Un estudio reciente profundiza en la definición y la naturaleza de esta emoción común en los niños.
Las teorías más antiguas señalan que puede conceptualizarse como un rasgo que es relativamente estable a lo largo del desarrollo, lo que se describe como timidez temperamental. También puede definirse como una emoción que se siente en una determinada situación social, lo que se describe como timidez de estado.
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Para ayudar a comprender mejor la timidez en los chicos, un estudio de la Universidad McMaster (Canadá) examinó las respuestas conductuales, afectivas y fisiológicas de un niño a una tarea de habla.
Los resultados, publicados en la revista científica Child Development, demostraron que la timidez temperamental puede existir en un grupo distinto de chicos a lo largo del tiempo, mientras que un subconjunto mayor de niños puede experimentarla como un estado emocional solo en algunas situaciones.
“Nuestros hallazgos respaldan empíricamente la idea, largamente teorizada, de que puede haber un subconjunto de niños temperamentalmente tímidos que manifiestan una mayor reactividad conductual, afectiva y fisiológica en respuesta a un estresor social, así como un subconjunto de niños que pueden experimentar solo el componente afectivo que puede reflejar la timidez de estado”, explica Kristie Poole, líder de la investigación.
¿La timidez es algo malo?
Un temperamento tímido no siempre es tan valorado socialmente como las personalidades más extrovertidas, pero eso no significa que haya algo mal, opina Koraly Pérez-Edgar, directora asociada del Instituto de Investigación de Ciencias Sociales y profesora de psicología en la Universidad Estatal de Pensilvania.
Todos pueden sentirse tímidos a veces dependiendo del entorno, señala Pérez-Edgar. Y aquellos que son particularmente tímidos a menudo tienen vidas sociales felices, simplemente no es probable que sean la persona más alegre en una habitación llena de gente, agregó.
Cómo fue el estudio sobre la timidez en los niños
En el estudio participaron 152 niños canadienses (73 niñas), de entre 7 y 8 años de edad, y sus cuidadores principales. Los niños nacieron en un hospital local y fueron reclutados de una base de datos infantil de la Universidad McMaster que contenía registros de nacimiento de bebés cuyos padres consintieron en la inclusión de su bebé.
El 90 por ciento de los cuidadores participantes eran madres y el 10 por ciento eran padres. Los niños eran principalmente blancos (81,6 por ciento), seguidos de mestizos (9,9 por ciento), asiáticos (3,9 por ciento), negros (2,6 por ciento) y latinoamericanos (2 por ciento). Los menores procedían principalmente de familias de clase socioeconómica media o alta.
Los nenes prepararon un discurso de dos minutos sobre su último cumpleaños y lo recitaron delante de una cámara de vídeo y un espejo. Se les dijo que el discurso se grabaría en vídeo para que otros chicos lo vieran más tarde. El objetivo era provocar estrés.
El equipo del estudio codificó la evitación/inhibición de los niños (es decir, el comportamiento), los niños informaron de su nerviosismo (es decir, lo afectivo) y se midió la arritmia sinusal respiratoria (es decir, la fisiología).
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Al año y a los dos años de las evaluaciones, los padres completaron una encuesta de seguimiento online sobre el temperamento de sus hijos. Respondieron a afirmaciones como “el niño se muestra tímido con la gente nueva”.
Así se examinó cómo las respuestas de los chicos al discurso estaban relacionadas con su temperamento a lo largo del tiempo.
Los hallazgos mostraron que aproximadamente el 10 por ciento de los niños experimentó reactividad al estrés social al discurso en los niveles conductual, afectivo y fisiológico, y también tenían un patrón de timidez temperamental relativamente más alto y estable reportado por los padres a través del tiempo, proporcionando evidencia de que pueden ser caracterizados como temperamentalmente tímidos.
Además de este grupo de niños temperamentalmente tímidos, los investigadores descubrieron que un subconjunto mayor de niños puede experimentar la timidez como un estado emocional en algunas situaciones.
Es probable que la experiencia del estado de timidez en respuesta a una tarea de habla sea una experiencia relativamente común y normativa para los niños de esta edad. Sin embargo, para un grupo más pequeño de niños temperamentalmente tímidos, ser el centro de atención puede resultar estresante a lo largo del tiempo y en diversos contextos.