El Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil no logró un acuerdo para el ingreso mínimo en la Argentina sobre cuánto actualizar los, $234.315,12 actuales que rigen desde mayo. La sesión plenaria que arrancó pasadas la hora pautada de las 14 pasó a un cuarto intermedio con posiciones encontradas entre el sector empresario y los representantes de la CGT y las dos CTA que quieren empujar el ingreso mínimo de su piso histórico actual. Al cabo de dos horas, no hubo consenso y será el Gobierno quien defina una vez más.
Se trata de la tercera vez que se convoca el Consejo del Salario en la gestión de La Libertad Avanza con la expectativa de las tres centrales sindicales de conseguir un mejor acuerdo que en las dos ocasiones previas cuando el Gobierno terminó fijando también por decreto un monto por debajo de la línea de indigencia.
Con todo, es la primera vez en lo que va de 2024 que se concretaba una instancia de intercambio entre las partes, con el Gobierno como facilitador del encuentro y eventual árbitro de no haber acuerdo. La negativa del sector empresarial a mejorar su posición y los gremios de bajarse de la suya determinó que una vez más el Consejo concluyera sin consenso entre las partes y recaiga ahora en el gobierno de Javier Milei la facultad de arbitrar mediante un laudo.
Tanto la CGT como las dos CTA llegaron a la mesa con una serie de números sobre la base de la pérdida de valor del salario en términos reales en perspectiva histórica y con énfasis en los últimos meses. Pese a que cada una de las centrales tenía una postura propia en la previa, lograron unificar posiciones antes del inicio del plenario que define el nuevo salario mínimo, vital y móvil en la Argentina.
En la puerta de la Secretaría de Trabajo, la CTA Autónoma escenificó «el entierro del salario y de las jubilaciones» con un cajón negro sobre el cual colocaron fotos de los ministros Luis Caputo (Economía) y Federico Sturzenegger (Desregulación y Transformación del Estado). «Es lo que pretende hacer el gobierno con nuestros ingresos», señaló Ricardo Pedreiro, el secretario general adjunto CTA Autónoma.
El número dos de la central reemplazó en la mesa en la sesión remota a Hugo ‘Cachorro’ Godoy, de viaje por Nicaragua. También estuvieron la secretaria gremial, Alejandra Angriman; el secretario de Asistencia Social, Omar Giuliani, y Luis Campos, investigador del equipo del Instituto de Estudios y Formación (IEF).
Por la CGT se conectaron dos de los triunviros, Héctor Daer y Carlos Acuña, mientras que Claudio Marín lo hizo por la CTA de las y los Trabajadores. Por parte de la Secretaría de Trabajo no estuvo su titular, Julio Cordero, sino Martín Huidobro, el subsecretario de Relaciones de trabajo. Mientras que del lado empresarial fue el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, quien llevó la voz cantante rodeado de técnicos.
En la previa del encuentro, las tres centrales buscaron coordinar una posición sobre la base de los informes técnicos que manejaban desde sus usinas. Según reveló El Cronista, hubo contactos en la semana entre Godoy y Daer para arrimar posiciones de cara al plenario. Del mismo modo, Hugo Yasky (CTA de las y los Trabajadores) se sumó a los intercambios previos.
Finalmente, las tres centrales sindicales unificaron su posición en torno a un incremento que lleve el salario actual de $234.315 hasta los $482.000 en el mes en curso y $505.000 a partir de agosto. Tomaron como punto de referencia la canasta básica. Pero la propuesta que significaba una suba del 116% quedó muy por arriba de lo que el sector empresario se mostró dispuesto a conceder.
El sector empresarial, por su parte, se conectó al Consejo desde la sede de la Unión Industrial Argentina y contraofertó un aumento en cuatro tramos pero con un porcentaje significativamente menor. Ofrecieron llevarlo de los $234.315 actuales a $245.000 en julio, $253.000 en agosto, $259.000 en septiembre y $264.000 en octubre. Esto sería, $241.000 menos de lo que piden los gremios.
Salario mínimo acorde a la CGT y las CTA
En los días previos a concretarse la reunión del Consejo del Salario Mínimo, desde el Instituto de Estudio y Formación (IEF) de la CTA se presentó un informe que describía el desfasaje con el valor de una canasta básica para un trabajador que en junio de 2024 totalizaba unos $731.421.
Si se consideraba el salario bruto con aportes y contribuciones a la seguridad social, el salario mínimo debería ascender hasta $855.762 para cubrir el valor de una canasta, lo que hubiera implicado un incremento del 265%, de forma tal que ningún trabajador o trabajadora quede por debajo de la línea de pobreza.
De todas formas, la línea roja que trazaban en la previa desde al CTA-A era menos ambiciosa, en torno a la línea de indigencia. Esto significaba un aumento mínimo del 70%para que el salario mínimo no perfore el valor de una canasta básica de alimentos que en junio de 2024 es de $386.978. Con un aumento del 70% se hubiera alcanzado, el nuevo monto se posicionaría en $398.768.
Desde el centro de estudios CIFRA perteneciente a la CTA de las y los Trabajadores, por su parte, destacaron en un informe propio que el salario mínimo, vital y móvil «sufrió una caída brutal en los meses transcurridos del gobierno de J. Milei» tiene un poder de compra 32,1% menor del que tenía en noviembre de 2023, último mes completo previo a la actual gestión dentro del acuerdo previo.
Con los dos laudos de febrero y mayo, el Gobierno determinó de forma unilateral un aumento del 60,5% respecto de noviembre de 2023 frente a una inflación que ya acumula un 136%, destaca el reporte de CIFRA. «De este modo se consumó la pérdida real de prácticamente un tercio en el salario mínimo», subraya.
Con las pérdidas de los años previos, que superaron el 10% anual en 2018, 2019 y 2020, acorde al centro de estudio de la CTA que lidera Yasky, el salario mínimo real se este mes con un 43% por debajo del nivel de noviembre de 2019, al final del gobierno de Cambiemos, y un 56,4% por debajo del salario mínimo en 2015.