En campos de Pehuajó y 25 de Mayo denuncian que, por los daños, enfrentan pérdidas significativas. Y decidieron adoptar medidas drásticas para proteger sus cosechas.
08 de julio 2024, 08:34hs
“Lo que era un problema puntual se ha transformado en una verdadera plaga”, lamentó Federico Mazza, productor agropecuario de 25 de Mayo, quien relató que encontró a un jabalí entre sus cultivos de maíz y decidió defender su propiedad con medidas extremas. “Agarré la escopeta y salí a cazarlo”, reconoció.
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En ese sentido, el problema se extiende incluso a regiones más alejadas, según expone Fernando Reynolds de Pehuajó, en sus redes sociales. “Los jabalíes me tienen alquilado… ya me rompieron 8 bolsones (silos bolsa)”, denunció. Y argumentó que la caza de estos animales es “la única respuesta efectiva que los productores tienen para enfrentar los daños que estos animales causan sobre la producción y frenar esta invasión sin control”.
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Suscribite acáLa situación llevó a los productores a pedir medidas urgentes. “Esta es una nueva plaga en el oeste sin depredador natural”, lamentó Reynolds. Y destacó la ausencia de un control ecosistémico sobre estos animales que no tienen enemigos de otras especies en la región.
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En la red social X se puede observar en un video a Reynolds en un paramotor sobrevolando el campo, armado, en busca de jabalíes. “Si no salen los chanchos a pie, buscamos refuerzos desde el aire”, publicó, seguido de una promesa de asado después del análisis de “triquinosis” para aquellos que den like.
Los jabalíes generan pérdidas directas en la producción agropecuaria y elevados costos de control
Según un estudio conjunto del ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la FAO del 2023, los impactos derivados de estos animales alcanzan cifras alarmantes, estimados entre US$900.000 y US$1.400.000.
Asimismo, las Especies Exóticas Invasoras (EEI), como son conocidos los jabalíes en este contexto, no solo causan estragos en términos económicos. Su presencia descontrolada también afecta negativamente el ecosistema local, provocando desbalances que repercuten en la salud ambiental, cultural y económica de las comunidades afectadas. Desde el norte de Jujuy hasta Tierra del Fuego, estas especies alteran el paisaje y comprometen recursos naturales esenciales para los habitantes locales.
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En respuesta a esta crisis, diversas iniciativas están siendo evaluadas por las autoridades pertinentes para contener y reducir el avance de estas EEI. Sin embargo, la complejidad del problema exige un enfoque integral que combine la investigación científica, la cooperación internacional y la participación activa de las comunidades locales, señalaron en el reporte.
El modus operandi de los jabalíes es especialmente devastador para los productores agrícolas
En este contexto, según descripciones de administradores de campos afectados, estos animales se mueven cómodamente por el entorno, alimentándose y bebiendo sin interferencias. “Una vez que atacan, no hay vuelta atrás”, lamentó un administrador.
A diferencia de otras especies invasoras como el peludo, los jabalíes tienen un tamaño mayor y un método de ataque más destructivo: rompen los silobolsas a media altura, provocando que el contenido se vacíe rápidamente por efecto de la gravedad, ocasionando pérdidas significativas para los agricultores.
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Además, el riesgo sanitario también es un motivo de preocupación. Según el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (SENASA), los jabalíes y sus variantes cimarronas pueden actuar como vectores de enfermedades graves como la peste porcina africana, la peste porcina clásica, la brucelosis porcina, la tuberculosis y la triquinosis.
Estas enfermedades no solo afectan a los animales sino que también representan un riesgo para la salud pública y la economía agropecuaria del país, complicando aún más la gestión de esta problemática, destacaron.