Barcelona dio una exhibición en el Santiago Bernabéu al ganar el clásico con un 4 a 0 que no resiste oposición. Un triunfo inédita desde que no está Lionel Messi con la azulgrana y que se apuntaló en una lección táctica de Hansi Flick en su primer clásico.
Flick reafirmó su libro de estilo en un Barcelona al que le devolvió aspecto de equipo grande ante cualquier rival y en cualquier escenario. La línea defensiva adelantada marcó un duelo que recuperó toda su grandeza. El riesgo permanente azulgrana, expuesto a cualquier fallo de defensas examinados en cada balón en largo. Intentando a la vez ser precisos en el despeje y no perder de vista los movimientos a su espalda de Vinícius, Bellingham o Mbappé.
El Real Madrid saltó con el objetivo de curar su mal de las primeras partes pero su salida en tromba cayó en continuos fueras de juego de Mbappé, deseoso de ser protagonista en su primer clásico. Cada acción anulada era un aviso. Habría un momento en el que su posición sería legal y nada lo frenaría como lo hizo el VAR a la media hora.
El plan de Flick funcionaba a la perfección. Rebajó al máximo el peligro cerca del área de su rival quien cayó una tras otra vez en fuera de juego y era cuestión de tiempo que una de sus llegadas acabase en gol.
El técnico alemán encontró la clave en el descanso. Retiró a Fermín, introdujo a De Jong y adelantó a Pedri a una zona de mayor influencia. Encontró un desplome inesperado del campeón en su estadio sin respuesta de Ancelotti en las variantes. Desde una defensa que hizo aguas y con un mediocampo sin nadie que bajase el balón e hiciese jugar al equipo, dependiente más que nunca de una acción aislada individual de Vinícius o Mbappé.
Y así llegó la diferencia entre una defensa coordinada en línea, la del Barcelona, a un mal ejemplo de posicionamiento. Un simple pase de Casadó sirvió para que Mendy se quedase enganchado y Lewandowski superase con facilidad en el mano a mano a Lunin. Era el inicio de la goleada. Las cuentas saldadas de los cuatro últimos clásicos de superioridad madridista con una superioridad aplastante barcelonista en el Santiago Bernabéu.
Por más ocasiones que tuviera Mbappé, negado, y con un segundo tanto anulado por posición antirreglamentaria. Se olía la goleada porque con el Real Madrid volcado aparecían todas sus carencias defensivas con espacios. Lewandowski perdonó dos clarísimas, la primera acertando el poste, y entre errores en el remate de Bellingham y Mbappé, llegó el tanto que convertía a Yamal en el goleador más joven de la historia del enfrentamiento, y el fin de fiesta azulgrana merecido por Raphinha en otro contragolpe letal que expuso todas las vergüenzas del campeón ante su público.