«¿Puedo, puedo? Quiero decir esto«, interrumpió Julia Mengolini, como marca la norma del manual del panelista y generando la expectativa necesaria para ser oída en la pantalla de C5N, donde se emitía Duro de Domar. Y se largó: «Más allá de las ideas políticas, es un señor… que vive con ocho perros… y está enamorado de su hermana«.
La aseveración, rematada con timing televisivo por el sonidista y el efecto de ladridos, estaba dirigida a describir a Javier Milei, el precandidato presidencial libertario, y desató un notable debate, alejadísimo de las correcciones políticas que el relato kirchnerista defiende para los suyos pero olvida para el resto.
La maquinaria de propaganda militante en la pantalla mostró así los dientes sobre cómo puede tratar el caso de un candidato de extrema derecha -y también de extremas posturas-, días después de que Cristina Kirchner, en su autoproclamada «clase magistral» desde La Plata, subiera al libertario al ring.
«¿Cómo es eso? ¿Cómo es eso, Juli? Es raro. Es raro, no ha podido formar pareja...», cizañó a su turno Pablo Duggan, conductor del programa que es una remake barata de aquel que -entonces en televisión abierta- creara el productor Diego Gvirtz y que, tras años de éxito, reconvirtiera en uno de esos ciclos de persecución ideológica a disposición del kirchnerismo en tiempos de gobierno de Cristina.
Duro de Domar fue un título revivido por el canal de cable de Cristóbal López y Fabián De Souza, empresarios que le compraron el archivo, la productora y los derechos al nombre de los ciclos a Gvirtz, casi como cierre y premio a los servicios prestados en los años de la década ganada K.
Duggan, bastonero de la polémica, fue por más y agregó: «El otro día [el economista Diego] Giacomini, que lo conoce mucho dice que no le conocí [sic] una novia en treinta años«. Curioso pasito más del conductor hacia la vida amorosa de Milei.
«Son datos, perdoname, son datos«, insistió Duggan, quien, cuando el programa que ahora comanda en el cable salía por Canal 9, se abrazaba a otros datos más duros sobre la corrupción kirchnerista que hace un par de años pareció olvidar.
Mengolini, que encendió la llama al decir lo suyo con las pausas de la sugerencia y la sonrisa del cinismo de quien sabe que está diciendo algo que tal vez no da, pero no importa, abrió un paraguas. «Yo no hice un juicio de valor, hice una descripción. Saquen las conclusiones en casa».
Y volvió a reformular, tal vez con repaso legal en mente: «Todo el tiempo dice estar enamorado. Él mismo dice que está enamorado de su hermana». La panelista -de años de militancia K en medios- es abogada. Era vocera del ahora ministro Juan Cabandié cuando el entonces joven era legislador porteño. Y de allí saltó al primetime de la mano de Gvirtz y su productora Pensado para Televisión.
Y de allí, a las tapas de las revistas «del corazón» por su romance turbulento con Fito Páez. Ahora, además de dedicarse al debate televisivo, Mengolini es empresaria de medios. Está casada con otro militante que lograra cargo desde La Cámpora. Federico Vázquez, exdirector de la FM estatal Nacional Rock, y su socio al frente de la radio Futurock.
Ese recurso de llamar «descripción» a la calificación ya había sido recurso y materia de análisis de Cristina Kirchner en su ponencia teatral en La Plata. La vicepresidenta postuló entonces que la «descripción» no es usar adjetivos, de los que se declaró en contra. Y que describir «como gordo o flaco», en conclusión, no es adjetivar. Llamó a Milei «pelífero», entonces. Mengolini pareció tomar nota de esa lógica.
«La primera dama dijo, ¿no?», apuntó sobre los diretes de Milei y ya en plan salvavidas, Fernando «Fero» Soriano, novato panelista y experimentado autor e investigador periodístico del devenir de la marihuana y su legalización. Intentó dar sustento al argumento de Mengolini. «Sería la primera dama mi hermana si yo fuera presidente», citó ella al vuelo y remató con manos alzadas: «I rest my case», frase de abogados estadounidenses que se asemeja al «no más preguntas, señor juez». Sobre lo que no era un juicio de valor.
Entonces, otro curioso pasito, ahora para atrás, de Duggan en la vida privada de Milei. «Nunca iba a creer que a la revolucionaria Julia Mengolini le iba a caer mal un tipo que no quiere formar familia, que no puede…«, chicaneó el conductor, ya consagrado en el arte del abrupto cambio de postura que, en otros tiempos, le hubiera merecido un tape editado por Gvirtz sobre sus antes y sus después.
«Pero no porque no quiera formar familia -aclaró Mengolini- ¡porque está enamorado de la hermana! y eso no está bien». Risas y chanes.
Acto seguido, el segundo momento cristinista de Mengolini, quien percibida magistral, se permitió dar cátedra a la teleaudiencia: «Cuando vos vas al CBC y estudiás en Antropología y leés, hay una de las cositas que te enseñan y es que en todo tiempo, cultura y lugar en la Historia de la humanidad hay una sola cosa que permanece como un tabú: es el tabú del incesto. Uno no se enamora ni hace… ni forma pareja con los hermanos».
«¿Pero la hermana está buena?», lanzó el locutor del programa y rompió el clima del impasse de aire académico. Lluvias de pará, pará, pará y más chanes. «Te fuiste al carajo, eh», limitó Mariano Hamilton, sabedor del machismo desde las arenas del periodismo deportivo previos a su panelismo militante. «Hoy estamos para salir en los diarios. Yo les aviso que estamos para salir en los diarios«, apuntó Duggan, entre entusiasmado y preventivo. «A mí no me importa nada, eh«, se envalentonó Mengolini, por si no se había notado.
«¿Hay algo de lo que yo estoy diciendo que sea polémico?», rechequeó la empresaria panelista. «Sí, todo», panquequeó de nuevo Duggan. «No, no, pero díganme qué», pidió la postulante del incesto al aire. El conductor le pidió que «Fero» la apuntale. » Yo estoy de acuerdo con vos -apoyó- No sé si podemos aseverar que está enamorado de la hermana, pero en los hechos…» . «¡Lo dice él!», interrumpió Hamilton.
«Para basarnos en los hechos, lo que él dice es que su hermana sería la primera dama», intentó precisar Soriano. Entonces todos se hablaron encima. Que Milei dijo y que no dijo lo que dijeron que dijo.
La corrección política K en tiempos de Javier Milei en el ring de CFK
Esto se dio en el marco teórico de semanas de tuits de repudio y denuncias kirchneristas de violencia política y simbólica en los medios. Desde la indignación porque el periodista no ajeno Horacio Verbitsky llamara «Madame Albistur» a la ministra Victoria Tolosa Paz, esposa de Albistur; a que la portavoz Gabriela Cerruti hiciera una proclama feminista en conferencia de prensa por lo que se escribiera de su vestido rojo y sus peleas en la gira presidencial a Brasil. También, el unánime rechazo al diálogo televisado de Viviana Canosa y Laura Di Marco sobre la salud de Florencia Kirchner.
«Yo estoy en este lugar, lo asumo«, plantó bandera Mengolini.
Tan lejos llegó el debate que tuvo aire este miércoles y fue viral este jueves, que intervino Cynthia García. «Yo me correría de ese lugar, no, no, me correría», advirtió la panelista que supo presentar como primicia en tevé las fotos de Nora Dalmasso muerta. «Vamos a morder el pasto en cualquier momento», agregó. No hubo chanes: ese momento ya había pasado.
DS