J.A.S. comenzó a sentirse mal este martes por la tarde y sus familiares decidieron llevarlo a un hospital de la ciudad de Córdoba. El paciente presentaba síntomas de sobredosis. Los estudios clínicos revelaron luego que se trataba de una mula: los médicos descubrieron que el hombre tenía en su interior 10 cápsulas con clorhidrato de cocaína, según informaron fuentes policiales a Infobae.
El hallazgo se produjo en el Hospital Tránsito Cáceres de Allende, ubicado en el barrio General Pueyrredón, al noreste de la capital cordobesa. El paciente, de 34 años, fue ingresado alrededor de las 19 del martes. El personal de salud lo examinó, lo sometió a los análisis de rigor y constató la presencia de las cápsulas: cada una tenía el tamaño de un dedo meñique. Como consecuencia, se le administraron laxantes con el objetivo de que las expulsara de manera natural.
Ante la gravedad del caso, desde el hospital alertaron a las autoridades policiales, que solicitaron la colaboración de la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA), un cuerpo especializado que forma parte del Sistema Provincial de Seguridad Pública y opera bajo la órbita del Ministerio Público Fiscal. La FPA manifestó que intervendría en el caso una vez que se asegurara la custodia de la sustancia incautada.
Los agentes entrevistaron este miércoles al mediodía a una médica del hospital y al sargento que acudió en respuesta al llamado al 911, con el fin de obtener más detalles sobre el estado de salud de J.A.S. y las circunstancias de su ingreso. De acuerdo con las fuentes, los familiares del paciente no aportaron más datos al respecto. El caso es ahora investigado por la Justicia.
Las organizaciones vinculadas al narcotráfico utilizan desde hace años esta metodología para transportar estupefacientes sin ser descubiertos. Por los costos que demanda y porque, en caso de que la persona que mueva la droga fuera detectada, no interrumpe su funcionamiento, dado que no tiene conocimiento de su accionar. Son pocos casos en los que la mula puede brindar información para desmantelar una de estas bandas.
A principios del mes pasado, una de estas organizaciones narcocriminales cayó tras varios allanamientos llevados a cabo por la Policía Federal Argentina (PFA) y que resultaron en la detención de nueve sospechosos. La misma estaba dividida en dos células que enviaban cocaína a Europa y Asia utilizando mulas.
Esa causa, encabezada por el Juzgado Nacional en lo Penal Económico Nº8, a cargo de Gustavo Darío Meirovich, comenzó con la detención de dos personas en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, que llevaban dos kilos de cocaína distribuidos en 110 cápsulas y estaban a punto de abordar un vuelo con destino a París. En la investigación se determinó que ambos habían sido preparados en un departamento de alquiler temporario en la Ciudad de Buenos Aires.
El 20 de julio pasado fue detenido un tercer hombre, que logró evadir los controles aeroportuarios y viajó a Francia con cocaína, pero fue arrestado a su regreso a Argentina. Después se supo que era parte de la misma estructura narco.
La PFA identificó a los diferentes miembros de la banda y su modus operandi, que consistía en reclutar jóvenes de bajos recursos de la provincia de Córdoba y luego trasladarlos a CABA, donde se alojaban en hoteles y se gestionaba su viaje a Europa. Los detectives señalaron a un captador, a un gestor y a un encapsulador. Dos de ellos residían en la capital cordobesa y los otros dos en la localidad de Dean Funes.
Cuando el juzgado se preparaba para ordenar los allanamientos y las detenciones, se detectó que dos sospechosos habían viajado a Salta para buscar un vehículo y llevarlo a La Quiaca, en Jujuy. Ese viaje no era casual: las tareas de inteligencia revelaron que el modo de financiar las operaciones narco era justamente alquilando vehículos 4×4 en Salta y vendiéndolos de manera irregular en la frontera con Bolivia.
A esos dos acusados los capturaron cuando regresaban a Córdoba en un micro de pasajeros. Simultáneamente, se realizaron los allanamientos en los que fueron detenidos los restantes involucrados.