El israelí Nicolás Gil Pereg, que protagonizó uno de los casos policiales más recordados en la historia de Mendoza, falleció este domingo tras descompensarse.
El hombre de 43 años se encontraba en el Hospital El Sauce cumpliendo la pena a prisión perpetua por el doble crimen de su madre y su tía ocurrido en enero de 2019. En ese nosocomio psiquiátrico fue que terminó muriendo.
Según la primera información, Gil Pereg se descompensó y fue asistido por los médicos del lugar. Pese a que le realizaron maniobras de RCP, no pudieron reanimarlo y se constató su deceso.
Si bien todo parece indicar que no fue una muerte violenta, la fiscal de Homicidios Andrea Lazo abrió una investigación de rigor para constatar el hecho. La necropsia será clave en ese aspecto.
En diciembre había sido trasladado al Hospital Central, con un gran operativo, por un problema de insuficiencia venosa, donde fue evaluado por médicos del área vascular periférica. Le habían diagnosticado un avanzado cuadro de várices en sus dos piernas.
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Gil Pereg y el doble crimen de las israelíes en Guaymallén
Phyria Sarouss y y Lily Pereg llegaron a Mendoza el 11 de enero de 2019 para visitar al hijo de Sarussi, Nicolás Gil Pereg -así se hacía llamar-, quien vive en la provincia desde hace diez años aproximadamente.
Al día siguiente se reunieron con el hombre y los tres fueron juntos hasta el lugar donde vivía en condiciones de poca higiene: un predio ubicado frente al cementerio de Guaymallén. Desde ese momento, no fueron vistas nunca más.
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Gil Pereg fue quien radicó la denuncia por el paradero pero rápidamente se convirtió en sospechoso por su extraño modo de vida -vivía como un marginal pero tenía 3 millones de pesos en efectivo dentro de una bolsa de supermercado-, aunque nunca se pudo encontrar pruebas para vincularlo.
La Justicia investigó el caso como una averiguación de paradero hasta el 25 de enero cuando un cotejo con una mancha hallada en su domicilio determinó que era sangre de su tía. Esa misma jornada fue detenido y al día siguiente se encontraron los cuerpos.
Lily Pereg, quien era docente de microbiología en Australia, fue ultimada de tres disparos. En tanto que la madre del acusado fue estrangulada. Ambas fueron empaladas con un hierro de construcción cuando ya estaban sin vida.
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