Liga Profesional. El Pirata logró encajar su tercer triunfo en línea en el Gigante y sin recibir goles en contra. Otra vez, Vegetti su “arma letal”.
domingo, 7 de mayo de 202308:31 hs
Para Belgrano, el campeonato se presenta con una ecuación simple: sumar o no sumar. Cada partido es eso. Nada de si se jugó bien, más o menos, mal o regular. Todo pasa por meter, dejar la piel en cada pelota disputada y, cuando el silbatazo final suena, contar los puntos logrados. Ayer no fue la excepción y, otra vez, el sacrificio, la entrega y el aguante que baja desde la tribuna y contagia a los de corto, alcanzaron para quedarse con el 1 a 0 sobre Atlético Tucumán y alcanzar los 27 puntos.
El equipo está construido en la base de un plantel que desde el año pasado, cuando ganó de punta a punta el torneo del ascenso, apuesta a que nadie se guarde nada. Pifias se ven, errores un montón, falta de juego por todos lados, pero lo más importante es que cuando el partido le hace una mueca jamás la ha desperdiciado.
Aprovechar
El encuentro con Atlético era peleado, disputado en cada metro del terreno. Marchiori tapó un remate a quemarropa y después el travesaño salvó a Losada. Fue un arranque prometedor de partido lindo, pero se quedó en eso, en un espejismo.
Cuando más feo se jugaba y la pelota siempre estaba prestada, los que más saben con el útil contra el piso no entraban en escena. Bruno Zapelli no podía ser la manija del Pirata y Joaquín Pereyra tampoco el del visitante.
En ese ir de un lado para el otro, donde Vegetti se peleaba con toda la defensa con la ayuda de Jara y por el otro extremo del campo era Estigarribia el que andaba a los golpes con la dupla de centrales locales, el partido se hizo aburrido. Pero un tiro de esquina lanzado con precisión por Ariel Rojas encontró al goleador, que fue en busca del balón y metió un golpe de cabeza que hizo estremecer al Gigante de Alberdi.
Belgrano terminó de facturar la primera gran ocasión que se le presentó en el partido y rompió el cero de un encuentro que no estaba siendo nada sencillo.
La gente empezó a festejar el triunfo y a recordar que en el próximo de local será “el de Jardín Espinosa” el que vendrá de visita y le dedicó algunas canciones a Talleres.
Pero llegó una jugada bisagra en el partido: Barinaga salió a cortar y falló, la pelota derivó en Estigarribia que le ganó en velocidad a Rébola y el central lo tumbo en la puerta del área. El árbitro Andrés Merlos le mostró la roja y comenzó otro encuentro.
La hora del aguante
Con 10 en el campo, la “B” cerró la etapa cargado de nervios, peleando con el árbitro y discutiendo cada uno de sus fallos.
La visita no pudo aprovechar el descontrol del local y el parcial se terminó entre los silbidos de la gente y la bronca general por la expulsión.
El intermedio sirvió para acomodar las ideas, para darse cuenta que era el momento de pararse un poco más atrás y dejar que los tucumanos tiraran centros.
Meriano ingresó por Jara y se rearmó la línea de cuatro. Zapelli trató de ser el abanderado del aguante del balón contra el césped y Vegetti siguió su batalla con cada uno de los defensores adversarios.
Hubo empujones, golpes y quejas. El objetivo era sostener la pelota lejos de Losada. Y Atlético le facilitó el trabajo al Pirata, porque empezó a lateralizar y tirar “centritos” que siempre fueron a dar a la cabeza de un central local o a las manos del arquero.
Parado dentro de su área el Pirata supo neutralizar a un rival que no encontró una idea para romper el cerrojo. Otra vez la gente empujó para dar fuerzas. Las piernas de los laterales Barinaga e Ibacache dijeron basta y se armó una línea de cinco para cerrar el partido.
En alguna contra pudo hasta hacer un gol más el Celeste, pero no hubo puntería ni fuerzas. Lo que sí hubo fue espíritu, ganas y convencimiento para saber que podía lograr lo deseado. A fuerza de mucho sacrificio.
No jugó bien cuando eran 11 contra 11 pero aprovechó la que tuvo y, cuando quedó con 10, sacó a relucir la bandera del sacrificio para ganar.