Este sábado, familiares, compañeros de trabajo y amigos de Claudio Olgado y Ezequiel Iriarte, los dos operarios que murieron por los gases tóxicos en una boca de registro del sistema cloacal de Santa Rosa, encabezaron una marcha por el centro de la ciudad. “Queremos justicia. Esto no puede quedar así: hay responsables”, dijo Diego Olgado, el padre de Claudio. “Mi marido dejó un nene de 2 años”, contó, en tanto, Cecilia, la esposa de Ezequiel.
A su vez, uno de los amigos de los fallecidos, Rodrigo Silva, dijo que las condiciones de trabajo eran sumamente precarias en la empresa Vial A. “Los mandaron a morir… Hace un año que vengo arriesgando la vida abajo y tengo videos de la cámara donde falleció mi compañero. Claudio y Ezequiel fueron a hacer un trabajo para el que no estaban capacitados. Ese día no estuve ahí, no sé si soy la persona adecuada, pero tengo 23 cámaras hechas”, contó a la prensa.
“Nunca me dieron un piloto, una mascarilla, un barbijo, ningún elemento de seguridad. Hacían millones y millones a costilla de nosotros…”, dijo.
– ¿Seguís en Vial A?
-Ahora no, estuve un año hasta lo que le pasó a los pibes. No estoy capacitado ni nada, pero como todos teníamos hambre nos metíamos a hacer un trabajo insalubre.
– ¿Qué pasó ese día?
– Mis dos compañeros llegaron tarde el martes y el jefe, como castigo, los mandó a reventar un tapón de yeso que estaba a tres cuadras del hospital, con una escalera de aluminio, una carretilla, un casco, una maza y un cortafierro. Y ustedes vieron cómo esos tipos que fueron a medir la toxicidad de la cámara (NdeR: por los profesionales de la Agencia de Investigación Científica) ni siquiera se metieron: mandaron un palito para saber si la gente se podía morir o no. Sabiendo que el lunes estuve más de dos horas revocando en esa misma cámara… Gracias a Dios estoy vivo…
– ¿Qué trabajo tienen que hacer ustedes en las cámaras?
– En vez de cambiar los aros, se dedican a limpiarla, impermeabilizarla, a pegarle una revocada. Juntar la meada de los enfermos, la cagada de los enfermos, los ácidos de los inodoros, forros, lavandina, vaya a saber todo lo que he tocado con la mano…
La tragedia ocurrió cerca de las 13 horas del martes 22, cuando empleados de la empresa Vial A realizaban una obra cloacal en la esquina de Jujuy y Río de la Plata, en el norte de Santa Rosa. Según se ha determinado, no contaban con máscaras de protección y los afectó un gas tóxico conocido como sulfuro de hidrógeno.
Los investigadores, hasta el momento, han determinado que Claudio Olgado, de 24 años de edad, bajó al sistema cloacal y se mareó por los gases tóxicos. Su compañero Ezequiel Iriarte, de 27 años, intentó rescatarlo, pero también fue afectado por esos gases.
Para el rescate de ambos, fueron convocados los bomberos. Ambos trabajadores fueron internados en el Hospital Favaloro. Esa misma tarde se confirmó la muerte del joven de 24 y un día después la de su compañero de 27.
Uno de los bomberos, de 36 años, fue hospitalizado: al bajar a la boca de tormenta, accidentalmente, se le desplazó la mascarilla y aspiró gases tóxicos. Había sido dado de alta, pero se descompensó y volvió a ser internado.
La autopsia a la primera víctima fatal arrojó que murió por “anoxia cerebral, insuficiencia respiratoria y asfixia por inhalación de sulfuro de hidrógeno”. Lo mismo para la segunda víctima fatal.
Ayer, técnicos, policías y fiscales realizaron tareas con reactivos para medir el grado de toxicidad de la boca de registro de la esquina de Jujuy y Río de la Plata. En las mediciones dio positivo la muestra para ácido sulfúrico. En tanto, no encontraron rastros ni de cianuro ni de amoníaco.