ÂEn un paÃs donde la gran mayorÃa de los niños son pobres y no saben leer, escribir ni realizar una operación matemática básica, el mito de la universidad gratuita se convierte en un subsidio de los pobres hacia los ricos, cuyos hijos son los únicos que llegan a la universidad con los recursos, la cultura y el tiempo común para poder estudiarÂ, sostuvo Javier Milei el sábado al presentar el nuevo nombre del ahora ex CCK, que pasó a llamarse Centro Cultural Palacio Libertad Domingo Faustino Sarmiento, según un nuevo decreto presidencial.
Sin embargo, los datos contrarÃan los dichos de Milei. Las estadÃsticas muestran que casi la mitad de los alumnos en universidades públicas está por debajo de la lÃnea de pobreza.
Según el análisis realizado por Leopoldo Tornarolli, economista del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata, el 42,6% de los estudiantes universitarios en el sistema público es pobre. Este cálculo es en base a los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y corresponde al semestre que va de octubre de 2023 a marzo 2024, el último completo con microdatos, ya que los publicados por el INDEC llegan hasta el primer trimestre de este año.
El número de estudiantes universitarios del sistema público que están debajo de la lÃnea de pobreza vino aumentado en forma sostenida durante los últimos años. De acuerdo a los datos elaborados por Tornarolli, a principios de 2016, eran el 23,2%. Desde entonces, ese porcentaje no dejó de subir, con solo breves perÃodos de amesetamiento o baja.
Para Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de Fundar, una ONG especializada en polÃticas públicas, Âsi bien es cierto que los sectores medios van más a la universidad que los más bajos -y esto es asà en todo el mundo-, no es que los sectores bajos no vanÂ. Y destacó que Âla educación superior se ha ido democratizando en Argentina. En 2003, el 31,6% de los estudiantes de nivel superior de instituciones públicas venÃa de los quintiles 1 y 2 (40% más pobre). Hoy esa cifra es 10 puntos más alta (42,1%). La universidad pública fue clave en ese procesoÂ.
Primera generación de universitarios
Milei también afirmó el sábado que Âla universidad ha dejado de ser una herramienta de movilidad social para convertirse en un obstáculo para la mismaÂ. Sin embargo, el último Anuario EstadÃstico universitario publicado por la SecretarÃa de PolÃticas Universitarias, que depende del Ministerio de capital Humano, lo contradice.
Infobae analizó el CapÃtulo referido a la Población Estudiantil de Pre-grado y Grado en instituciones de gestión estatal de ese Anuario, con datos de 2022: sobre un total de 56 universidades nacionales, en 41 de ellas, más de la mitad de los nuevos inscritos es primera generación de universitarios.
Las tres universidades con mayor proporción de nuevos inscriptos cuyos padres o madres no fueron a la universidad son del Conurbano bonaerense. En todos los casos están entre las creadas más recientemente, en 2009, durante el gobierno de Cristina Kirchner: la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), cuya sede está en Florencio Varela; la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ); y la Universidad Nacional del Oeste (UNO), ubicada en San Antonio de Padua, partido de Merlo. En esas casas de estudio, 7 de cada 10 alumnos provienen de hogares en los que sus progenitores no accedieron a la universidad.
ÂHay una tendencia creciente del porcentaje de la población argentina graduada en la educación superior o estudiante universitaria. Para decirlo de otra manera, hay cada vez más estudiantes per cápita. Es lo que explica por qué Argentina pasó de tener 2% de su población mayor de 25 años con tÃtulo de educación superior, según el censo de en 1970, al 19% de hoy con estudios superiores completos, incluidos terciarios, pero mayormente universitariosÂ, sostuvo Schteingart.
