La ley 27.710, que reconoce a la Lengua de Señas Argentina (LSA) como “natural y originaria” y señala que conforma un “legado histórico inmaterial, como parte de la identidad lingüística y la herencia cultural de las personas sordas” en todo el territorio, fue publicada este miércoles en el Boletín Oficial, lo que fue celebrado por diferentes organizaciones.
“La aprobación significa mucho para nosotros ya que es una lucha que viene desde hace años. Empezó con José Antonio Terry, quien creó la Primera Asociación de Sordos en Latinoamericana denominada ASAM (Asociación de Sordomudos de Ayuda Mutua) a la que definía como ‘un lugar donde los sordos puedan señar tranquilos y cómodos”, dijo a Télam Claudio Bitti, presidente actual de ASAM.
“Esa frase, que en aquella época era algo ‘raro’, ahora es nuestra idioma, nuestra lengua. Recorrimos un trayecto muy largo para poder demostrar que nuestra lengua es un idioma y que con eso tenemos derechos e identidad”, agregó.
Por su parte, Daniela Gómez Dos Santos, integrante de la Redi (Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad) señaló que durante años muchas organizaciones elaboraron proyectos que nunca prosperaron por el enfoque biomédico. “Ahora hay una nueva mirada sobre las personas sordas que es respetuosa de nuestra lengua, nuestra cultura y nuestra identidad”, dijo.
La normativa define a la LSA como “aquella que se transmite en la modalidad visoespacial” con “una estructura gramatical completa, compleja y distinta del castellano”.
“Se trata de una lengua y no de un lenguaje porque, como marca la ley, tiene una gramática y forma propia que es muy distinta a la oralidad, que es visual y gestual, que incorpora a todo el cuerpo y al espacio. Esto hace también valorar al intérprete como una persona profesional y le da a la lengua un estatus que nos permite autonomía”, sostuvo Daniela.
“Si vamos al médico, primero tienen que aceptar que entres acompañada; y no es lo mismo que vaya un intérprete que tu pareja o un amigo oyente; porque cuando vas con algún familiar lo que sucede es que te infantilizan, le hablan directamente a la otra persona”, detalló.
“El intérprete, en cambio, tiene un rol más neutro; es un mediador lingüístico y la que toma las decisiones, o a la que se le hace las consultas es a mi; porque el paciente soy yo, no mi acompañante”, añadió.
La ley también insta al Poder Ejecutivo nacional a “fomentar e impulsar” el acceso y uso de la LSA para garantizar que las personas sordas, o quienes elijan esa vía de comunicación, puedan tener una accesibilidad efectiva y plena a la vida social y se puedan equiparar oportunidades tendientes a impulsar y fortalecer su independencia, y autonomía personal y toma de decisiones, entre otros objetivos.
Claudio marcó que la sanción de la ley es un comienzo. “Obviamente va a ser un largo camino que recorrer; tenemos que trabajar en reglamentaciones, cómo se va a implementar; necesitamos intérpretes en cada ámbito como en el médico-sanitario, en la policía, los bomberos, así como también trabajar para la educación”, dijo. “Para los niños sordos es fundamental tener comunicación en casa, por lo tanto vamos a tratar de implementar que con padres oyentes se comuniquen en Lengua de Señas ya que es la lengua materna de los niños sordos”.
Finalmente, Daniela también enfatizó la importancia de que “niñas y niños sordos tengan la posibilidad de crecer con su lengua natural, que les es cómoda, para poder acceder al conocimiento, a la información y sus derechos; esto les dará una nueva forma de vida”.