En los últimos meses los reclamos docentes se han visto marcados por los grupos denominados «auto-convocados», quienes utilizan la presión y el apriete como método de protesta, en las escuelas o con manifestaciones, en muchos casos infundadas ya que se suben a hechos de carácter nacional pero que nada tienen que ver con La Pampa.

Las últimas semanas se tocó un tema que, luego de la pandemia, cruza a toda la sociedad y no solo a las escuelas, la escalada de conflictividad que, en muchos casos y sobre todo en las grande ciudades, termina con hechos de violencia.

Sin desestimar la posibilidad de reclamo, aún cuando no se tiene representatividad, porque el derecho a reclamar es justo; se ha escuchado a «los voceros» de esos grupos con mensajes que demuestran una clara intencionalidad política, aprovechando una situación en beneficio de un sector.

La pregunta es si dejando a los chicos sin clases se soluciona la conflictividad, la respuesta es clara, NO, por ende una vez más el foco de la sociedad estará puesto en el accionar de grupos mezquinos que, con objetivos que lejos están de pensar en una educación de calidad, buscan «arrimar agua para sus molinos».