Estados Unidos está desplegando en Ucrania detectores de radiación, capaces de identificar la huella dactilar de un arma nuclear y de establecer claramente su origen. Sería un aviso a Rusia ante una posible escalada de la guerra.
En la carrera por el premio a la noticia menos tranquilizadora del año: recientemente supimos que expertos del gobierno estadounidense están trabajando en Ucrania para instalar una red de detectores de radiación capaces de identificar la huella dactilar de un arma nuclear.
En teoría, la red también podría detectar lo que la jerga llama una ‘bomba sucia’, o ‘bomba radiológica’, es decir, una bomba convencional, pero rodeada de materiales radiactivos destinados a ser esparcidos en polvo durante la explosión.
El miedo a que Rusia utilice un arma nuclear ha estado en el fondo de muchos pensamientos desde la invasión de Ucrania en febrero de 2022.
Advertencia a Rusia
Aunque pocos expertos se toman en serio el escenario, parece que algunos prefieren tomar todas sus precauciones: la existencia de estos preparativos fue mencionada en Washington en marzo, durante una audiencia pública de la Cámara de Representantes, y confirmado el 26 de abril por la Administración Nacional de Seguridad Nuclear, una agencia del Departamento de Energía.
Se trata de un equipo de expertos de esta agencia, que no son militares, denominado Equipo de Apoyo a Emergencias Nucleares, que está trabajando en Ucrania en el despliegue de estos detectores y en la formación del personal local.
Analizando esta noticia, el New York Times escribió el 28 de abril que el mero hecho de que esta información se haga pública podría ser una forma de hacerle saber al gobierno ruso que no podría detonar tal arma y atribuir responsabilidad a Ucrania.
Nuevos temores en Europa
Esto se debe al hecho de que el otoño pasado el gobierno ruso afirmó, sin proporcionar nunca pruebas, que Ucrania planeaba detonar una «bomba sucia».
Una declaración que había despertado nuevos temores en Europa de que pudiera ser un pretexto para llevar el conflicto a un nivel aún más grave. Incluso el gobierno chino, que hasta ahora se había abstenido de criticar a Rusia, intervino en noviembre al calificar de «irresponsables» las amenazas de uso nuclear.
Pero el miedo a las radiaciones se extiende también a la central nuclear de Chernobyl, escenario de un catastrófico accidente en 1986.
Ya no está en funcionamiento, pero la mera presencia en las inmediaciones de las tropas rusas que removieron el suelo había bastado el año pasado para levantar el nivel de radiación en el aire.
Centrales nucleares
Y el miedo se extiende sobre todo a la central de Zaporijia, también en territorio ocupado, y que alberga seis reactores.
Edwin Lyman, experto en energía nuclear de la Unión de Científicos Preocupados, una organización sin fines de lucro que utiliza la ciencia para solucionar problemas globales, habló del peor de los casos a fines de abril.
Indicó que el ejército ruso, si fuera obligado a evacuar la región, podría optar por tomar represalias lanzando un misil contra un reactor o un vertedero de desechos radiactivos.
Es también con ese escenario en mente que el equipo de expertos estadounidenses podría estar desplegando su red de detectores en el país.