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Pese a la tensión de Milei con Lula, la Argentina mantiene el superávit con Brasil

Pese a la tensión entre Javier Milei y Lula da Silva, la Argentina mantiene el superávit comercial con Brasil en un vínculo que se consolida en detrimento de la relación con el resto de los países socios del Mercosur, aunque pierde peso en la competencia con Asia.

Si bien junio registró una desaceleración, se sostiene el saldo a favor: en los primeros seis meses del año, la balanza arrojó una cifra positiva de US$ 107 millones, un cambio de tendencia comparado al déficit acumulado de US$ 3.504 millones en igual semestre de 2023, de acuerdo a datos de Abeceb en base al Ministerio de Economía brasileño.

“En junio, la Argentina volvió a registrar un ligero superávit comercial de US$ 49 millones en la balanza con Brasil, el cuarto consecutivo luego de un balance positivo de US$ 111 millones en marzo, US$ 116 millones en abril y US$ 23 millones en mayo”, señaló la consultora en su último informe.

Siendo el mayor destino de las exportaciones argentinas –y uno de los tres principales orígenes de las importaciones junto con China y los Estados Unidos–, el intercambio con los socios del Mercosur pierde importancia. Al respecto, Marcelo Elizondo, especialista en comercio exterior, aseguró que “su relevancia relativa para la Argentina es menor que en administraciones anteriores”.

En junio, hubo superávit de US$ 49 millones en la balanza con Brasil. Foto: archivoEn junio, hubo superávit de US$ 49 millones en la balanza con Brasil. Foto: archivo

Competencia con Asia

“En la evolución de los negocios internacionales, se observa que la relación con el resto del bloque es cada vez menos significativa. Mientras que crece con otras regiones como Asia, la pérdida de participación local en las exportaciones mundiales se relaciona con la falta de dinamismo en las ventas a mercados tradicionales como América del Sur”, detalló.

Y agregó que la mayor economía de la región logró un salto en la relación con la Argentina luego de la conformación del Mercosur en 1991. “Pasó a ser un mayor proveedor y un creciente destino de las ventas argentinas. El bloque desvió comercio, al ser endo céntrico (lo privilegió entre sus socios, obstaculizándolo con terceros)”, amplió Elizondo.

No obstante, a pesar de seguir siendo el mayor socio comercial –con agro, automotriz y petroquímica como las actividades principales en el intercambio–, el mercado vecino tiene una incidencia baja en el comercio internacional argentino, casi un 40% menor que la que tuvo en los primeros años del Mercosur. En ese entonces, tenía un peso del 25% y llegó al 30%. Pero la proporción disminuyó en la medida en que la Argentina comenzó a desarrollar negocios con Asia. Hoy, representa solo un 15%.

Por ejemplo, las exportaciones a China pasaron de US$ 2.576 millones en 2003 a US$ 8.022 millones en 2022 (cayeron en 2023 por la sequía a menos de US$ 6.000 millones, ya que, sobre todo, se exportan al gigante asiático bienes de origen agrícola).

Las exportaciones a Asia llegaron a US$ 29.365 millones en 2022. Foto: archivoLas exportaciones a Asia llegaron a US$ 29.365 millones en 2022. Foto: archivoDel mismo modo, se duplicaron a la India, hasta alcanzar en 2003 US$ 4.520 millones en 2022. Y con mercados emergentes como Vietnam se trepó a US$ 3.222 millones ese mismo año (en 2023 el número también estuvo afectado por la sequía).

Es así como las exportaciones al continente asiático llegaron a US$ 29.365 millones en 2022 (la reducción transitoria en 2023 las recortó a US$ 18.272 millones), mientras que las exportaciones a América del Sur ese mismo año sumaron US$ 26.056 millones (y en 2023 fueron US$ 24.815 millones).

En materia de importaciones, si bien Brasil sigue generando una proporción significativa, también hay una pérdida de incidencia. Medido en ventas externas nominales, en 2011, 2012 y 2013 se exportó a Brasil alrededor de US$ 17.000 millones anuales, mientras que en los últimos años osciló entre US$ 11.000 millones y US$ 12.000 millones anuales.

Para el segundo semestre, se espera que las importaciones continúen estables respecto de 2023 por la caída de la actividad económica y el consumo interno. En tanto, las exportaciones se beneficiarían por las perspectivas de crecimiento de la economía brasileña (en el orden del 2%), peores que las de 2023 (2,9%) pero mejores que las esperadas (1,8%).