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Julián y el efecto mariposa

miércoles, 31 de julio de 2024 01:32

Se dice que el aleteo de una mariposa puede terminar ocasionando un tornado, por la derivación y suma de pequeños acontecimientos, aparentemente intrascendentes, que desembocan en otro acontecimiento de mayor magnitud.

La simbólica imagen sirve para describir el “efecto mariposa”, un fenómeno según el cual la existencia de una acción o situación determinada puede provocar una serie de situaciones o acciones sucesivas que terminan provocando un efecto considerable que no parece corresponderse con la situación o elemento que lo empezó.

Y la consagración de Julián Gutiérrez como héroe deportivo con un Diploma Olímpico con el cual generaciones y generaciones de catamarqueños no se podían atrever ni siquiera a soñar, puede tener su origen remoto hace más de un cuarto de siglo.

El comienzo

Allá por 1998, le surgió al boxeador catamarqueño Hugo Soto la oportunidad de pelear por el título mundial de boxeo en la categoría mosca. Soto era un gran boxeador, pero no parecía tener la fortuna de su lado.

Ya había pasado los 30 años y se suponía que su mejor momento había quedado atrás. Había tenido tres oportunidades para ganar un título mundial de una entidad seria: con el ruso Yri Arbachacov en 1994, con el estadounidense Johnny Tapia en 1996 y con el tailandés Samson Dutchboygym en 1997. Y las tres veces había perdido. “Parece que no estoy tocado por la varita mágica”, llegó a declarar él mismo. Y en el ocaso le surgió esta oportunidad inesperada. En realidad lo habían elegido para ayudar al venezolano José Bonilla, creyendo que habían encontrado un rival fácil, y le ofrecieron a Soto combatir con él, por la corona, en Las Vegas. Lógicamente, Soto aceptó lo que sería quizás su última oportunidad de alcanzar la gloria. Necesitaba apoyo para ir a Estados Unidos y cubrir los gastos de la preparación, pero pocos creían en él. Gobernaba Arnoldo Castillo, y tanto él como sus funcionarios le dieron la espalda y no se mostraron interesados en acompañar una aventura de muy improbable éxito. Pero sucedió que, contra todos los pronósticos, Sotito ganó la pelea y se consagró campeón del mundo.

Esa misma noche, en el ring del Hilton Hotel, Soto habló por televisión segundos después de consumada la victoria. Compartió su emoción, mandó saludos y agradeció a todos “menos al Gobierno de Catamarca que no me ayudó en nada”. Pocas veces se vivió un momento de semejante euforia en la Provincia, miles y miles de personas salieron a las calles para darle la bienvenida al campeón, en una caravana que se extendió por horas. Fue un error terrible del Gobierno, que en un instante se ganó la antipatía y el rechazo de todo Catamarca, por haber abandonado a quien se convertía en el mayor ídolo popular de la provincia. Un error grosero, a la vista de todos y que encima ya no podía arreglar.

Soto cambiaba para siempre, sin saberlo, la relación de los gobiernos locales con los deportistas. Nadie volvería a cometer semejante torpeza. 

Política de Estado

Desde entonces, los deportistas de Catamarca reciben siempre apoyo oficial. Pero hubo un cambio más, una bisagra definitiva, y se dio en la gestión de Lucía Corpacci como gobernadora, quien decidió ir más allá y convertir al deporte en una verdadera política de Estado.

El quiebre se concretó en mayo de 2018, cuando se presentó oficialmente el Comité Olímpico Provincial por iniciativa de la Secretaría de Deportes que encabezaba el recordado Maximiliano Brumec. Allí se decidió preparar a más de 100 jóvenes catamarqueños en múltiples disciplinas de alto rendimiento. Aquella vez, en el Salón de Acuerdos de Casa de Gobierno, se explicó que el principal objetivo era profesionalizar el deporte y generar un contexto apto para los deportistas locales con proyección olímpica.

“Este programa nos llevó varios años para poder armarlo ya que hemos estudiado qué vamos a hacer en cada uno de los departamentos de nuestra provincia, aprovechando el potencial natural de cada localidad. Hoy comienza una fase nueva para el deporte de Catamarca, comienza a escribirse una nueva historia de nuestro deporte, este es el legado más grande que le podemos dejar a Catamarca a través de este plan” se señaló, y directamente se estableció como meta llevar a un catamarqueño a los Juegos Olímpicos. En rigor de verdad, en ese momento parecía una exageración, un delirio irrealizable. Pero se hizo, y surgió un Agustín Segura que terminó en Los Pumas, y surgió un Agustín Tapia que es considerado como el “Messi” del padel a nivel mundial, y surgió Julián Gutiérrez, uno de los primeros en ser cobijados por el programa.

Por muchos más

Para que no queden dudas: el extraordinario logro de Julián Gutiérrez es mérito exclusivamente suyo y personal, fruto de su dedicación, esfuerzo, constancia, preparación y talento.

Pero no estuvo solo. Raúl Jalil le facilitó el mejor equipamiento, el intendente Gustavo Saadi también lo ayudó, y creció con un respaldo que históricamente en Catamarca no existió. Es importante reconocerlo y valorarlo, para que el trabajo continúe, por muchos Julián más, por los que van a llegar a la gloria y los que no; porque el deporte es un camino que sólo trae beneficios a la sociedad, sobre todo en los niveles formativos.

Un deportista catamarqueño, después de 128 años de competencias, logró participar en los Juegos Olímpicos. Y llegó a la final, y ganó un diploma. Es un motivo de orgullo para toda Catamarca. Y una razón para seguir apoyando todas las disciplinas.

El Esquiú.com