Matías Bagnato (45) tiene muchas vidas. Volvió a nacer el día que un asesino mató a toda su familia y él se salvó saltando por la ventana del primer piso de la casa en llamas, el 17 de febrero de 1994, en lo que desde entonces se conoció como la Masacre de Flores.
Volvió a nacer cuando al asturiano Fructuoso Álvarez González lo recapturaron, el 4 de diciembre de 2011, escondido en un techo falso de una casaquinta que había construido para ocultarse, después de que «el monstruo», como él lo identificaba, ingresara de nuevo al país, desde España, adonde lo habían soltado, y lo amenazara por teléfono.
Volvió a nacer este domingo 30 de abril de 2023, cuando se enteró que el despiadado asesino había muerto en prisión, a los 63 años, víctima de una infección, luego de anteponer uno y otro recurso ante la Justicia para que le concedieran la libertad.
Ahora Álvarez González -condenado a perpetua en noviembre de 1995- estaba en el hospital, recuperándose de una operación de cadera por una fractura sufrida el pasado 19 de diciembre tras caerse en su celda.
El 6 de enero le colocaron una prótesis, pero una infección le provocaba constantes problemas de salud, que se agravaron el 4 de abril, cuando tuvo que ser trasladado al Hospital Zonal General de Agudos de Ezeiza y luego derivado al centro de salud ubicado en el interior del Complejo Federal 1.
«Cuando lo mandaron al penal, se puso materia fecal en la herida para obtener la libertad«, contó Matías que le dijeron en un mensaje anónimo en las redes sociales los familiares de otros detenidos.
Este lunes feriado, por el Día del Trabajador, Matías recibió a los periodistas en la sede de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), ya que él es comisario de abordo en Aerolíneas Argentinas.
No pudo estar su amada abuela, su gran compañera, Norma Calzaretta, que se salvó de morir en el incendio porque la mañana anterior había viajado a Mar del Plata con amigas y falleció el 1 de junio de 2020, con 91 años.
«Me gustaría contarles algo que por primera vez lo puedo hacer. Que nunca lo hice porque tenía miedo. Durante estos años yo logré formar una familia. Muchas veces me preguntaban si había logrado tener una familia y nunca lo dije porque tenía pánico de que él me quitara esta nueva familia«, afirmó.
Según dijo, su pareja perdió a sus padres y quedaron tres hermanos solos, entre ellos Sebastián, que padece Síndrome de Down. «Ellos dos hoy en día son mi familia, me hacen sumamente feliz», remarcó.
La Masacre de Flores
En la madrugada del 17 de febrero de 1994, Álvarez González -casado con una prima segunda de la madre de Matías- prendió fuego el chalé de dos plantas de Baldomero Fernández Moreno 1906 (Flores), molesto porque José Bagnato (42) no le pagaba un dinero que le debía.
Murieron el dueño de la propiedad, su esposa, Alicia Plaza (40), sus hijos Fernando (14) y Alejandro (9) y un amiguito de este último, Nicolás Borda (11), que tuvo un destino absurdamente trágico, ya que se había quedado a dormir esa noche por primera vez fuera de su casa.
Horas después, en la comisaría, vio a Lucila García de Borda, la mamá de Nicolás, el amiguito muerto en el incendio: “Me abrazó y me dijo: ‘Mi casa es tu casa’”.
La mujer murió, como el asesino de su hijo, un 30 de abril, pero de 2021. Tenía otros cuatro hijos y el dolor la acompañó hasta su último día.
«Estás muerto«, le decía por teléfono y le cortaba. Ahora el que está muerto es él. Y Matías, con una nueva vida, por fin.
EMJ