La Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC), ente regulador estadounidense encargado de garantizar los depósitos bancarios, anunció el embargo y venta de activos del First Republic, banco que arrastraba serias dificultades desde las tensiones en el sector del mes pasado, a JP Morgan.
La caída del First Republic es la más grande de la historia de los Estados Unidos, en términos de los activos y depósitos que ostentaba, únicamente por detrás del colapso de Washington Mutual de 2008 –sin contar a bancos de inversión como Lehman Brothers-, y superando la de Silicon Valley Bank (SVB).
También implica el tercer colapso bancario en Estados Unidos en menos de dos meses, tras los del SVB y el Signature Bank en marzo.
A través de un comunicado, la FDIC oficializó que el Departamento de Protección e Innovación Financiera de California cerró el banco con sede en San Francisco y la nombró como administradora judicial, para luego vender las operaciones inmediatamente a JP Morgan Chase por US$ 10.600 millones.
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«Para proteger a los depositantes, la FDIC va a entrar en un acuerdo de compra y toma de posesión con JP Morgan Chase Bank, National Association, Columbus, Ohio, para asumir todos los depósitos y la mayoría de los activos de First Republic Bank», indicó el regulador.
Durante el fin de semana y tras un largo proceso de negociaciones con las autoridades reguladoras, JP Morgan propuso comprar todos los depósitos del First Republic –por US$ 92.000 millones-, incluyendo los no asegurados por las autoridades reguladoras.
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Como parte de la transacción, las 84 oficinas del First Republic ubicadas en ocho estados abrieron como filiares del JP Morgan.
Sus clientes pasaron a pertenecer a dicho banco, aunque deberán seguir utilizando sus sucursales actuales temporalmente hasta que JP Morgan modifique los sistemas para que puedan hacer uso de su red.
El banco cuenta con US$ 103.900 millones en depósitos y US$ 229.000 millones en activos, incluyendo US$ 173.000 millones en préstamos y US$ 30.000 millones en valores.
Previamente, en marzo pasado, once grandes bancos de Estados Unidos -entre ellos el propio JP Morgan, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo- desembolsaron US$ 30.000 millones en las cuentas del First Republic, en un plan acordado con el Gobierno tras la fuerte corrida en sus depósitos como resultado del colapso del SVB y el Signature Bank y el temor a un efecto contagio, que en Europa obligó a una venta forzada del Credit Suisse a UBS.
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Si bien, tras el rescate, el First Republic se había estabilizado, el lunes pasado el banco presentó su balance trimestral donde comunicó una caída del 41% -más de US$ 100.000 millones- en sus depósitos en el primer trimestre.
Su crónica falta de liquidez lo llevó a representar casi el 72% de todos los préstamos totales de la ventana de descuento de la Reserva Federal (FED) en las últimas semanas.
Esta corrida, peor de la anticipada, llevó a un hundimiento en la cotización del banco en la bolsa la semana pasada, acumulando un derrumbe de 97% en lo que va del año.