Aquellos que sueñan con una final de Champions League entre Julián Ãlvarez y Lautaro MartÃnez encontraron este miércoles un motivo extra para la ilusión: Inter se impuso 2-0 ante Milan en la ida de las semifinales y puso un pie y medio en la final del 10 de junio en el estadio OlÃmpico Atatürk, en Estambul.
Se sabÃa que la segunda semifinal de la Champions, esa que disputan Milan e Inter, iba a ser más próxima a los ojos del espectador promedio argentino. Si Real Madrid–Manchester City era un duelo de élite lejano a lo que se ve en estas tierras en el dÃa a dÃa, el clásico entre los italianos serÃa más parecido a lo que se contempla aquà domingo a domingo. Y la sensación no falló, claro.
Nuestro fútbol y el italiano se parecen desde hace mucho, más allá de que en estas pampas se valora más la destreza individual. Pero tanto en nuestra liga como en el Calcio se mete, se acortan espacios, se envÃan muchas pelotas largas, se busca estar bien plantado, se arriesga menos que la media. En las apuestas deportivas, el empate sin goles entre Milan e Inter era la alternativa que manos pagaba. Una secuencia ocurrida en el minuto 4 del primer tiempo parecÃa marcar el rumbo del juego: la pelota se fue afuera, al lateral, en tres oportunidades en menos de 60 segundos.
Pero acá y allá y en el mundo, algunos partidos se abren con una falla o con una pelota parada. Y esa combinación de acierto y error le permitió a Inter encontrar una ventaja en el amanecer del encuentro. Un córner de Hakan Calhanoglu cayó en el punto de penal y Edin Dzeko la impactó de aire y de zurda ante la pésima marca de Davide Calabria. La bomba de bosnio se metió en el ángulo. Iban apenas 7 minutos.
El gol tomó por sorpresa a todos. Lo lógico hubiese sido el empate sin goles hasta bien tarde en la serie y el Inter golpeaba temprano. Y esos instantes de desconcierto fueron aprovechados por los que hicieron de visitante: el zurdo Dimarco mandó un centro atrás, Lautaro MartÃnez la dejó pasar, Henrikh Mkhitaryan se metió en soledad por el centro y definió para el 2-0. Nadie entendÃa nada, ni siquiera los jugadores de Inter. Se reÃa Javier Zanetti en la tribuna. Iban solo 10 minutos y la ventaja era enorme. Pudo ser más grande, incluso, pero el palo le dijo no a un buen derechazo de Calhanoglu.
Luego del cuarto de hora de gracia de Inter y del descontrol de Milan, el partido fue el partido que se esperaba. Los comandados por Stéfano Pioli manejaron más le pelota, pero Inter se defendió bien con sus tres centrales italianos, los temperamentales Matteo Darmian, Francesco Acerbi y Alessandro Bastoni.
Tuvo su chance Lautaro MartÃnez, de buen rendimiento y mucho desgaste. Pero el Toro decidió tirarse tras pasar entre medio de los centrales rivales. El árbitro Jesús Gil Manzano sancionó penal y desde el VAR lo anularon. Habrá que preguntarle al bahiense porqué decidió tirarse cuando ya estaba cara a cara con el arquero Mike Maignan.
No tuvo con qué igualar Milan en el complemento. Los hinchas trataron de motivar al ritmo de ÂMuchachosÂ, esa canción argentina con el ritmo de La Mosca que cautivó al planeta. No fue suficiente. La ausencia del portugués Rafael Leão se sintió tal como se esperaba. No encontró herramientas para inquietar el local y el francés Giroud no pudo rematar ni una vez al arco. El más activo de los perdedores fue el mediocampista Sandro Tonali, que tuvo un despliegue monumental y que estrelló un derechazo en el palo de Onana. Fue la más clara de Milan, que manejó el balón en un 57 por ciento del tiempo. Pero que remató poco y nada al arco.
Inter siguió con su libreto: defender agrupado y mandar bochazos largos para los atacantes. La idea se pronunció con la inclusión de Romelu Lukaku. Ya sobre el final, JoaquÃn Correa reemplazó a un agotado Lautaro MartÃnez.
Asà ganó Inter: pegando en el inicio y defendiendo. Por eso tiene un pie y medio en TurquÃa.
Fuente: ClarÃn
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