El esquema, en sus objetivos, es similar al alcanzado la semana pasada con China, con la diferencia que en ese caso, el país asiático es quien financia las operaciones de compra argentina de productos chinos a través de un swap respaldado por el Banco Popular de China. En el caso del crédito brasileño en reales, todavía resta por establecer es el sistema de garantías que podrá ofrecer Argentina para el financiamiento de esas ventas brasileñas a los importadores argentinos.
El presidente brasileño, Lula Da Silva, asumió su total compromiso en encontrar el modo de hacer efectivas esas garantías, para lo cual incluso está haciendo gestiones ante el bloque del BRICS pidiendo su respaldo.
La reunión preparatoria de este acuerdo, que tuvo lugar ayer en el Palacio Alvorada, en Brasilia, se extendió durante cuatro horas. Lula recibió a Alberto Fernández en compañía de su ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira; el ministro de Finanzas, Fernando Haddad, el Jefe de Asesores de la Presidencial, el ex canciller Celso Amorim, y el presidente del Banco Nacional de Desarrollo (Bndes), Aloizio Mercadante. Junto a Alberto Fernández estaban presentes el canciller, Santiago Cafiero, el ministro Sergio Massa junto a su jefe de asesores, Leonardo Madcur, el embajador Daniel Scioli y el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello.
El propósito inmediato del encuentro era destrabar las exportaciones de insumos y productos industriales de Brasil a la Argentina, que habían empezado a demorarse por las dificultades crecientes de los importadores argentinos para conseguir los dólares, incluso con un trámite anticipado de 180 días, para pagar las compras.
A los exportadores brasileños tampoco les resulta fácil, en las presentes circunstancias, con las reconocidas dificultades que atraviesa Argentina en su sector externo, acceder a crédito bancario para prefinanciar exportaciones a nuestro país.
El clima adverso para las Argentina, más allá del impacto de la sequía, se agravó en las últimas semanas por la corrida cambiaria interna y por la dureza con la que parecen estar planteadas las negociaciones con el FMI para “recalibrar” el acuerdo vigente y obtener un desembolso anticipado de unos 10.000 millones de dólares, como reclamada Argentina. Ayer Lula volvió a comprometerse a gestionar personalmente ante el FMI que le quiete “el cuchillo del cuello a la Argentina” (ver nota aparte).
Esta situación fue uno de los ejes de la conversación, vía zoom, que mantuvieron Alberto Fernández y Lula da Silva a mediados de la semana pasada, al regreso de la gira de este último por China y países de Europa. Esa charla activó la preocupación de Brasil, no sólo por la situación argentina sino por el perjuicio que podría provocar en la industria exportadora de su país, que indudablemente no atraviesa por su mejor momento. Varias plantas de primer nivel, incluso automotrices, están extendiendo períodos de vacaciones o reduciendo jornadas de trabajo ante la caída de las ventas, según refieren analistas del país vecino.
Los ministros de Economía de ambos países, Massa y Haddad, tomaron el mandato para encontrar el mecanismo que facilite el intercambio comercial entre ambos países, empezando por las importaciones argentinas, sorteando la necesidad del acceso a los dólares. Se analizaron diversos sistemas alternativos, pero el único que se presentó con posibilidad de implementación inmediata fue el de financiar las exportaciones brasileñas en reales, con una garantía de Argentina aceptable para los bancos brasileños. La demanda no satisfecha de este último punto fue lo que trabó la resolución del mecanismo en el encuentro de ayer en el Palacio Alvorada.
Sin embargo, lo que se selló sin ningún nivel de desacuerdo es el compromiso político total del gobierno de Lula en encontrarle una solución inmediata al conflicto.
La propuesta argentina, según fuentes oficiales argentinas que participaron de la delegación, es la de establecer “un sistema de garantías sobre flujos futuros de exportaciones argentinas” sobre el financiamiento de las importaciones que haga Argentina este año. Este acuerdo, según la fuente argentina, “ya está cerrado, y es un esquema similar al que se anunció con China la semana pasada”. Es decir, el financiamiento corre por cuenta del país exportador (Brasil) y en su propia moneda (el real).
Su implementación sera acordada en los próximos días entre el equipo económico argentino, con Massa, Madcur y Lisandro Cleri (vicepresidente del Banco Central) a la cabeza, y del lado brasileño Haddad, su número dos Gabriel Gallipoli, Geraldo Alkmin (vicepresidente) y Mercadante.
También está previsto un encuentro con exportadores brasileños e importadores argentinos en la próxima semana, que tendría lugar en la sede de la Federación de la Industria de San Pablo (Fiesp), la poderosísima central empresaria brasileña, que le daría el impulso definitivo al acuerdo.