La caída de las reservas, agravada en la última semana por un pago al FMI de US$ 750 millones, significa menos capacidad del Banco Central para frenar una depreciación desordenada de peso.
En el medio, crecen las versiones de que el Fondo Monetario le pide al Gobierno argentino devaluar la moneda para evitar que la fuga de capitales se siga llevando los pocos dólares que hay en el mercado.
El deterioro de las reservas aceleró los plazos para conseguir dólares y por eso el Gobierno explora todas las opciones que permitan recomponer las arcas del Banco Central, un requisito para evitar un cepo cambiario aún más duro y llegar a las elecciones sin devaluar.
Desde el adelanto de desembolsos del FMI hasta el crédito a las exportaciones de Brasil -que según Economía se destrabaría en una o dos semanas-, las alternativas apuntan a tapar el agujero financiero.
En medio de las dificultades para adquirir divisas, las reservas netas ya son negativas en US$ 1.000 millones.
Para estimarlas, hay que descontar los encajes de los depósitos en dólares de los ahorristas, el swap de monedas con China, los préstamos de los bancos internacionales y otras obligaciones de corto plazo.
Un informe de la consultora 1816 detalla que tras los pagos al Fondo Monetario que se realizaron esta semana, las reservas netas ya son negativas en US$ 1000 millones.
A la vez, las reservas brutas quedaron en US$ 34.000 millones, una caída de US$ 10.000 millones en lo que va del 2023.
La escasez de divisas y el golpe de la sequía ya se sienten con fuerza en las arcas del Central, que sigue incrementando la deuda con los importadores, que ronda los US$ 14.000 millones. También preocupa la caída de depósitos en dólares de poco más de US$ 1.000 millones en abril.
El Gobierno apuesta a conseguir que el FMI le anticipe los desembolsos previstos y a la vez lo libere de cumplir con los pagos. Pero pese al optimismo oficial, esta negociación está lejos de cerrarse.
Pese a la mejora en las últimas liquidaciones del dólar soja 3, los analistas prevén que no se alcanzará la meta de US$ 5.000 millones prevista y que en el mejor de los casos el programa cerrará mayo con ingresos en torno a los US$ 4.000 millones.
Según trascendió, se iniciaron contactos con China para ampliar el swap destinado al pago de importaciones con yuanes por el equivalente a US$ 9.000 millones.
En principio se está trabajando en la renovación y en la ampliación de los US$ 5.000 a 9.000 millones que se pueden usar para pagar importaciones de empresas pymes argentinas que compran productos de China.
Desde 2009, Argentina mantiene un swap con China, que alcanza los US$ 18.000 millones.
El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció el miércoles pasado una nueva activación del swap ‘importador‘. Los chinos venían insistiendo en el uso de los yuanes. Y la corrida, que en la jornada previa disparó el dólar a niveles cercanos a los $ 500, aceleró las tratativas.
Según datos oficiales, ya se autorizaron operaciones en yuanes por US$ 1.080 millones en abril y US$ 263 millones en mayo, de los casi US$ 800 millones previstos.
En paralelo, el gobierno busca replicar el ‘modelo chino‘ con Brasil, con un mecanismo que incluya el financiamiento de sus exportaciones para paliar la pérdida prevista de US$ 20.000 millones por la sequía.
Además, se busca destrabar un crédito a los exportadores brasileros para postergar el uso de dólares.
Por las restricciones a las importaciones, más de 200 empresas brasileñas dejaron de exportar y crece la deuda comercial con ellas.
En enero, se acordó expandir el intercambio vigente en moneda local (pesos y reales), que depende del Banco Central de Brasil (BCB).
Otra opción que estaría sobre la mesa es la ayuda de otros países, como México, Japón, Arabia Saudita y Rusia, por medio de préstamos bilaterales de Derechos Especiales de Giro (DEGs).
La operación requiere el aval del Fondo, ya que los DEGs son un activo que utiliza para transacciones con los países miembro.