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Los mellizos Barros Schelotto cumplen 50 años: una historia de picardías y confusiones dentro de la cancha

Provocadores, fríos y calculadores, Guillermo y Gustavo aprovecharon la extrema similitud que tienen como gemelos y en más de una ocasión sacaron ventaja. Y se divirtieron.

Los mellizos Gustavo y Guillermo Barros Schelotto cumplen 50 años. En sus tiempos de futbolistas fueron tan complicados para los rivales por sus condiciones para jugar como por sus mañas y picardías. (Foto: REUTERS/Cesar Olmedo)

Los mellizos Gustavo y Guillermo Barros Schelotto cumplen 50 años. En sus tiempos de futbolistas fueron tan complicados para los rivales por sus condiciones para jugar como por sus mañas y picardías. (Foto: REUTERS/Cesar Olmedo)

En lo que más visiblemente se diferenciaron fue en su carrera: objetivamente, el rendimiento y el éxito que alcanzó Guillermo fue superior al de Gustavo. Pero en el resto de las cosas, los mellizos Barros Schelotto, que cumplen 50 años, son realmente gemelos. En la forma de reaccionar y sus similitudes físicas que los llevaron a vivir muchas historias de picardías y confusiones dentro y fuera de la cancha.

“¿Quién es quién?”, fue una pregunta que se hicieron sucesivamente en el mundo del fútbol, al que pertenecieron desde siempre, acuñando su pasión en su amado Gimnasia y Esgrima de La Plata, donde su padre, Hugo, además de haber sido un activo socio y fanático del club, supo ser médico del equipo profesional y luego presidente.

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A diferencia de los hermanos Corsos, los Barros Schelotto no fueron separados al nacer, pero desde chicos los dolores de uno repercutieron en el otro. “Los dos eran pícaros y provocadores. Y tocaban a uno y siempre saltaba el otro”, contó alguna vez Roberto Perfumo, quien fue entrenador de Gimnasia a comienzos de los años 90 y dirigió a Guillermo y a Gustavo.

Los mellizos Barros Schelotto cumplen 50 años: la cara de sapo de Francescoli y los kilos de más de Salas

Los mellizos no eran peleadores sino provocadores. El sarcasmo y la ironía eran de su dominio y se divertían con eso. Y, obvio, apostaban a descolocar al rival y así sacar una ventaja. Hicieron expulsar a más de uno y enfurecer a unos cuantos, como le pasó a Enzo Francescoli en un partido entre el Gimnasia de Carlos Griguol y el súper River de Ramón Díaz.

Y fue Gustavo, que jugaba como mediocampista, quien tuvo el cruce con la estrella de River, a quien luego de tirarle (y hacerle) un caño, fue por más: ¿Por qué no te comprás una sotana?”, le dijo el Melli al uruguayo, que le enrostró su chapa económica: “Callate, que yo tengo dos palos en el banco”.

Pero los grandes recursos económicos de Enzo no achicaron a Gustavo, sino todo lo contrario: “Lástima que con esos dos palos no podés cambiarte la cara de sapo que tenés”, redondeó. La irreverencia de los Barros Schelotto no reconocía trayectorias ni camisetas, y por sus actitudes fueron los primeros destinatarios de una frase que con el tiempo José Luis Chilavert hizo slogan: “No sé de qué hablan los mellizos si nunca han ganado nada”.

Carlos Bianchi saluda a Guillermo y Gustavo Barros Schelotto.

Carlos Bianchi saluda a Guillermo y Gustavo Barros Schelotto.

Poco tiempo después ambos pasaron a Boca con suerte dispar: un encontronazo verbal con el Bambino Veira, DT del equipo en 1997, tuvo una consecuencia letal para Gustavo, ya que lo obligó a irse del club. Un año después, estaban nuevamente juntos, ya con Carlos Bianchi como entrenador. Y ahí ganaron todo.

Ellos eran provocadores por su forma de ser y no por la cantidad de copas en la vitrina o dinero en el banco. Juntos se potenciaban pero separados no perdían las mañas. Años después, en la revancha de la semifinal de la Copa Libertadores 2004 ante River, Guillermo -desde el suelo, donde estaba tirado, dolorido – cruzó a Salas, que se había acercado a apurarlo para que se levantara: “Eh, qué gordo que estás, parecés Quico”.

En ese mismo partido, un rato después, hizo echar a Rubens Sambueza de la forma más ridícula: le hizo creer que el referí lo había expulsado a instancias de juez de línea. Enojadísimo, Sambueza insultó al asistente quien llamó al árbitro y, ahí sí, echaron al jugador de River. Casi de inmediato, aprovechó para señalar a Hernán Díaz -ayudante de campo de Leonardo Astrada- y pedir por su expulsión: “Ese señor, que no se cómo se llama, me está insultando”, le dijo irónicamente al referí Héctor Baldassi.

Los mellizos Barros Schelotto cumplen 50 años: iguales pero diferentes

Cristina, la madre de los mellizos, naturalmente los distinguía a la perfección. Y para ella, sus hijos eran iguales en el amor que les tenía aunque los diferenciaba con el trato: en la intimidad, Gustavo era un poquito más demostrativo que Guillermo. Pero dentro del fútbol, era posible que fuese al revés y que Gustavo se mostrara más temperamental y menos cálido en el trato fuera de la cancha.

Los mellizos Barros Schelotto son, en realidad, gemelos. Y aunque de grandes se ven más diferencias entre ellos, cuando jugaban eran idénticos y sacaban ventaja de ello. (Foto: EFE)

Los mellizos Barros Schelotto son, en realidad, gemelos. Y aunque de grandes se ven más diferencias entre ellos, cuando jugaban eran idénticos y sacaban ventaja de ello. (Foto: EFE)

En el verano de 1997, antes de que se hiciera el pase a Boca, los mellizos jugaban un partidito en un famoso balneario de Punta Mogotes. Y no faltaron quienes desde afuera, siendo simples espectadores, buscaran provocar a Guillermo, quien contuvo una mala reacción aunque no pudo evitar miran de mala manera a quienes lo querían ver actuar de mala manera.

Este incidente fue reflejado en un diario al día siguiente y por la tarde, al ver al periodista en el balneario, el que le fue a reprochar vehementemente la publicación no fue Guillermo sino Gustavo: ¡pero haciéndose pasar por Guillermo!

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En medio de la discusión, el periodista sospechó que algo ocurría y terminó haciendo la pregunta que tantos les habían hecho a los mellizos Barros Schelotto a lo largo de los años y les seguirían haciendo con el paso del tiempo hasta el día de hoy: “¿Sos Guillermo o sos Gustavo?”.