El acuerdo sería por 90 días y entraría en vigencia este mes. La fórmula incluye una canasta para negocios de cercanía. Preocupación empresaria por el cepo a las importaciones.
Contrarreloj y para atender los reclamos empresarios por la escalada inflacionaria, el Gobierno inició negociaciones para reformular Precios Justos. El objetivo de la Secretaría de Comercio, que conduce Matías Tombolini, es cerrar otro acuerdo que contempla subas de hasta un 5% mensual por los próximos 90 días para un universo de 25.000 productos de consumo masivo. Fuentes oficiales y empresarias confiaron que este nuevo «sendero de precios», que hasta ahora era de 3,2%, entraría en vigencia este viernes, aunque las empresas dudan de que esto sea posible.
Este fin de semana, Tombolini planteó a las empresas, entre ellas Unilever, el grupo CCU, Procter & Gamble, Mondelez y algunos supermercados, las bases para la continuidad de su programa anti inflacionario. Por un lado, propuso que estaría dispuesto a autorizar una suba de 3,8% a la canasta de 2.000 artículos que vienen congelados desde febrero; y dos aumentos (de 3,2% al principio y un extra de 1,8% a partir del día 20 aproximadamente) para el resto, todo con el fin de garantizar el normal abastecimiento hasta fin de julio.
La idea es contrarrestar el salto de la inflación registrada en las últimas semanas, especialmente en los artículos de consumo indispensable. El mes pasado, el costo de vida trepó al 7,7% (la variación más alta desde 2002), pero alimentos fue uno de los rubros de mayor incidencia en el promedio. Este conjunto de productos acumuló una suba de 9,3%, según los últimos datos divulgados por el Indec. Para abril, las consultoras privadas prevén una cifra parecida.
Por instrucción del ministro de Economía, Sergio Massa, Tombolini renegocia Precios Justos, aunque la mayoría de los proveedores (en total 129) todavía no fueron convocados. «Los porcentajes -aclaró una fuente oficial- todavía no están cerrados, pero se está conversando en ese sentido». En esa oficina recalcan que también se busca sumar a los mayoristas (para frenar las alzas en almacenes y autoservicios) y al sector de insumos industriales y proveedores de materias primas, como los envases. El Gobierno también pretende que se retrotraigan aumentos.
En las empresas no tenían del todo claro la propuesta definitiva. «Se habló un poco de todo, pero me parece que la preocupación principal es la brecha de precios entre los supermercados y el canal tradicional (almacenes, negocios barriales y autoservicios)», señalan. Al respecto, cerca de Tombolini aseguran que la aspiración es conformar, una vez más, una canasta especial para los negocios de cercanía, algo que ya se intentó en el pasado (como el programa Súper Cerca) y que nunca dio resultado.
Las quejas sobre la subas de costos en la industria no son nuevas. Tal como adelantó Clarín, el mes pasado, Tombolini autorizó subas de hasta 6% en unos 3.000 artículos. Es decir, hasta un 2,8% por encima del límite establecido como «el sendero de precios». Según las listas que recibieron los supermercados, las excepciones alcanzan a productos de primera necesidad y que están presenten en todos los formatos comerciales: hipermercados, súper, express y de cercanía.
Por ahora, este nuevo ciclo de conversaciones son declaraciones de principios, porque muchas empresas aguardan el llamado de Comercio para interiorizarse de las condiciones que plantea el Gobierno. Desde una multinacional confiaron que el panorama todavía es muy confuso. «Hoy lo que más nos preocupa son las demoras para importar y no tanto los precios. Nos faltan insumos para producir y obtener una autorización es un calvario», dijo. No es un tema menor. El acuerdo de Precios Justos, desde un principio, estableció un tope a los aumentos a cambio de facilitar los dólares de las reservas para comprar mercadería en el exterior.
La otra duda es la entrada en vigencia del nuevo programa. El Gobierno intenta hacer algún anuncio concreto, en lo posible antes del fin de semana. Pero en el sector privado dudan que esto sea posible, ya que las conversaciones recién arrancaron y quedan muchas aristas por resolver. Por caso, la conformación de las nuevas listas de precios que los grandes supermercados deberían exhibir en góndola.