elian-larregina,-semifinalista-en-los-400-metros-de-paris-204:-el-argentino-y-un-logro-para-la-historia-en-la-«prueba-asesina»-de-«velocidad-prolongada»

Elián Larregina, semifinalista en los 400 metros de París 204: el argentino y un logro para la historia en la «prueba asesina» de «velocidad prolongada»

Los 400 metros llanos constituyen una de las pruebas más duras del programa atlético. “Velocidad prolongada” en la consideración general, “la prueba asesina” en las definiciones más extremas, lo cierto es que se les hace muy complicado a sus especialistas mantener una vigencia de varias temporadas en esa prueba. Si nos concentramos en la actualidad, el recordman mundial Wayde van Niekerk, sudafricano, ni siquiera pudo participar ahora, arrastrando un largo período de lesiones. El defensor del título, el bahameño Steve Gardiner, se retiró de la prueba momentos antes y tampoco pudo seguir adelante el subcampeón olímpico de Tokio 2020, el colombiano Anthony Zambrano. Un rara avis –pese a que también tuvo sus complicaciones- es Kirani James, de Grenada, campeón olímpico en Londres 2014 cuando todavía era un junior, podio en los dos Juegos siguientes y que ahora va por su cuarta final consecutiva…

En esa selva se mueve el argentino Elián Gaspar Larregina, que este lunes hizo historia en París 2024. El bonaerense de la localidad de Suipacha es uno de los mayores talentos surgidos en las últimas décadas en el atletismo nacional. También las lesiones y otros problemas -personales- se ensañaron con él, pero siguió adelante. Y ahora se ha colocado en la semifinal olímpica de los 400 metros llanos, todo un privilegio que sólo un atleta de nuestro país –allá lejos, en Berlin 1936- había ostentado. Se trataba de Juan Carlos Anderson, otro dotado de su época, aunque en esos tiempos ingresaban a semis menos atletas, en lugar de los 24 de la actualidad.

Larregina había dejado dudas el domingo, le pesó mucho su debut en esta atmósfera de los Juegos, a excepción del Mundial 2023 en Budapest no había conocido la “atmósfera” del gran atletismo internacional. Y se dejó estar en la recta final, aunque sabía que las posibilidades de llegar directamente a semis eran muy limitadas. Acaso se reservó, pero demasiado.

La felicidad de Elián Larregina. Foto:  REUTERS/Sarah MeyssonnierLa felicidad de Elián Larregina. Foto: REUTERS/Sarah MeyssonnierEste lunes 5 de agosto, en el turno matutino en el Stade de France, revirtió esa imagen, consiguió una de sus mejores marcas personales con 45s36, logró su serie de repechaje y consiguió una plaza en semifinales. Para el atletismo argentino, es de un enorme mérito. Y para el historial en esta prueba –en la que ningún argentino llevaba un triunfo internacional desde hace más de medio siglo, cuando Andrés Calonje ganó el Sudamericano de Quito, hasta ahora con Larregina- también.

Desde el año pasado venía mostrando que podía crecer en el nivel internacional. Fue subcampeón sudamericano detrás de Zambrano en Sao Paulo y clasificó para el Mundial. Ya en pleno plan olímpico, durante una estadía en Paraguay, en marzo, sufrió un desgarro y todas las esperanzas parecían derrumbarse.

Apenas una semana antes del Campeonato Iberoamericano en Cuiabá, principios de mayo, estaba casi descartado. Sin embargo, ingresó allí y le dio al atletismo argentino la única medalla de oro del torneo. El paso siguiente fue una breve gira europea, en la que se convirtió en el primer argentino en la historia en correr por debajo de los 45 segundos –esa frontera que marca la verdadera clase internacional del “cuatrocientista” al ganar el meeting de Madrid en 44.93. Al mismo tiempo, significó su clasificación directa por marca a los Juegos Olimpicos, algo que sólo consiguieron ahora las dos maratonistas que competirán el domingo (Flor Borelli y Daiana Ocampo).

“Nuestro sueño es ubicar un velocista en la semifinal de los 400 metros”, explicó su entrenador Javier Morillas.

Elián Larregina, desde el aire. Foto:  REUTERS/Fabrizio BenschElián Larregina, desde el aire. Foto: REUTERS/Fabrizio BenschPareció difícil después de ese domingo, donde Larregina se quedó en la recta final. Y donde, al mismo tiempo, 17 hombres impresionaban a lo largo de las series corriendo por debajo de 45s, casi sin reservarse para las rondas siguientes.

Lo cierto es que el repechaje –la nueva modalidad implementada desde estos Juegos- cambió la historia y Larregina dio un firme paso adelante. Tendrá, una vez más, la oportunidad de encontrarse con esos verdaderos fenómenos del atletismo moderno que, en el caso de París 2024, pueden ser el mencionado Kirani James, el británico Matthew Hudson-Smith (recordman europeo) o los norteamericanos Michael Norman (campeón del mundo 2022) y Quincy Hall, entre otros.

Al mismo tiempo, acaso como un simpático gesto de nostalgia, será un homenaje a la primera delegación olímpica argentina, aquella que hace exactamente un siglo y también en París –pero en el Estadio de Colombes- compitió por primera vez en atletismo.

En esa época trajo cuatro corredores de 400 metros llanos, entre los cuales uno, Federico Brewster, alcanzó los cuartos de final. Viajaban a París para competir en la posta 4×400… pero uno se lesionó y no hubo chances. La finalísima de los 400 tuvo su propia historia, cuando un escocés llamado Eric Liddell, muy religioso, demolió a sus rivales y estableció el récord del mundo. Esa misma historia fue recreada en Carrozas de Fuego. Maravillosa.


Publicado

en

por

Etiquetas: