(Por Franco Córdoba – Pasta de Campeón) En 2024 pensar que un jugador de fútbol de Comodoro Rivadavia se calce la camiseta de Jorge Newbery, luego la de Huracán y Petroquímica hoy sería una verdadera utopía, más aún si el protagonista era una de las grandes figuras que todos codiciaban. Salvo que el personaje en cuestión, por cualidades y no solo goles, sino por juego y carisma sea Pablo Gajardo.
Don Fernando y su compañera Betty formaron una familia en la que llegaron sus hijos: Fernando Javier, Pablo Gabriel, Oscar Alberto, Leonardo Ariel y Silvana Cecilia.
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El patio de la casa familiar era el estadio para que papá y todos sus hijos, incluída la más pequeña, hicieran de esos encuentros el de los recuerdos eternos en las retinas de todo el grupo familiar.
EL COMIENZO EN EL SAN MARTÍNEl “Cosmos”, fue uno de los primeros equipos de Pablo Gajardo que a los nueve años ya en una canchita del barrio San Martín, aquellas en las que fueron gracias al recordado “Padre Juan Corti”. También, eran de épocas los torneos “Comodorito” donde el pequeño comenzó a juntar trofeos y sus hermanos recuerdan que eran muchos.
Los hermanos, con Pablo que sobresalía con su destreza, tendrían la oportunidad de formar parte de la Escuelita de Fútbol de Víctor Doria. “Nosotros íbamos a la casa de nuestro tío que es Víctor y luego cuando regresa desde España que nace la escuela, obviamente, todos futboleros fuimos a parar ahí”, recuerda Oscar Gajardo, que dialogó con Pasta de Campeón y contó detalles de la vida del “Mañoso”.
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Pablo Gajardo empezó con la recolección de trofeos porque en cada campeonato al que iba a jugar conseguía uno de goleador, mejor jugada, para campeonatos que se disputaban en el Club Huergo y el Municipal.
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EL MAÑOSO SALE A LA CANCHA, SU GRAN LADERO, HURACÁN Y LA SORPRESA DE NEWBERYPablo Gajardo llega a Deportivo Portugués, donde debuta a los 15 años en Primera, lo hace con Javier –su hermano mayor- y alcanzan un repechaje para el ascenso ante Oeste Jrs. Un equipo donde el “Mañoso” jugaba con chicos talentosos como “Lalo” Vito, el colorado Balsa, el “pájaro” Salgado, Ale Bucarey, Chachan, y su gran amigo Pablo Muñoz, aquel con el que vestirían tres camisetas juntos.
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El buen desempeño del “Mañoso” hizo que Huracán lo vaya a buscar, aunque “Deportivo Portugués pedía fortuna en ese tiempo, que no era común en el fútbol de Comodoro, por lo que sino querías aceptar debías esperar dos años para quedarte con el pase. “Nosotros le hicimos una suerte de piquete y nos plantamos, al final nos quedamos sin jugar los dos años porque a Portu mucho no le interesó por nosotros”, cuenta con risas y añoranza, su hermano Oscar.
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Después le toca regresar a Portugués y aparece Víctor (Doria) nuevamente –que se encontraba en Petroquímica- y se lo lleva al ocho”, cuenta su hermano Oscar.
El «Mañoso», si bien no era delantero centro, era junto a los otros dos goleadores, figuras y luego con Muñoz se encontraron en Petro, como había sucedido en Newbery. Pero cuando a Gajardo lo llevan a Huracán, terminan sus últimos partidos. «Hay algo particular en mi recorrido por el fútbol de Comodoro, cuando yo estaba en USMA no alcancé a jugar en contra de él. Ascendimos en 1999/2000, pero no tuve la suerte ni de jugar en contra de Pablo», indicó su hermano Oscar.
Jugar en Jorge Newbery y luego en Huracán no es, fue, ni será para cualquiera. Más aún, con el mote de figura y Pablito Gajardo lo hizo, siendo del Barrio Ceferino, pero nunca tomado como algo de antagonismo.
