El cierre de listas de Córdoba dejó una impactante sorpresa: el expresidente del PRO, Javier Pretto, se pasó al peronismo y fue oficializado como compañero de fórmula de Daniel Passerini por Hacemos Unidos por Córdoba.
«Soy un apasionado por la política, Martín Llaryora me convocó porque no podía creer que alguien con tanta experiencia desde la gestión y habiendo fundado un partido, fuera prescindible. Me hizo entender que tenía un espacio donde podía poner en práctica lo que sé hacer. Fue muy duro para mí tomar esa decisión», indicó el ex intendente de La Carlota.
Y explicó los motivos que lo llevaron a cambiar de color político tras su paso por Juntos por el Cambio: «Fue un camino difícil, por los afectos que uno va construyendo. Empezamos con éxito al principio, con dos diputados y después empezaron los problemas de crecimiento, donde se gestionaba a la gente nueva, dejando atrás a los que ya veníamos de la política, como si los nuevos tuvieran todo claro», expresó.
«En 2019 empezamos con la posibilidad de renovar las bancas y yo era candidato a ser reelecto. Unas dos horas antes, se me baja telefónicamente de la candidatura desde Buenos Aires, porque así es como se manejan estos partidos nuevos que no respetan el federalismo que tanto se pregona», manifestó.
«Aceptamos porque entendimos que es el partido del presidente de aquel momento y entendí que había que ‘tragar algunos sapos’. Acepté incluso un pedido de renuncia a la presidencia del partido, para que termine quedando gente inexperta», agregó.
Pretto declaró que entendió con mucho dolor que su ciclo en el partido había terminado y que no esperaba que terminara así: «Fui excluido otra vez tras un debate estéril, donde no pude transmitir mi visión de una lista de unidad y los resultados electorales hablaron de ese fracaso», dijo.
Y apuntó directamente a los rumores de que busca un cargo en la política: «Hace cuatro años trabajo en la actividad privada, donde siempre trabajé, a la vez que en el partido político, contribuyendo al beneficio del equipo sin un cargo público. Son chicanas baratas», sostuvo.
Y comparó la gestión de Luis Juez y de Martín Llaryora: «Acá se enfrentan dos modelos: el de los que tuvieron la oportunidad de cambiar las cosas y no lo hicieron en una época cuando la Argentina crecía 7% por mes y una gestión que incorpora distintas procedencias políticas, en un período dificilísimo, con pandemia y PBI negativo y que en tres años y medio transformó la ciudad con obras, aún con críticas que yo mismo he hecho sobre las prioridades».
«Tomé la decisión de integrar un espacio donde se me valora, me admiten la crítica, pero aceptan los errores para corregirlos juntos. Si no fuera así, siempre tengo la oportunidad de volver a mi actividad privada, que me encanta, aun si tengo que volver a esta edad que no siempre es lo mejor. Nací en Unión por Córdoba, me tentó la propuesta de Macri y Monzó, agoté mis capacidades pero también mi tolerancia y vuelvo al origen, donde me valoran y me reconocen. Estoy muy tranquilo con mi consciencia porque, donde estuve, entregué todo», concluyó.