«Bombazo», dijo el diario La Nación. «Escándalo», explotó el influyente portal Infobae. «Final anunciado«, aseguró por su parte Olé. La decisión del PSG de suspender a Leo Messi por su viaje a Arabia Saudita sacudió por otras razones la agitada vida de los argentinos. Nada menos que Messi, el jugador intachable, ganador de todo, menos en París, expuesto a lo que en Buenos Aires sonó a linchamiento que trajo a la memoria otros recuerdos. En abril de 1991, el Nápoles sancionó duramente a Diego Maradona por un consumo de cocaína que todos conocían en la institución y la misma ciudad. La ejemplaridad llegó en un momento extraño e invitó a las sospechas, del mismo modo en que el castigo que cae sobre la casaca 30 del mejor jugador del mundo suscita, 32 años después, un sinfín de suspicacias en su país natal. No se trata en este caso de una cuestión relacionada con la droga. Sin embargo, esta deriva impensada en la carrera de Messi parece algo más que una penalidad ante una acción presuntamente fuera de lugar, como haber viajado sin el aval de las autoridades de su club.
La sensación compartida en Buenos Aires por muchos comentaristas deportivos es que ha sucedido algo todavía no explicitado que precipitó una ruptura materializada en la sanción. «¿Qué pasó de aquel anuncio extraoficial de las dos partes apenas terminado el Mundial de Qatar, de que había principio de acuerdo, a este martes 2 de mayo?», se ha preguntado Olé sobre las dos semanas sin partidos y sin salarios de una figura que ha sido esquivo a los escándalos deportivos. «Lo que sucedió es que en diciembre del 2022 estaba todo encaminado, pero no hubo acuerdo económico total ni tampoco proyecto deportivo seductor de PSG para Messi, que pretendía una mejor conformación de plantel para ir por el sueño de la Champions. Hubo reunión de Luis Campos, manager del PSG, con Jorge, el papá de Leo. Todo respetuoso, pero sin cerrar la continuidad por un año más. Y mientras tanto, empezaron a pegar fuerte los malos resultados».
🔮🇦🇷⚽️ Sin el PSG en el horizonte, hay tres clubes que ya se anotan para tener a Leo Messi en la temporada 2023-24. Y el Barcelona sueña… https://t.co/g0ALn0E8fV
— Diario Olé (@DiarioOle) 2 de mayo de 2023
Opiniones cambiantes
Messi fue alguna vez objeto de sospecha en su propia tierra. Algunos formadores de opinión no podían comprender cómo un jugador de rendimiento exponencial en Barcelona era incapaz de reproducir sus hazañas con el seleccionado argentino. Se llegó a criticarlo por no cantar las estrofas del himno nacional antes de los partidos. De aquellos resquemores no quedó nada a partir de la consagración argentina en la Copa América de 2021. Luego vino el Mundial, y más que la absoluta unanimidad, el endiosamiento del rosarino. Ni siquiera el vínculo con los sauditas, de escasos pergaminos en cuestión de derechos humanos, fue nunca mencionado críticamente en Buenos Aires.
El papel de los impugnadores, con razones que hacen recordar a los argentinos intransigentes, lo asumieron desde hace dos años algunos medios franceses y una facción de la hinchada del PSG. La poca empatía entre Messi y la «barra brava» del equipo parisino llamo la atención a la prensa argentina. Ni siquiera sus goles y asistencias a Mbappé lograron recomponer una relación que parece completamente rota. En ese contexto de animadversión, y ante la falta de acuerdos económicos, Messi, se señala en Buenos Aires, meditó seriamente abandonar París, aunque nunca habló sobre su futuro. Sin embargo, remarcó Olé, «había más olor a partida que a continuidad«. Las derrotas del PSG y el viaje familiar hicieron el resto.
Severidad e indulgencias
Algo huele mal en París, intuye La Nación y compara la severidad con la que se encaró el caso Messi y antiguas indulgencias del club catarí frente a la actitud de otra estrella. «PSG no tuvo con Messi la condescendencia ni la flexibilidad que sí mostró en más de una ocasión con Neymar, cuyos viajes relámpagos a Brasil por los carnavales o cumpleaños familiares alargaban sus estadías. Esta reacción del club solo debería interpretarse en clave futbolística, con el fastidio fresco por la pobrísima imagen del equipo en la derrota del domingo ante Lorient por 3-1″. La partida del astro, añadió, «no sería considerada una gran pérdida para sus hinchas, que han decidido ignorarlo, ni para sus dirigentes, que no verían con malos ojos el sueldo que se ahorraría el club». La publicación consignó que Messi «ya tendría un acuerdo económico por dos años» con Barcelona, «pero el principal obstáculo es que el club catalán todavía está muy lejos de cumplir con el Fair Play financiero» que establece La Liga para poder inscribirlo. Más allá de las especulaciones, nadie esperaba ver al capitán del seleccionado envuelto en una situación semejante.