El pasado lunes, la policía de Salta puso fin a la carrera delictiva de «El Pollino», uno de los delincuentes más buscados en las provincias de Salta y Jujuy. El hombre de 41 años, fue detenido tras una minuciosa investigación llevada a cabo por las fuerzas de seguridad de la Unidad Regional N° 11, que venían siguiéndole la pista luego de un audaz robo a un empleado de una empresa. El hecho ocurrió en la ruta nacional 51, a la altura de Villa San Antonio, donde el grupo delictivo fingió ser un control de Gendarmería para interceptar a su víctima.
El asalto, que terminó con el secuestro del empleado y el robo de aproximadamente 20 millones de pesos, desató una rápida reacción por parte de la policía. La denuncia presentada por la víctima fue clave para iniciar una investigación exhaustiva, que incluyó la revisión de imágenes captadas por cámaras de seguridad en las cercanías del lugar del robo. Estas grabaciones permitieron rastrear los movimientos del grupo y ubicarlo en una colonia cercana a La Merced, a pocos kilómetros de donde ocurrió el robo.
Un operativo que terminó en fuga y captura
El operativo policial se realizó el pasado lunes, cuando las tres unidades del Grupo de Investigaciones de la Unidad Regional N° 11 rodearon la zona donde se escondía. Pese a su intento de huida, corriendo hacia la finca La Cañadita en La Merced, el hombre fue rápidamente aprehendido por el personal de la brigada.
Según informaron fuentes policiales, «El Pollino» vivía en la localidad de La Merced desde hacía varios años, simulando ser un vecino común, mientras salía a «trabajar» a otras provincias, como Jujuy, donde ejecutaba asaltos a mano armada.
Un viejo conocido de la justicia
Pollino no es un nombre nuevo en el mundo delictivo. Anteriormente, había sido condenado por hechos similares en la provincia de Jujuy, donde fue acusado de liderar una banda dedicada a los asaltos armados. Tras cumplir una condena, se instaló en La Merced, en la provincia de Salta, desde donde continuó con su carrera delictiva, esta vez operando en conjunto con una banda que se desplazaba entre distintas provincias para llevar a cabo sus golpes.
Uno de los modus operandi más recurrentes de la banda era simular controles policiales o de fuerzas de seguridad, como el falso control de Gendarmería que utilizaron para ejecutar el robo a la empresa Amin. Según detallaron fuentes cercanas a la investigación, los delincuentes vestían uniformes similares a los de la fuerza, lo que les permitía generar confianza y hacer que las víctimas se detuvieran sin sospechar que estaban a punto de ser asaltadas.
El fin de una carrera delictiva
La captura significa un golpe importante para el crimen organizado en la región del norte argentino. Las autoridades habían intensificado su búsqueda luego del aumento de casos de asaltos a mano armada en rutas estratégicas de Salta y Jujuy, donde las bandas interceptaban a empleados de empresas de transporte o de valores, así como a particulares que trasladaban grandes sumas de dinero.
En el caso particular de Pollino, su historial delictivo y su capacidad para moverse con agilidad entre provincias lo convirtieron en un blanco prioritario para las fuerzas de seguridad. La policía había seguido sus movimientos durante varias semanas, hasta lograr ubicar su escondite en La Merced, un tranquilo pueblo donde había logrado pasar desapercibido ante los vecinos, quienes no sospechaban de su actividad ilícita.
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