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La furia de Macri con Milei: fastidio por Tucumán y una luz de alarma sobre el futuro

A Mauricio Macri no le dejó un sabor agradable su visita relámpago al país para asistir al Pacto de Mayo encabezado por Javier Milei en Tucumán. En medio de su disputa interna con Patricia Bullrich, y luego de las dudas sobre si acudiría a la convocatoria del Gobierno, el titular del PRO regresó a Europa con cierto fastidio por no ser considerado en el acto como esperaba, lo que potenció las tensiones y la incertidumbre sobre el rol del espacio que conduce en cuanto a la intensidad de su condición de aliado de La Libertad Avanza.

Luego de desplazar a Bullrich de las decisiones partidarias al desconocer un acuerdo y cerrarle el paso en la Asamblea -ungió al diputado Martín Yeza-, Macri viajó a Londres para mechar actividades como presidente de la Fundación FIFA con el disfrute de partidos de Wimbledon. En un momento pensaba seguir viendo tenis, pero al final resolvió ir a Tucumán.

Llegó al Hotel Sheraton acompañado por Jorge Macri, Diego Santilli y María Eugenia Vidal. Allí mantuvo reuniones con Ignacio Torres, Rogelio Frigerio y otros gobernadores de lo que era Juntos por el Cambio. El gobernador Osvaldo Jaldo lo había recibido en el aeropuerto. No tuvo, durante sus horas en la provincia, ninguna charla con Milei o funcionarios del Gobierno.

Al llegar a la Casa Histórica, Macri firmó el libro de visitas como otros invitados y no el Acta de Mayo. Lo hicieron los 18 gobernadores presentes, pero también Martín Menem, Bartolomé Abdala y Karina Milei. Macri esperó esa media hora afuera, sentado al lado de Adolfo Rodríguez Saá -el otro ex presidente-, sin el trato que pretendía.

“Mauricio estaba en Europa, con una agenda, lo llaman del Gobierno para pedirle que esté presente, tiene el enorme gesto de tomarse dos aviones para llegar a tiempo y después actúan como actúan”, marcaron en el entorno del ex mandatario el fastidio con el que regresó a Buenos Aires y luego partió a Madrid, a media mañana de este martes. Uno de los que le habló a Londres fue Guillermo Francos, el jefe de Gabinete.

Al destrato que sintió Macri en el acto se le sumó el casi nulo registro de la transmisión oficial. Milei lo abrazó dos veces, cuando salió de firmar el Acta y al final, pero las cámaras no lo mostraron. Lo mismo pasó cuando el titular del PRO se saludó rápido con Bullrich y luego con la ministra Sandra Pettovello. “Hubo una clara intención de invisibilizarlo”, descontaron sus colaboradores.

El Presidente no lo nombró en el discurso. Macri imaginaba otro trato, según contaron cerca suyo por tratarse del único ex presidente electo por el voto popular presente, por su apoyo a Milei en el balotaje y por su condición de aliado, lo que hasta el momento se tradujo en un respaldo de los legisladores del PRO en el Congreso tanto en la Ley de Bases y el paquete fiscal que consiguió sancionar el Gobierno como en el rechazo de iniciativas impulsadas por la oposición llamada dialoguista, como la recomposición de los haberes jubilatorios y del presupuesto universitario.

¿Cómo seguirá la relación? “Por lo pronto queremos que al Gobierno le vaya bien. Vamos a apoyar las medidas que consideremos positivas para la Argentina y no acompañaremos las que no estemos de acuerdo, siempre en el Congreso que es donde se discuten las leyes”, advirtieron en el macrismo.

El malestar en este caso no incluyó a Bullrich, en tanto no atribuyeron el mal trago a una maniobra de la ministra de Seguridad. «Ella no tiene tanto peso”, buscaron restarle preponderancia a la última candidata presidencial del PRO.