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La editorial le dijo que su libro no se vendía, él compró todos los ejemplares y lanzó un café de lectores

Nicolás Gadano, exgerente del Banco Central, decidió adquirir al costo los ejemplares que iban a destruir y ahora circula en modo itinerante.

Mariana Mactas

14 de julio 2024, 05:39hs

Nicolás Gadano fue gerente del Banco Central. (Foto: TN).

Nicolás Gadano fue gerente del Banco Central. (Foto: TN).

Todo empezó con un mail de Editorial Planeta. Una de esas comunicaciones burocráticas que arrancan con un “De nuestra consideración”. En ella, el lenguaje de oficina reducía a costos y números el hecho de que su libro ya no se vendía mucho y que, por lo tanto, habían decidido reducir el stock. Le ofrecían, sí, la opción de adquirir los ejemplares remanentes, 279, al costo: mil pesos cada uno. Así nació lo que el economista y escritor Nicolás Gadano empezó a llamar, hashtag mediante, Operación Rescate de La caja Topper.

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“Cuando me llegó ese mail entendí perfectamente que al tener ese stock ahí muerto tomen esas decisiones, y sé que no es un tema personal. Pero también lo es, porque el libro es súper importante para mí, así que fue doloroso —dice a TN—. Y ahí lo puse en twitter y empecé a comentar, a mostrar la carta y el intercambio con Planeta y decidí comprarlos todos. Y empecé a tener gente que se solidarizaba, me decía que iba a comprar libros, que era la muerte y la resurrección de La caja Topper, porque la idea de liquidar el stock era como una idea de muerte, de destruirlo, pero con esta acción de alguna manera, o al compartirlo con la gente en las redes era una pequeña resurrección del libro”.

La editorial le dijo que su libro no se vendía, él compró todos los ejemplares y lanzó un café de lectores

Publicado en 2019, La caja Topper tuvo buena acogida y boca a boca. También suscitó algunas discusiones menores, las consabidas de sectarismos que digieren mal el hecho de que las memorias de un hijo de militantes montoneros pueda ser funcionario del gobierno de Macri. La caja Topper se llama así por una caja de zapatos, de la emblemática marca argentina, en la que se guardaron cartas, objetos y casettes familiares. El hilo conductor de una sensible cruza de memoria personal y crónica, en primera persona, de los setenta. Los setenta para un chico, o para un adulto que lo evoca. Clandestinidad, cambios de país (vivieron en Brasil y en el DF, como parte de lo que sería la sólida comunidad argenmex). Reencuentros y separaciones.

Es un intento, en sus palabras, de unir piezas, reconstruir su historia y tratar de entender lo que pasó. Para muchos hijos de exiliados, cierta nebulosa de datos, fechas y documentos es una experiencia común. Para los que no lo son, sin duda un relato que conmueve. Como, luego, los sinsabores del desexilio, la imposición de volver a un lugar que ya no es, para tratar de adaptarse sintiéndose marcianos que no se saben las letras de las canciones ni vieron los mismos dibujos animados. “Volver a México alguna vez, eso es lo que más quería. Terminar con el desexilio, lo peor del exilio”, escribe Gadano ahí.

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“Cuando llegaron las cajas con los libros a mi casa fue como si hubiera rescatado unos rehenes —dice—. Estoy muy contento de haber podido publicar en Planeta pero claro, son grandes maquinarias burocráticas para las cuales autores que no somos importantes, que no les vamos a cambiar los números, no tienen mucha capacidad para considerarnos de manera especial. Pero un libro es una cosa muy importante, más un libro así, en el que expongo muchas cosas de mi vida personal y de mi familia. Entonces aparece esta oportunidad de que me vendan ese stock y darle sobrevida al libro con algunas iniciativas. Por contrato, no lo puedo vender, pero muchos me dicen que me pagan el costo, algún otro me ofreció un cheque. Lo que uno quiere, como escritor, es que haya algún interés del otro lado de alguien que lo quiera leer. Esa sobrevida respecto de los ciclos de una gran editorial, sometida además a la presión económica de la Argentina, y a precios de libros muy caros con ingresos de la gente muy bajos, a mí me permite ir haciendo cosas por mi libro. Porque es mi libro”.

La editorial le dijo que su libro no se vendía, él compró todos los ejemplares y lanzó un café de lectores

Su libro es, también, una amorosa exploración, y ajuste, con sus padres. El epígrafe de Richard Ford que lo introduce es elocuente: “La comprensión incompleta de las vidas de nuestros padres no es algo que les afecte a ellos. Nos afecta solo a nosotros”. “A veces pienso en mi vida de estos años —una pareja estable, la crianza de los hijos, el desarrollo laboral, los amigos— y la comparo con el vértigo en el que estuvo envuelto mi viejo en esa misma etapa: la clandestinidad, la doble vida, el riesgo de muerte —escribe Gadano—. La mayor parte de los días elijo esta vida sin sobresaltos y pacífica. Pero hay momentos en los que siento un vacío, el peso del tedio, la ansiedad. La extraña añoranza de poner la vida en riesgo”.

En estos días, con los ejemplares ya en sus manos, La caja Topper inicia su camino itinerante desde un bar del que el autor es habitual. Funciona así: te llevás el libro para leerlo con el compromiso de devolverlo, en ese u otro café, haciéndolo saber a sus organizadores. “El proyecto itinerante me lo sugirió uno de estos amigos de twitter que quería no un libro sino dos, y que el segundo lo iba a donar para que yo lo deje en un bar con una leyenda que diga que el que lo quiera se lo puede llevar, leer y devolver, en ese u otro bar —dice —. Así que fui a un bar cerca de mi casa, al que voy seguido, las chicas, las mozas estaban felices de la iniciativa, y ahí quedó. Estoy pensando en poner otro ejemplar itinerante en otro lugar al que voy muy seguido, en el centro. Son iniciativas en las que tomo el control sobre el libro y lo único que intento es conectar con la gente que lo pueda leer. Porque la mayor satisfacción que me ha dado el libro es cuando viene alguna gente en los ámbitos más inverosímiles y me dice que le gustó, que lo emocionó en determinada parte. Así que me debo a este stock final, de 250 o 230 que me quedan. Tratar de que lleguen a la mayor cantidad de lectores posible”.