Lionel Messi trabaja contra reloj para estar disponible el próximo jueves frente a Ecuador en los cuartos de final de la Copa América. El capitán de la Selección Argentina sufrió hace seis días una fuerte contractura en el aductor derecho ante Chile que causó un cimbronazo, pero que no le impidió seguir jugando -y en buen nivel- en el triunfo por 2 a 0 en el estadio MetLife de Nueva Jersey. La zanahoria es el partido en Houston, donde la delegación albiceleste arribará este lunes por la tarde, luego de haberse entrenado y almorzado en Miami.
Messi estuvo presente en la práctica en la Universidad Internacional de Florida (FIU, según sus siglas en inglés) y la novedad fue que volvió a dejarse ver en el campo de juego, donde la Scaloneta se reencontró después del domingo libre que le entregó el cuerpo técnico encabezado por Lionel Scaloni para descansar y poder realizar actividades con sus familias presentes en la ciudad.
Bajo un intenso calor, fue un entrenamiento en el que el 10, según pudo saber Clarín, primero tuvo una sesión de kinesiología, al igual que los días anteriores, y después se sumó a sus compañeros para los trabajos de campo. De hecho, el domingo, cuando todo el plantel tenía como horario de retorno al hotel a las 19:30, Messi se presentó unas dos horas antes, para trabajar pensando en la recuperación.
Messi miró el partido contra Perú desde el banco. Foto: REUTERS/Agustin Marcarian¿Cómo está Messi? «La evaluación será día a día», anticipó en conferencia de prensa Walter Samuel, uno de los asistentes del DT de Pujato y quien estuvo al borde de la línea de cal el último sábado en el estadio Hard Rock. Es que luego de los estudios iniciales apenas finalizado el encuentro ante Chile y los complementarios realizados una vez que se desinflamó la zona hubo optimismo.
Pero la cuenta regresiva no se detiene y no hay persona que sepa más cómo se sienta que el propio Messi. Hubo un trabajo intenso de kinesiología, no solo por el grupo de trabajo de la Selección encabezado por Luis García -quien lo masajeó en aquel primer tiempo en el estadio MetLife-, sino también por un profesional que lo suele tratar personalmente desde su llegada al Inter Miami.
El objetivo, técnicamente, es ‘romper’ la dureza de la contractura, que es -por definición- que una contracción de las fibras musculares que no pueden relajarse por sí solas. Entonces, con masajes fuertes que muchas veces provocan una dificultad para caminar por el dolor -como se apreció mientras Leo transitaba entre el gimnasio y el campo de juego en el entrenamiento del viernes- se intenta drenar la zona afectada.
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Así se lo vio a Messi en su reaparición en el entrenamiento de Argentina.
«Bien, bien», respondió el propio Messi cuando recorrió el laberinto de la zona mixta del estadio Hard Rock, minutos después de la victoria por 2 a 0 contra Perú que le permitió ganar el grupo A con puntaje ideal, algo que no había ocurrido en los anteriores torneos grandes de la Era Scaloni. Leo miró el partido desde el banco de suplentes e incluso firmó planilla, pero jamás estuvo en su cabeza -ni en la del cuerpo técnico- que saltara a la cancha. De hecho, estaba con zapatillas y con un short de otro color del que tenían los jugadores en la cancha.
Pero no hay que perder de vista que Leo tiene 37 años y los tiempos de recuperación de las molestias son diferentes que otra época. Hay una evolución, leve, pero evolución al fin. Es la esperanza de los hinchas, de sus compañeros y del cuerpo técnico, pero también mucha mesura en las palabras a utilizar. Todavía quedan cuatro días para la batalla de Houston y Argentina espera no tener un problema.