El perfume de nuestros 20 años aún nos embriaga a muchos pero… ¿por qué las lágrimas? ¿Nostalgia o victimas del marketing?
Antes que nada aclaro una cosa: soy de llorar, tengo la lágrima fácil y, si la situación lo amerita, lo hago con todo el cuerpo, al punto de que al día siguiente me duelen los abdominales superiores.
Incluso acuñé una frase al respecto que sirve al menos en mi caso: «Llorar hace bien para el cutis y pésimo para los intestinos».
Dicho esto, y a pesar de esto, me sorprendí viéndome llorar a mares con cada uno de los ocho capítulos de «El amor despues del amor», la serie de Neflix que cuenta buena parte de la vida de Fito Páez. Y me sorprendí aún más cuando me fui enterando por las redes de que no era la única que le pasaba esto…, ni muchísimo menos.
Lo raro es que no lloré cuando le matan a la abuela o se le muere el papá ni cuando se va todo al diablo con Fabiana Cantilo (nota aparte: ¡Te amamos Fabi!). No, no, no.
La cosa es que bastó que sonara el «Uh Uh Uh Uh, todos estos años de gente» o saltara el «instan táneas de la calle, veo una separacion un choque, un estallido, una universidad» y ya le entré a lagrimear.
Escuchar «Ciudad de Pobres Corazones» y recordar esa vez que nos emborrachamos muuucho más de la cuenta en lo del hermano de Edgardo -gran compa de la Facultad de Letras- y casi le quemamos la cocina intentado apagar unas milanesas que se estaban incendiando… tirándoles agua. Tenía 19 añitos. Ya había empezado a laburar en una redacción. Tomaba vino en damajuana y al otro día me levantaba hecha una flor. Snif (de nuevo por eso).
Esas risas, mientras las llamas trepaban desde las milanesas hasta el techo, no se repitieron nunca jamás.
Del casi incendio (creo) partimos en bondi a ver un recital de Fito. ¿Era el «Amor despues del Amor» en Vélez? Yo creo recordar su traje violeta. A mí, de todas maneras, me gustaba el Fito más reventado o el folclórico de DLG (escúchenla).
En cuanto a la pregunta del comienzo. «¿Por qué lloramos con la serie de Fito?», solo tengo hipótesis.
Tal vez porque, pese a todo lo vivido (nací en el 68) nos queda algo de ternura.
O porque fuimos felices.
O porque fuimos felices con gente que perdimos.
O porque nos faltaba sabiduría pero nos sobraban ganas.
O porque nos extrañamos.
Sí, debe ser por todo eso.
PS