El verticalismo a ultranza parece tener los días contados en el peronismo pampeano. Por lo menos eso prometió ayer el gobernador y presidente del PJ, Sergio Ziliotto. “Creo que comienza una etapa de mayor horizontalidad en el PJ de la provincia de La Pampa. Muchas veces se ha planteado que el peronismo necesitaba un adelanto doctrinario, una actualización doctrinaria, y bueno, creo que hoy, leyendo cuáles son las necesidades de la gente, la evolución del mundo y la evolución de los distintos partidos políticos, hoy aggiornarse a la demanda de la sociedad es darle mayor horizontalidad a nuestros dirigentes”, dijo.
Es decir, “el dedo” de históricos como Carlos Verna y Rubén Marín -y hasta del propio Ziliotto- tendría los días contados. También, si se sigue esa lógica, el “dedo” de los caudillos de cada pueblo.
Los resultados de la última elección -más la de la legislativa 2021- parece haber convencido a los mandamás de partido de la necesidad de un cambio en los modos de hacer política.
La definición -que ya había sido incluso anticipada por Carlos Verna, cuando habló de parar la pelota y de darle espacio a nuevos dirigentes, de cara a 2027- fue festejada por los que recorren los territorios y mirada con mucha desconfianza por los que esperan en cada elección un “dedo” salvador.
“Tenemos que empezar a transitar -dijo Ziliotto- un camino de un nuevo peronismo. Hoy creo que hay una generación de dirigentes que tiene que empezar a pensar en hacerse cargo del peronismo, de seguir gobernando la provincia de La Pampa y que, así como cada uno hemos contribuido de que haya 44 años de peronismo, haya muchos más años de peronismo en la provincia”.
También fue una lección lo que ocurrió en las localidades donde el peronismo perdió. Con particularidades en cada una de ellas, en la mayoría las internas se cerraron con “fórceps” y desde la conducción provincial se bajaron listas. Eso incrementó la puja interna y las “traiciones” en ciertos casos que posibilitaron el triunfo de las listas opositoras.