«Mi viejo es crecido en el Pietrobelli y mamá vivía por ahí también, así que en ese momento era Huracán del 70, por eso lo íbamos a ver mucho, aunque teníamos más cerca de Newbery. Siempre tuvimos muchos amigos y muy respetados, así que no pasaba nada, porque siempre seguimos a los equipos en los Regionales», aseguró el jugador que pasó por Unión San Martín Azcuénaga y Deportivo Portugués.
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«Regresó a la ciudad, comenzó con los médicos y ahí llegaron las noticias menos esperadas», agregó.
En ese entonces no contaban con opciones para la complejidad médica en la ciudad y se pensó en viajar a Buenos Aires. pero una cirugía y el diagnóstico médico donde una metástasis, donde el Nacional de Mendoza con La Cigarra sería la última función en una cancha.
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«Nunca vamos a sanar, esa pérdida nos marcó en nuestras vidas y creo que para todos, porque no es de buena manera y hemos sufrido mucho. Vos decís que por los primeros años, pero no, hasta el día de hoy sufrimos la ausencia de Pablo. Siempre fuimos muy unidos y en la casa nos criamos atrás del patio jugando al fútbol con mi viejo, y como éramos 5 varones con mi viejo, Cecilia obviamente jugaba para alguno de los equipos», recuerda entre la tristeza y el recuerdo vivo.
GAJARDO Y SU OTRO AMOR, EL FUTSALPablo disputó grandes encuentros en los diferentes gimnasios, principalmente el Municipal N°1. En un recordado equipo como Anafer, con los Cárcamo como Topo, Kika, Marito Bucaréi, Ale Bucaréi sus grandes amigos del Barrio Ceferino. También pasó por Distribuidora Diana y llegó a La Cigarra, con sentimiento por ser del barrio.
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COCO MENDES Y EL ÚLTIMO ACTO DE PABLO GAJARDO EN FUTSAL CON LA HISTÓRICA LA CIGARRAPablo Gajardo había viajado a realizarse una quimioterapia y apareció en el hogar de los Gajardo el recordado y legenadario Jorge «Coco» Mendes.
«Es algo hermoso que no vamos a olvidar, con Pablo ya enfermo y aparece «Coco» que va a buscarlo, por eso siempre dijimos que tenemos mucha amiga y querida en Newbery», cuenta Gajardo o cariñosamente como resonaba en Km5 en tiempos de USMA el Chilote.
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«Pablo todavía estaba en la lista de La Cigarra, lo hicieron cambiar y que pudiera jugar unos minutos con su camiseta», agregó.
La salud del «Mañoso» ya estaba en deterioro y cuando entró en el piso del Municipal N°1 «fue muy groso».
«La gente ese día colmó el gimnasio y no sé si no fue un partido especial. Creo que hicieron para Pablo algo así, como se hizo en el Estadio Municipal. Fue tremendo no vamos a poder agradecer durante lo qu enos queda de vida, lo que hizo la gente de Comodoro tanto de la Liga de los barrios, compañeros que habían sido de Pablo, gente que no lo conocía, clubes en los que no había jugado», rememora con un nudo en la garganta y una película que transita en su cabeza y en la de su familia.
«No quiero ser malo de olvidarme de mucha gente que estuvo al lado de Pablo y se que estaría mal, pero si me acuerdo que Alejandro «Tachu» Saldaño, Jorge Vega, estuvo mucho «Pepe» Sánchez era un gran amigo, Pablo «el caballito» Almonacid. sus compañeros de Huracán, obviamente que estaban con él en ese momento», agrega su hermano Oscar.
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EL AMOR, LA SOLIDARIDAD Y LA UNIÓN DEL FÚTBOL DE COMODORO CON PABLO GAJARDO EN UN PARTIDO INOLVIDABLEEl 2 de abril de 1999 en el Estadio Municipal de Km3 se disputó un evento a beneficio de Pablo Gajardo y un cartel repetido inundaba las calles de Comodoro, los clubes y el mundo del fútbol.
Se jugaron 2 partidos y desde las 2 de la tarde, la fiesta, pero el afecto y la solidaridad por «Mañoso» hizo que sea un inolvidable día en el que todavía se escuchan las palmas y los gritos de los presentes para dos cotejos entre amigos.
El primero de los encuentros fue entre los periodistas ante Huracán 70, mientras que el segundo, una selección de Comodoro enfrentó al seleccionado de la Liga de los Barrios. Además la donación de las camisetas de los clubes de la ciudad para subastar entre la gente, algo que no era muy común por esos años.
