada no es lo que corresponde”.
¿Qué quiso decir sin decir Beligoy? ¿Que no debía haber expulsados en Boca y River antes del duelo más importante del país? Merlos no sólo no expulsó a Barco, muy a pesar de que las repeticiones fueron elocuentes. Tampoco echó a Gabriel Hauche por un cabezazo a Martín Payero, a Gonzalo Piovi por una patada sin pelota sobre Luis Vázquez y a Sebastián Villa por un codazo sobre Mura. Terminó mostrándoles la roja a Payero, que pegó una trompada, y a Juan Nardoni, cuyo único pecado fue recibir el golpe del volante de Boca mientras Luis Advíncula lo tomaba del cuello.
Leonardo Sigali, capitán de Racing, eligió apuntar contra la prensa. “Se habló muchísimo de los árbitros, de que no era penal contra Independiente. El periodismo generó esto. Depende del periodismo. Las polémicas con Boca son jugadas puntuales que yo no las puedo manejar. Ustedes (los periodistas) lo pueden manejar desde un micrófono. Tienen el poder”, disparó. ¿Es Beligoy o el periodismo el que designa a los referís? Son los dirigentes los que piden por los árbitros. Y todos están condicionados.
Y también solicitan que no los dirija tal o cual. Ocurrió un rato después del empate entre Vélez y San Lorenzo en Liniers. Ese día, el árbitro anuló un gol legítimo de Adam Bareiro por una infracción inexistente sobre Miguel Brizuela. Y unas horas después, los dirigentes azulgranas deslizaron que le pedirán a la AFA que Mastrángelo no vuelva a ser designado para dirigir sus partidos. Lo mismo pasó con Atlético Tucumán, casualmente tras un encuentro ante el Ciclón, con Fernando Espinoza. Hay árbitros que están vetados en algunos clubes o ciudades. Aunque la cuestión geográfica tiene que ver con los propios e históricos límites que se autoimpone la casa madre del fútbol. Fernando Rapallini, por citar un caso emblemático, no dirige en La Plata.
«Nosotros siempre dijimos que no queríamos desvirtuar el fútbol con la tecnología, pero cuando se inicia un proceso, empezás de cero con algo nuevo y pueden aparecer equivocaciones o rumbos distintos que uno va corrigiendo a lo largo del tiempo. Ha pasado solamente un año desde la llegada del VAR y estamos convencidos de eso que decíamos antes y lo estamos trabajando cada vez más para que el VAR no desvirtúe un partido de fútbol, no tiene que entrar a cada rato y sí tiene que ingresar para erraron claros y obvios”, enfatizó Beligoy respecto al respaldo tecnológico.
El encargado de conducir los jueces no acelerar algo que se viene reclamando desde hace rato: los audios del VAR, como sucede en los torneos internacionales a través de la Conmebol, o en otros deportes como el rugby o el hockey, brillan por su ausencia. Beligoy dice que se debe a que deben establecer un “protocolo” para hablar con términos técnicos. ¿O será que no quieren que se escuchen las respuestas porque serán difíciles de justificar algunos fallos?
La semana pasada se emitió una circular para evitar “reiteradas situaciones de protestas generalizadas y conflictos tumultuosos dentro del campo de juego” y exigió amonestar por “desaprobar con palabra y/o acciones las decisiones arbitrales”, y expulsar por “emplear lenguaje o gesto ofensivo, insultante o humillante hacia compañeros, rivales o integrantes de la cuaterna arbitral”. Ocurrió en algunos partidos que hubo gran severidad en estas cuestiones de formas y no se vio la misma enjundia a la hora de cobrar infracciones.