ÂEl hecho de que haya un alto porcentaje de estudiantes que venga de padres que no son universitarios es la otra cara del mismo fenómeno. La difusión de la educación de los distintos niveles, y particularmente en las últimas décadas en el nivel terciario, es una tendencia a nivel global, no meramente argentina. Incluso en algunos paÃses avanza más rápidoÂ, agregó este sociólogo de Fundar, ex titular de la Unidad Ejecutora Especial Temporaria Argentina Productiva 2030, bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Productivo, durante el gobierno de Alberto Fernández.
No obstante, Schteingart advirtió que esta mayor cantidad de alumnos en el nivel superior va por un carril diferente a la discusión por la calidad educativa. ÂDesde los 70 para acá es muy difÃcil de medir la calidad. ¿Qué ocurrió en el nivel primario? Todo el mundo dice que empeoró, pero si ves la cantidad de gente que llega a la secundaria y a la universidad, eso fue creciendo sistemáticamenteÂ.
Menor desocupación y mejores salarios
Por otro lado, entre los egresados universitarios, según los datos de la Encuesta Permanente de Hogares, la tasa de desocupación es menor y el salario promedio es mayor que el resto de los trabajadores. ÂEsto es asà en todo el mundo. La desocupación para la población en las edades medias de la adultez – entre 30 y 50, cuando se supone que un joven ya no está estudiando- la desocupación en los últimos 20 años nunca superó el 4%. En cambio en los que tienen menor nivel educativo, es más altaÂ, analizó Schteingart.
ÂY los ingresos son crecientes a mayor nivel educativo. El salario por hora de una persona con tÃtulo universitario es 53% más alto que el de una persona que solo terminó la secundaria, según la EPH 2023″, advirtió. ÂLa gente estudia, no meramente por amor al arte, sino porque también maximiza sus posibilidades de inserción laboral, de tener un trabajo y tener un empleo mejor pago y más jerárquicoÂ, agregó este sociólogo.
Analfabetismo
ÂSarmiento tomó un paÃs con una tasa de analfabetismo del 90%, construyó 1.800 escuelas y cuadruplicó la población escolar. Producto de su propuesta educativa y del progreso económico que aquella generación liberal aseguró, algunas décadas después, Argentina se convirtió en el primer pueblo de la historia humana en erradicar el analfabetismoÂ, sostuvo el Presidente en otro tramo de su discurso en el rebautizado Palacio Libertad.
Pero esta aseveración del discurso presidencial también es cuestionada en su veracidad. ÂEso es totalmente falso. Es cierto que en el perÃodo de finales del siglo XIX y, gracias a la inversión pública en educación, se produjo un aumento notable del alfabetismo en Argentina. Pero Argentina corrÃa de atrás. TodavÃa en 1913 -por poner un año del mejor momento del modelo agroexportador, previo a la Primera Guerra Mundial y después con la llegada al radicalismo al poder que, en la mirada histórica de Milei es como el momento de oro- nuestro paÃs tenÃa 35% de analfabetismo. Y paÃses como Estados Unidos, Canadá, Australia, Suecia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Francia tenÃan mucho menos analfabetismo que Argentina. Según las estadÃsticas de historiadores económicos, los paÃses que primero resolvieron el problema del analfabetismo son estos. Argentina tenÃa niveles de alfabetismo parecidos a Europa del sur, España o Italia. En 1913, los años promedio de la escolarización adulta de la población en estos paÃses eran 7 años, mientras que en Argentina eran dos. Esa brecha se fue achicando, pero esos paÃses siguen teniendo más años de escolarización promedio que ArgentinaÂ, advirtió Schteingart.
ÂRecién en 1991, nuestro paÃs llega a tener menos de 5% de analfabetismo, 60 años más tarde que Estados Unidos. A medida que fue bajando ese analfabetismo, se fue avanzando en la tasa de escolarización secundaria y, cada vez más, en la universitaria y terciariaÂ, agregó el experto de Fundar.
Fuente: Infoba – Carga y chequeo: Desiré Santander
Â
Â
Â
Â
Temas relacionados