La entrada general era de 2 pesos, donde hubo buffet, y con un mensaje muy especial que todavía emociona: «Colaboremos con Pablo Gajardo en este difícil momento. Muchas gracias».
La entrada era la fotografía de «Mañoso» con la casaca de Petroquímica con una cita: «Ayudemos a Pablo en esta Gambeta a la Vida».
Pablo ya no podía andar mucho en la calle, debía cuidarse del frío, porque ya andaba con rayos y quimioterapia, fue todo muy a pulmón y los padres de Pablo Gajardo jamás se olvidaron como sus hermanos de la ayuda pro ¨Mañoso».
«La gente de Huracán un fierro, con el partido que se hizo en el estadio fue algo tremendo y nos acompañó mucho toda la gente de Comodoro. Los chicos de la Liga de los barrios, sin que Pablo haya jugado, nos colaboraron hasta con un sobre con dinero. Es que mi hermano estaba metido siempre donde haya una pelota de fútbol. No sé si está bueno recordar esto, pero la cantidad de gente que fue al momento de su despedida en el cementerio es algo que nunca había visto», recuerda.
USMA, LOS BOTINES DE MARADONA, LA CAMISETA Y EL DESTINO EN UNA FINAL DONDE PABLO NUNCA LLEGÓSe jugaron dos finales en la temporada 1999, la cual le daba la bienvenida al Siglo XXI, con Unión San Martín Azcuénaga que jugaba ante Deportivo Sarmiento. Una goleada en la ida para los «chacareros» y la vuelta en el hoy Armando Ávila con triunfo por penales.
Una histórica definición por penales y el ascenso a la «A» del Patricio con Oscar Gajardo en el plantel y en la cancha como un marcador de punta, sencillo, humilde, que sacaba los botines de un bolsón que tenía Norberto «Insulina» Páez en el vestuario de USMA para un flaco humilde y amiguero. «Yo era medio nochero en mi época de jugador de fútbol y Pablo era muy exigente, pero cuando él llega desde Buenos Aires y Pablo antes del partido siempre me decía ´sos un burro, pero tenés que meterle y correr´, lo que por eso yo no le aflojaba, porque él me lo decía porque estaba bien si me lo marcaba», contó.
«Me sacrificaba entrenando porque siempre fui un burro, nunca un habilidoso de la pelota, pero por lo menos sabía que tenía que estar bien físicamente. No tenía un trabajo que me diera la posibilidad de tener botines o no era el habilidoso para que el club me los dé y cuando llegamos a la final viene Pablo dos días antes con él y me trae una bolsa y adentro me regaló unos botines Puma Borussia», recuerda Oscar y su voz le cambia con congoja, con el mejor regalo que recibió de su hermano.
«Mañoso no usaba otra marca, no sé, se hacía el Diego, pero me regaló esos botines para jugar la final porque iba a ser en cancha de césped de Sarmiento y al final jugamos en la de tierra en la ida. Me tocó entrar desde el banco, cuando había jugado todo el campeonato», agregó.
Pero el destino estaba marcado, una falla en el auto y Pablo que no pudo llegar. «Me recagué llorando, porque creía que me había fallado porque ya andaba descompuesto. Llegó tarde y cuando apareció le di mi camiseta, me lo encontré en la avenida en el 5», recordó con emoción.
«Al momento de la despedida le pedí permiso a mis padres para que si me dejaba llevársela con él, porque se la había regalado yo ese día y para mí era importante que se vaya con él esa camiseta», cuenta.
Pablo Gajardo era el amante del fútbol, el que no salió de Comodoro, pero se hizo un nombre en la región, el que era amigo de sus amigos y un talento inolvidable. con 27 años su luz se apagó antes del mes del ascenso de USMA, la alegría de su hermano, en la tristeza de la familia.
La luz de vida de Pablo Gajardo se apagó a los 27 años en el comienzo de un enero del 2000, pero la leyenda del «Mañoso» se encendió para ser un lucero en la historia del fútbol comodorense, con amigos y rivales que compartieron con él.
Fotos: Gentileza Familia Gajardo
Archivo Diario Crónica / Diario El Patagónico