El presidente Lula Da Silva recibió a su par argentino Alberto Fernández con el fin de estrechar vínculos comerciales. Fotos: NA
Especial para La Nueva Mañana
SEQUÍA DE DÓLARES
Brasil busca recuperar el terreno perdido y Argentina busca evitar que la sequía de dólares afecte a la industria local y complique las relaciones con su principal socio comercial. El séptimo país más poblado del mundo está en condiciones de financiar sus exportaciones al estar su economía al alza. La buena performance del complejo sojero producto de que el 50% de las tierras agrícolas están alimentadas por riego artificial (en la Argentina solo el 15% de las tierras están irrigadas). En efecto, Brasil quiere aprovechar la oportunidad para ganar el terreno que fue perdiendo en manos de China en la relación comercial con la Argentina. Sobre la bilateral que mantuvieron argentinos y brasileros, el presidente Lula dijo al Journal do Brasil que “no están discutiendo para ayudar a Argentina”, sino que “necesitamos ayudar a los empresarios brasileños que exportan a Argentina y financiar las exportaciones brasileñas”.
La iniciativa, de todos modos, genera entusiasmo en gran parte del empresariado cordobés que tiene a Brasil como principal socio comercial. Con reparos, pero entendiendo la fragilidad de la situación, desde la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba le dijeron La Nueva Mañana que importar utilizando reales “descomprime la necesidad de dólares que el Banco Central requiere para no afectar el normal desenvolvimiento de la economía”.
Además, el vocero de la Cámara explicó a LNM que tienen “pleno conocimiento” de que el financiamiento en reales que propone el gobierno del Partido de los Trabajadores “facilita” el mercado argentino al exportador brasilero, “y no a la inversa”. “El Banco Central de Brasil nos va a prestar plata para que cancelemos deuda comercial (importaciones) con empresas brasileras. Ellos en definitiva están generando mayor volumen de negocio con su propia plata”.
Sin embargo, desde la Cámara de exportadores sostienen que habiendo regulación de la importación de insumos que comienza a afectar el nivel de actividad, cualquier iniciativa para “que no se trabe el flujo comercial con Brasil es positiva”. Según relevamientos del sector son pocas las empresas que logran sostener volúmenes de producción e importación de insumos similares a los del año pasado. Consecuentemente, acuerdos como el que se propone con la economía más grande de esta parte del continente permitiría mantener las unidades productivas activas en el corto plazo.
Una reunión en Brasil por la falta de dólares
Esta vez es en serio. Pareciera. Durante casi cuatro horas, la plana mayor del gobierno argentino estuvo reunida con sus pares brasileros con motivo de fortalecer relaciones comerciales. O, mejor dicho, que las mismas no se pierdan por la falta de dólares de la Argentina para importar. En efecto, se negocia la posibilidad de que el intercambio comercial con Brasil se realice con la moneda de cada país dejando de lado la de terceros. Los dólares estadounidenses. Un viejo anhelo de las potencias suramericanas que ya en 2008 habían acercado posiciones con el fin de desdolarizar el sistema financiero regional. Claro está que tras 15 años de aquel acuerdo los avances fueron escasos.
El antecedente más próximo de negociaciones para dejar de lado al dólar data de enero de este año cuando, incluso, hasta se llegó a fantasear con una moneda común para el Mercosur. Una iniciativa muy lejana hoy. En aquella oportunidad los informes sobre la cosecha 2022/2023 encendían las alarmas y el equipo económico buscaba generar expectativas positivas y despejar dudas en relación a las reservas. Cierto es que la sequía, sumado a la poca liquidación de agrodólares, Dólar Soja III mediante, dejan al gobierno a las puertas de una devaluación.
Evitar una depreciación del peso a como dé lugar es quizás uno de los pocos puntos en que acuerda la totalidad de la alianza gobernante. En efecto, la estrategia del equipo económico para sortear los problemas durante el primer semestre del año ha ido modificándose al calor de los imprevistos. El plan A consistía en la recompra de bonos de deuda en dólares para así: generar mayor confianza de los mercados, intervenir en la cotización de los dólares paralelos, bajar el riesgo país y abaratar el costo del crédito al que puede acceder Argentina.
Esta iniciativa insumió alrededor de 300 millones de dólares y no logró su cometido: lograr que bancos extranjeros le presen a la Argentina a tasas moderadas. Esto derivó en que la estrategia económica consista en negociar con los organismos multilaterales de crédito (Banco Mundial, BID y CAF, principalmente) la mayor cantidad de desembolsos posibles, a la par que continuó endureciéndose el control de los dólares destinados para importar. Sin embargo, la poca liquidación de agrodólares (que significan el 50% de las ventas afuera) lleva al Banco Central a desprenderse de dólares en cada jornada en lugar de acumular reservas.
Se esperan noticias desde Estados Unidos o China
Para revertir la tendencia vendedora, el equipo económico se juega la última bala: dólares provenientes de Washington o Shanghai. Con el FMI negocia adelanto de desembolsos, pero, según trascendidos, exigirían una devaluación del peso para acceder al pedido. Aquello que el Gobierno busca evitar a como dé lugar. Mientras que con la potencia asiática buscan ampliar el swap de monedas por otros U$S3.000 millones más. A lo que se le suma una posible tercera vía de financiamiento que surgió de la bilateral con el mandatario Lula da Silva: acceder a un crédito del Banco de los BRICS, que preside la ex presidenta de Brasil Dilma Rousseff.
De cualquier manera, en lo que resta del mes no habrá novedades sobre los fondos que necesita las arcas del Banco Central, ya que las reuniones claves de los dos organismos en cuestión están previstas para fines de mayo y junio. Donde sí podría haber algún avance es en el intercambio comercial con Brasil prescindiendo de la divisa norteamericana y pagando las importaciones en forma diferida.
La brasileña Dilma Rousseff es la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los Brics, donde Argentina, en caso de ingresar como miembro, buscará hacerse de un fondo de 6 mil millones de dólares para fortalecer las reservas del Central.
¿Lo peor ya pasó?
A todo esto, los más optimistas en el gobierno entienden que están transcurriendo los meses más complejos para las reservas ya que la soja de la campaña 2022/2023 aún no fue cosechada. Además, este invierno no tendrá el factor disruptivo del año pasado cuando la suba del precio internacional de la energía impactó en las importaciones consumiendo U$S13 mil millones. Hoy, el gas natural licuado, de gran peso en las importaciones de energía del 2022, bajó su precio a la mitad y este año se espera importar alrededor de 10 buques menos, según información oficial.
Mientras que los más pesimistas (o “realistas”, según corrigen) advierten que los daños de la sequía son mayores a los previstos. Además, para que el agro venda la magra cosecha, la expectativa devaluatoria tiene que despejarse. Algo que no ocurrirá sin robustecimiento de las reservas. Si bien el gobierno avanza en este sentido… “Hasta el momento sin dinero. Pero con disposición política”, como dijo el presidente Lula concluida la bilateral con los funcionarios argentinos.
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