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España-Francia: «¡A Berlín, con Lamine!»

Para esta crontracrónica necesito su colaboración, querido lector. ¿Qué hacían ustedes con 16 años? Salir con los amigos, coquetear con su primera pareja, pelearse con el Latín o la Física y Quimíca… Lamine Yamal, con 16 años y 362 días, anda cambiando el destino de una semifinal de la Eurocopa ante la vigente subcampeona del mundo que firmaría el mismísimo Lionel Messi. Nadie tan joven había marcado en un partido de tanta jerarquía ni había tenido tanto peso durante todo un torneo.

El pasado domingo Luis de la Fuente confesaba en las páginas de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA: “No entiendo el trabajo sin sufrimiento. En la vida no hay nada fácil”. Y después de una Eurocopa plácida, tocó sufrir en esta semifinal ante la Francia más rácana que se recuerda. “Si no os gusta como jugamos, cambiar de canal”, advirtió desafiante Deschamps a los periodistas franceses en la previa. Y el partido cumplió las expectativas. Incluso las malas… Mbappé se acostó al lado de Navas, que contó con la ayuda de Rodri y la vigilancia en segunda instancia de Laporte. Debió adelantarse España, pero Fabián remató alto un pase de Lamine que debió entrar. Y lo hizo Francia en la misma jugada en la otra área terminó con gol de Kolo Muani, a pase de Kylian, que cabeceó a la red solo. Tocaba escalar el Everest.

Jaque… a Rabiot

Y entonces apareció un genio de 16 años. Un crío que juega como el mismo desparpajo que si estuviera en el patio del colegio. Corría el minuto 20 cuando recibió la pelota y se encontró delante a Rabiot. El tipo que le retó en la sala de prensa el día antes: “Si Lamine quiere jugar la final con España, va a tener que hacer mucho más de lo que ha hecho hasta ahora”. El ‘Niño’ enfilaba la banda cuando reconoció a Rabiot y cambió de idea, giró hacia adentro, se fue a por él y se lo sacó de encima en una baldosa. El resto es HISTORIA. Un zurdazo desde 25 metros a 102 kilómetros por hora que cogió rosca y cacheteó el palo antes de besar la red. “Muévete en silencio, solo habla cuando sea momento de decir jaque mate”, había respondido en las redes Lamine a Rabiot. Jaque mate. Un gol digno de Messi.

El gol disparó la adrenalina española y el viento roló. España se reconoció con el balón en los pies y Navas comenzó a pisar área. Hasta que uno de sus centros fue mal despejado y Dani Olmo lo cazó en una maniobra circense, para terminar sacando un disparo que ya olía a gol cuando Koundé lo empujó a su red. España, que había pasado doce minutos abajo en el marcador, tardó solo cuatro en darle la vuelta al marcador. Mbappé se quitó la máscara y Francia la careta. Marcó por primera vez en jugada en esta Eurocopa, pero España le hizo más daño en cuatro minutos que el resto de rivales en cinco partidos. La kryptonita gala no funcionaba con España. El escenario era otro y a Francia no le llegaba con el tractor de Deschamps.

A Berlín, con Lamine

Los de De la Fuente, que juegan como los ángeles y defienden como espartanos, se ordenaron atrás y cuidaron la pelota con celo. No hay un equipo en este torneo que haya acariciado más y mejor el balón, ni ninguno que haya derramado más sudor y hecho más kilómetros. Francia se conjuró a un chispazo de Kylian o de Dembelé, quien puso en apuros a un Unai Simón que resolvió una jugada con reflejos. Empujaba Francia y De la Fuente esperaba. Vivian sustituyó a un Navas exhausto, empujando a Nacho al lateral y quedando del Athletic con Laporte. Deschamps afiló su once con Griezmann, Camavinga y Barcola. Con 25 minutos por delante, Francia metía más riñones que neuronas y De la Fuente metía acero en el campo con los Mikel, Merino y Oyarzabal. El mediocantro por Olmo y el atacante por Morata. Lamine y Nico se quedaban en el campo, esperando rentabilizar los espacios en alguna estampida. Pudo marcar el segundo en otra diagonal en la que la rosca se le fue por poco, vio una amarilla de veterano, sabiendo que llegará limpio a la final, y se fue ovacionado al ser sustituido en el descuento.

Lamine cumplirá el sábado 17 años. Y lo hará en Berlín. Lo hará allí porque cuando llegó a Berlín el día del primer partido, ante Croacia, le dijo a sus compañeros: «Quiero celebrar mi cumpleaños aquí». No se lo pidió al vestuario, ni lo comentó como una anécdota. Estaba informando sobre lo que iba a hacer. Y él mismo se ha encargado de ello. Un gol y tres asistencias después, aquel niño del que Modric dijo «es increíble, podría ser mi hijo», llega a la final como la mayor estrella de la Eurocopa. ¡A Berlín, con Lamine!