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Banderas azules en entredicho: ¿Realmente sirven para algo?

Cada año, con la concesión de las banderas azules por parte de la entidad privada que las promueve, se generan tantas expectativas como controversias. Este año, España ha obtenido 729, incluyendo playas y puertos deportivos. Por una parte, estos distintivos son ansiados por muchos destinos turísticos españoles para poder exhibirlos como garantía de calidad de playas, calas y demás zonas de baño. Pero, al mismo tiempo, cada vez surgen más voces que cuestionan tanto su utilidad real como los criterios con que se otorgan. ¿Realmente sirven para algo las banderas azules? ¿Obedecen a parámetros objetivos?

En verano de 2021 se hizo pública una investigación científica titulada ‘Evolución espacio-temporal de las playas con bandera azul en las islas baleares (1987-2018), consecuencias en su mejora y recuperación morfológica’, elaborado por geógrafos y geólogos de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y de la Universitat de Girona. La conclusión fue que “las banderas azules no han servido en ningún caso para mejorar, restaurar o revertir la degradación que supone la frecuentación de los espacios litorales”.

El trabajo de Francesc Xavier Roig, Josep Pintó, José Àngel Martín Prieto y Antonio Rodríguez Perea analizó 20 playas de las islas distinguidas con la Bandera Azul y comprobó que dicho galardón, por si solo, “no ha contribuido a la mejora geomorfológica de los sistemas playa-duna”.

Playa de El Saler, en Valencia Pinterest

“En las playas analizadas no hay mejoras vinculadas a la Bandera Azul. Por tanto, hay que replantearse la utilidad de esta etiqueta o poner en práctica nuevos criterios de acreditación ambiental que se adapten a las complejidades y particularidades de las playas, sin pensar en éstas como un simple solárium”, añaden los científicos autores del estudio.

¿De dónde surgen las banderas azules? Se trata de un galardón otorgado por primera vez en Francia en 1985 por una fundación privada y, dada la aceptación que logró, la idea se propagó rápidamente por toda Europa primero y por otros países del mundo después. Pero ya desde los primeros años surgieron voces que cuestionaban los criterios utilizados. Las banderas son concedidas actualmente en España por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC) y la Fundación de Educación Ambiental.

La principal objeción es que “una playa solo puede tener bandera azul si está repleta de servicios e infraestructuras, es decir, urbanizada. Difícilmente podrá tener esta distinción una playa natural y totalmente virgen, pese a que lo que propugna la entidad que las concede es la defensa del medio ambiente. Es una contradicción total”, señalaba hace pocos veranos el alcalde de una localidad turística que había renunciado a aspirar a este galardón.

“Ninguna aportación positiva en términos geoambientales”

Es más, incluso podrían ser contraproducentes. Los autores del estudio científico de la Universitat de Girona y la Universitat de les Illes Balears añaden que “la bandera azul favorece elevados niveles de frecuentación asociados a la dotación de servicios, incluidos recreativos. No hace ninguna aportación positiva en términos geoambientales ni da prioridad al conocimiento de las condiciones naturales de las playas. Muchos ayuntamientos ya han decidido prescindir de las banderas azules y han optado por otras figuras, como las certificaciones EMAS o ISO”.

Alcaldes de Catalunya y también responsables turísticos de Balears han criticado abiertamente la iniciativa: “No dejan de ser una marca publicitaria, y en ningún caso, una marca de calidad”, afirmaba el alcalde de Begur, en la Costa Brava, Joan Manuel Loureiro, en el verano de 2017. Además, “las auditorías que se hacen a estas playas son prácticamente inexistentes”, añadía.

Bandera azul en la playa de Muro (Mallorca) ADEAC

Por su parte, el exvicepresidente del Govern balear, Biel Barceló, señalaba ya entonces que “una cosa son las banderas azules y otra la calidad de las playas”, y ponía en el acento en otro aspecto: “No tiene sentido pagar a una empresa por algo [los controles] que ya se hace”. Barceló afirmaba que la empresa encargada de las banderas azules pidió al Govern “un canon de 21.000 euros que el Govern consideró que no era prioritario”.

La entidad organizadora defiende la iniciativa

La directora de Bandera Azul en España, Ana Pérez-Montero, por su parte, señala que “Bandera Azul se financia mediante contratos, convenios y subvenciones de diversas consejerías en las Comunidades Autónomas de Andalucía, Asturias, Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, Extremadura, y Murcia, además de la Diputación de Álava y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, de forma que los ayuntamientos y puertos deportivos no tienen que pagar ninguna cuota. En Baleares y Cantabria los ayuntamientos y puertos deportivos pagan una cuota de participación que ronda los 450 euros por candidatura”. Con estas cantidades, añade, se sufragan los gastos de material, personal, actividades y asesoramiento que despliega la entidad.

Pérez-Montero señala que no cualquier playa puede obtener este galardón: “El primer requisito para Bandera Azul es que la calidad de las aguas de baño sea excelente, conforme a los muestreos que se llevan a cabo durante la temporada de baños. Existen 29 criterios que se dividen en cuatro categorías: la calidad de agua, la información y educación ambiental, la gestión ambiental de la playa, incluyendo el cumplimiento de la Ley de Costas, la gestión de los residuos, la existencia de baños en las playas, la seguridad, que incluye unos recursos humanos y materiales de socorrismo adecuados en cada playa y servicios para personas con discapacidades”.

Ahora bien, la responsable de la entidad admite que no siempre una playa virgen, completamente preservada, podrá aspirar a estas banderas, porque se exigen unas infraestructuras mínimas: “Uno de los criterios de Bandera Azul establece que las playas deben ser fácilmente accesibles, así que si a una playa virgen se llega por un acceso peligroso, no se le podría otorgar la Bandera Azul. En cuanto a infraestructuras, Bandera Azul exige la existencia de WC públicos que pueden situarse en el aparcamiento, no tienen que estar sobre la arena. Se exige un puesto de socorrismo, que puede estar en el aparcamiento, y uno o varios puntos de vigilancia, dependiendo de la extensión de la playa, que pueden ser móviles y ser retirados cada día. Bandera Azul no exige duchas, hamacas o ninguna otra infraestructura”.

Acto de presentación de las banderas 2022 ADEAC

Respecto a la controversia que a veces suscitan los criterios para conceder el distintivo, la organización defiende el sistema empleado y niega que dichos criterios sean cambiantes. “lo que sí exigen es una mejora continua y algunos se aplican de forma paulatina, existiendo mecanismos de plazos y de compromisos. De forma que, el Jurado puede conceder la bandera azul a una playa que cuente con un incumplimiento leve de la Ley de Costas, si el ayuntamiento se compromete a solucionar ese incumplimiento para el año siguiente”.

Pese a tratarse de una iniciativa que busca premiar la calidad medioambiental, no ha sido hasta esta edición en “Bandera Azul en España ha incorporado criterios sobre la defensa litoral. Para esta edición, los municipios litorales deben identificar los hábitats de interés comunitario por prioridad para regeneración dunar o por presencia de Posidonia u otras especies de fanerógamas marinas protegidas. También deben iniciar el proyecto para la instalación de cerramiento de áreas dunares, si no disponen de cerramiento, identificar infraestructuras que pudieran estar sobre las áreas dunares e iniciar los trámites para su retirada. Para el verano que viene, Bandera Azul velará porque todos los hábitats prioritarios para la regeneración dunar hayan mejorado su estado de conservación, mediante la implantación paulatina de este criterio”, asegura Ana Pérez-Montero.

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es