Los amigos imaginarios son personajes que no tienen un carácter real, sin embargo, sí tienen un aire de realidad y son muy importantes para los niños. Según estadísticas reales, dos de cada tres niños tienen amigos imaginarios entre los cuatro y seis años.

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Qué significan que un niño tenga amigos imaginarios

Según los especialistas, generalmente, los amigos invisibles o imaginarios suelen tener una función lúdica. Aunque, también pueden cumplir una función protectora cuando los niños sienten miedo por algún motivo.

Está claro que la interacción y la existencia de este ser varía en función de cada individuo, logrando desaparecen a medida que los niños tienen una mayor interacción con sus pares.

Otro significado que hace que los niños tengan amigos imaginarios es la soledad. Muchas veces se encuentran allí con la compañía que necesitan.

A lo largo de la historia, desde la psicología se ha investigado con gran interés la creación de amigos imaginarios por parte de los niños. En sus comienzos, se creía que estos amigos imaginarios eran la expresión de algún problema clínico o posible trauma.

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Los niños utilizan a veces a las amistades imaginarias como un refugio seguro para probar sus aptitudes sociales, dinámicas de grupo y estrategias de comunicación. A menudo los ayuda a ver su mundo desde diferentes perspectivas y ganar empatía.

En conclusión, los amigos imaginarios en los niños es algo natural y sumamente positivo, por lo que no debes alarmarte ni preocuparte en el caso de que tu hijo o hija experimente esta situación.

Cuando preocuparse por los amigos imaginarios

Como se dijo, el hecho de que los niños tengan amigos imaginarios es algo normal de su desarrollo, aunque también es cierto que deberá comunicárselo a su pediatra en el caso de vivir las siguientes experiencias:

Usted tiene otras preocupaciones sobre el desarrollo de su hijo, especialmente relacionadas con el habla, patrones de comunicación e interacciones sociales. Los amigos imaginarios nunca se van y están siempre hablando. Los amigos imaginarios están amenazando a su hijo o lo alientan a usar la violencia contra sí mismo u otros. Nota cambios repentinos en las interacciones sociales de su hijo, prácticas de higiene personal, patrones de habla o habilidad de concentración. Hay un historial familiar de enfermedades metales, especialmente en parientes cercanos.