Entre este martes y este jueves, en la ciudad rusa de Kazán se reunirán los países integrantes de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, en un principio), aunque el grupo ahora se amplía a Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos. Y, probablemente, Arabia Saudita, que tiene pendiente la firma de su adhesión definitiva. Pero además habrá muchos países invitados, entre ellos estarán el presidente de Cuba Miguel Díaz Canel, el de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres. Y un invitado muy especial, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmmud Abbás, invitado especialmente por el anfitrión, Vladimir Putin.
En momentos en que el pueblo palestino sufre un genocidio a manos del Estados de Israel, es muy importante esta presencia en un foro internacional, donde el bloque dará respaldo a la solución de “dos Estados para dos pueblos”.
También será una toma de posición de los 26 jefes de Estado y de las delegaciones de unos 60 países en torno a la guerra en Ucrania, que ve a una Rusia cada vez más fuerte y consolidada.
Pero en general, será una vidriera para mostrar al mundo una alternativa a tanta guerra, genocidios y distintos tipos de violaciones a los Derechos Humanos surgidos de las políticas neoliberales de la alianza atlantista que incluye, principalmente, a Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, con algunos aliados menores como Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Japón.
Ante ese mundo violento y decadente, donde vemos cómo avanzan expresiones culturales y políticas de extrema derecha, incluso neofascistas, surge un mundo distinto. El poder mundial se está desplazando hacia un eje euroasiático, y hoy los 9 países que conforman los BRICS representan el 50 por ciento de la población mundial y casi el 40 por ciento del PIB, es decir, de toda la riqueza que produce el planeta.
Pero van por más, y esta semana los ojos del mundo se posarán en Kazán, donde podría configurarse en parte, el mundo que se viene. Por un lado, la presencia del secretario general de la ONU es una muestra de la importancia que tienen los países que allí se reunirán. Muchos de ellos, principalmente Brasil e India, vienen reclamando desde hace tiempo una reingeniería que salve a una ONU moribunda, que da muestras de su ineficacia para preservar la paz mundial. Principalmente, estos países vienen reclamando una reconfiguración del Consejo de Seguridad, donde 5 potencias nucleares tienen derecho a veto, y eso empantana cualquier posibilidad de resolución. Ellas son: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. Lo más lógico sería que no hubiera asientos permanentes en el Consejo de Seguridad, o al menos que se amplíe el número de ellos.
Por otro lado, también se esperan grandes novedades desde el punto de vista financiero y monetario, ya que uno de los objetivos del grupo es terminar con el patrón dólar en el comercio internacional, al menos en el comercio intrazona de estos 9 países, que antes eran llamados emergentes y hoy son sin dudas potencias. Sería una compleja construcción financiera basada en un sistema informático confiable y descentralizado. Y quizá en una nueva moneda de intercambio internacional que Rusia ha propuesto llamar 5R, por el nombre de las divisas de los cinco países originarios de los Brics: real, rublo, rupia, renminbi y rand.
Así las cosas, Kazán será esta semana el centro de atención para ver si un mundo distinto (¿mejor?) es posible. Está en el sur de Rusia y es la tercera en importancia luego de Moscú y San Petersburgo. Pero, además, como un mensaje más hacia Occidente, Kazán ha sido destacada por la ONU como ejemplo de convivencia entre los pueblos. La mitad de la población es rusa y de religión cristiana ortodoxa, y la otra mitad es tártara y de religión musulmana. Y han hecho de Kazán un centro poderoso industrial e informático.
Argentina debería estar allí representada, aprovechando la oportunidad única que tuvimos de estar en el grupo que está diseñando el nuevo mundo, y que representa sobre todo un destino apetecible para nuestras producciones. Pero lamentablemente, las orejeras ideológicas de un presidente que se quedó en el siglo XX nos privaron de eso.